El Arte de Callar
Los que no vivimos en un monasterio o en un lugar apartado del mundo, estamos acostumbrado al ruido. El silencio es un fenómeno anómalo que hay que buscar y cultivar, por encima del rumor del tráfico que nunca cesa en la ciudad o la cacofonía que mana de nuestros espacios de convivencia y fuentes de información o entretenimiento. El silencio, en vez de celebrarlo, nos suele incomodar y, a veces incluso, nos produce confusión y ansiedad.
Así, resulta paradójico pensar que el silencio sea una herramienta poderosa para contar historias. Como saben los seguidores de este blog, las pausas son una estrategia efectiva para llamar la atención de nuestra audiencia cuando damos una presentación; con el silencio, estamos tomando prestada una técnica teatral para crear tensión narrativa, de tal forma que podamos sorprender o emocionar con más facilidad. El silencio nos da más poder como presentadores y, con su efecto hipnótico, logramos seducir a un público expectante.
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