El arte de saber confrontar
Tomado de https://fundaciónsonría.com

El arte de saber confrontar

Manifestar una idea, opinión, o pensamiento suele ser una de los aspectos más arduos de abordar en el mundo de las empresas, incluso, existe una especie de temor generalizado por cuanto en la mayoría de los casos significa poner en riesgo la estabilidad laboral.

Cuántas veces hemos escuchado a alguno de nuestros compañeros, amigos familiares, (hasta nosotros mismos) quejarse por alguna situación particular que se desarrolla al interior de la organización u empresa en la que se desempeñan, y a la que evaden por el simple hecho de no contar con las herramientas suficientes para exponer eso que tanto le molesta.

Lo grave de esta realidad de la que muchos hoy hacen parte, y que gira en torno al significado mismo de la confrontación, desencadena casi que en todos los casos episodios de estrés, frustración, bajo rendimiento, ente otros, por el hecho mismo de no saber cómo se deben generar o propiciar espacios de diálogo con sus superiores, directivos, pares, y viceversa.

 En la actualidad se hace cada vez más necesario que las empresas se hagan a la tarea de buscar mecanismos, herramientas y alternativas para lograr que esa comunicación efectiva entre los miembros de un equipo genere soluciones propositivas y que las mismas impacten de manera positiva a quienes la conforman y que en últimas optimicen sus procesos internos.

Empleados felices generar empresas felices, esto trae consigo una disminución significativa en los costos de operación. Suena fácil, y es bien sabido por muchos, pero ¿realmente sucede en la práctica?

Uno de los aspectos más importantes que he podido identificar a lo largo de mi carrera profesional, inicialmente desempeñándome en el ámbito de la abogacía y recientemente en el mundo del desarrollo humano, es aprender a confrontar a las personas, camino que para nada se me ha hecho fácil por cuanto como a muchos les pasará y se sentirán identificados conmigo, bien sea por razones culturales, o por lo que había escuchado de otros y otras generaciones, siempre había entendido que confrontar no era la opción más idónea a la hora de resolver un diferencia.

Sin embargo, el deseo de crecer profesionalmente y la búsqueda de ser una verdadera líder me ha llevado a la tarea de explorar cuáles son esas competencias de las que no puedo prescindir sí de liderazgo y buenas prácticas empresariales se trata.

Para soportar lo anteriormente dicho a continuación les compartiré los aprendizajes que me dejo lectura del libro “Desarrolle los Líderes que están Alrededor de Usted” de John Maxwell, el cual, por supuesto recomiendo a todas aquellas personas que estén interesadas en potenciar esas habilidades innatas que debe poseer un verdadero líder, y de paso, quieren como yo resignificar lo que se ha entendido por erróneamente por “confrontación”:

1.  Confrontar rápido: en cuanto surja la molestia o la imposibilidad de tener una comunicación óptima es necesario actuar; cuando evitamos confrontar suceden dos cosas. Primero la situación empeora, segundo el individuo automáticamente se priva de la oportunidad de generar aprendizajes. Esperar hasta mañana, la próxima semana, un mes y así sucesivamente trae consigo que en el momento menos propicio la situación explote y ocasione un conflicto innecesario.

2.   Confrontar sólo cuando la persona pueda cambiar: el dicho popular que señala “no se le pueden pedir peras al olmo”, aplica para este caso, si al confrontar a esa persona en particular lo hacemos con el único deseo de que cambie lo inmodificable solo se generará frustración y se romperá la relación líder- individuo.

3.  Separar la acción de la persona: hay que desligar individuo- suceso, o lo que es lo mismo no generalizar. Esto quiere decir que no es lo mismo decirle a una persona que es irresponsable por una situación específica a mencionar que es un irresponsable, hay que procurar apoyar a la persona, animarlos, de esta manera comunicamos que el problema es ajeno a los dos y que se puede atacar, corregir y mejorar como equipo.

4.  Siempre prima el beneficio de la duda: al igual que como lo señala uno de los principios generales del derecho, “la buena fe se presume”, tenemos que partir de la base que la persona dirige su accionar de la mejor manera posible, es fundamental no olvidar que en la mayoría de los casos las personas quieren dar lo mejor de sí mismos. Al internalizar este principio hacemos de la confrontación una alternativa más fácil y asertiva.

5.  No tema en expresar lo que siente: es de vital importancia aprender a manifestar cómo nos sentimos frente a lo sucedido, si siento irrespeto, frustración, injusticia, etc. es nuestro deber comunicar la emoción, claro está de manera objetivo y en los mismos términos sugeridos en el numeral dos precedente. De esta forma la otra persona involucrada puede entender cuáles son las consecuencias de su accionar, y propiciar espacios para generar dialogo y soluciones.

6.  Sea específico: si al confrontar no poseemos los detalles claves que puedan ayudar al otro a que realmente se dé cuenta, no se está haciendo buen uso de la confrontación como herramienta de crecimientos; cabe señalar que no es lo mismo decirle a alguien que estuvo mal en la presentación, por ejemplo, que señalarle que no específico con claridad las estadísticas de las ventas, y el crecimiento de las mismas en el mercado.

7.  Evite las expresiones “Siempre y Nunca”: por su ambigüedad a la hora de manifestar algo, usar siempre y nunca para denotar un comportamiento específico, o una situación puntal frente a lo que no estamos de acuerdo, causa una reacción inmediata por parte del individuo, reitero hay que ser específicos para generar mayor claridad. No es lo mismo frente a una falla por ejemplo, mencionar que siempre o nunca incurre en ella a decir, considero que su comportamiento ha sido reiterativo en variadas ocasiones y ya llevo tres veces señalándole lo mismo.

8.  Sugerir un plan de acción para corregir el problema: sucede en la mayoría de los casos que frente a la detección de un problema y de su involucrado (os), se deja sola a la persona (as) para que solucione lo que no tiene capacidad de resolver, por ende, es bueno identificar que un buen líder colabora con la solución del mismo, y propone un plan de acción para enseñar por medio del ejemplo como se debe actuar en eventos futuros, para el caso particular.

9.  Ratificar al individuo como persona: Nunca está de más resaltar las fortalezas y virtudes del individuo al que se confronta, somos humanos y erramos por naturaleza, comunicar de manera propositiva genera mayores beneficios que el simple hecho de reclamar o llamar la atención.

Frente al contenido del texto, tiene alguna duda, o situación particular en la que haya utilizado la confrontación con una herramienta de crecimiento para su empresa, que haya omitido, y pueda compartir.

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