EL ARTE DEL COMPROMISO SOCIAL
Un gran hombre a quien se le deberá la existencia del Huayra durante toda la década de los 90. Su compromiso político con las comunidades supera el egocentrismo del cine de autor. Más preocupado por generar experiencias audiovisuales que concreten acciones de articulación de movimientos sociales especialmente aquellos organizados como cooperativas, Rafael Antonio Oropeza Díaz, conocido popularmente en los Magallanes de Catia-Caracas como Cochabamba, tenazmente vinculo al Huayra con las cooperativas en momentos en que francamente nadie quería responsabilizarse del mismo.
Padeció de Corea Crónica o de Huntington, enfermedad degenerativa y terminal que lo consumió hasta su muerte ocurrida en 2005, mas eso no le impidió hacerle seguimiento al movimiento cooperativo. Discapacitado físicamente asumió con experiencia, sabiduría y militancia el proceso de transformación cultural que se gestaba en el país se vislumbra a través de sus filmes. Con ojo crítico, utilizo la cámara para facilitar el cuestionamiento de los desaciertos políticos del movimiento. Siendo un especialista en programas audiovisuales, imprimió a sus filmes elementos de Defensa y Seguridad Nacional al registrar intervenciones a manera de entrevistas donde las contradicciones surgían a flote al considerar que las revoluciones se resuelven pactando con las oligarquías y llegando a acuerdos de convivencia con las corporaciones imperialistas. Es aquí que a través de la cámara se puede detectar su pasado como sindicalista comprometido. Su formación y experiencia cooperativista, le permitió entender la temática a través de la cámara y sin tener un guion escrito. Su rol en Huayra abrió caminos a una nueva etapa que lamentablemente lo llevaría a sufrir padecimientos, hambre, miseria, aunado a su enfermedad que se aceleró en Huayra pero que permitió darle un sentido a su experiencia social a través de un proyecto militante colectivo.
“Cochabamba” como lo conocían sus camaradas nació en Caracas, Venezuela, un 7 de septiembre de 1950. Como vecino en la calle Real de Los Magallanes de Catia, entendía lo que es identidad local, estaba orgulloso de no provenir de familia intelectual o ilustrada, de no tener apellido de abolengo, ni tener capital o influencias político partidistas de izquierda. Al contrario, estaba rodeado de proletarios, desempleados, buhoneros, traficantes, alcohólicos, mendigos, discapacitados, es decir, “la Corte de los Milagros” de Víctor Hugo, lo que lo llevo a formarse en el marxismo, el cooperativismo y el socialismo real como única vía válida para un pueblo sin esperanza. Creador de la “La Titirinovela” en Venezolana de Televisión. Proyecto concluido pero abortado por la burocracia partidista por contener elementos liberadores latinoamericanos bajo una óptica marxista lo llevo a conformar la productora cinematográfica “Malanga film” donde se desempeña como camarógrafo, actor y productor de films como “La Venganza” y “Calloga”, todas en S8.
Estas experiencias le abrió nuevas perspectivas en el campo sindical como espacio de lucha de clases. Su militancia en el movimiento político de la Liga socialista le permitió desarrollar el arte de la fotografía, llegándolo a desarrollar la propuesta de la primera cooperativa de Arte y Expresión en Catia, única en Venezuela, donde aplico toda una experiencia de articulación laboral y comunicacional con una innovación única en su género, “Notiexpresión Cooperativa”, el noticiero para las cooperativas (1981). Aquí es donde se vincula al Huayra de Vargas donde se convierte gradualmente en su maestro facilitador a nivel cooperativo. La experiencia fílmica documental de estos noticieros populares le permitió mejorar la técnica con el film “La Puerta” del I Encuentro de Educadores Cooperativos y “Pozo de Rosas” del I Encuentro Regional de Educadores Cooperativos. Igualmente produjo los filmes “Las Minas”, “Acoape, “Déjeme el Hollín Quieto” sobre el Ecocidio en el pueblo de la Puerta del estado Trujillo. Igualmente, su trabajo como operador de Sonido en el documental sobre “El IV Festival de Teatro de las Naciones en 16mm que le permite profesionalizarse en el campo.
En 1983 produce su primer film en 35mm “Cuando un sueño deja de volar”. Todo ese trabajo lo acerco a un activismo intenso en la UTAL “Universidad de los trabajadores de América latina” en 1984, lo que lo vincula como activista sindical a la Confederación General de Trabajadores-CGT-, donde desempeño la función de coordinador Oriente del departamento de Autogestión y Cooperativismo. Desde 1986 entra como miembro fundador del Cine móvil Huayra conjuntamente con dirigentes culturales catiences y disidentes del C.E. Huayra de la USB-Núcleo del litoral, con el fin de impulsar su postrero trabajo: el largometraje en 35mm “MEMORIA DE LAS AGUAS”. A través del mismo se dedica a formar políticamente a los militantes del Cine móvil Huayra facilitando un equipo a toda prueba para trabajos urbanos y rurales de avance tecnológico, ecologista y cinematográfico. Su gran satisfacción fue formar un grupo verdaderamente cooperativista, de conciencia, formado en el diario luchar político pero las luchas desagradables en la Federación de Cine clubes lo desgastaron muchísimo desde 1984 hasta 1997, especialmente en su enfermedad, enfrentando aberraciones y corrupción campante. Mientras los cines clubistas de corazón continuaban en la lucha popular, el sector corrupto se consolidó y hoy en día, ocupan altos puestos en la comunicación alternativa y en el cine llevando otra vez a la clandestinidad el trabajo popular de base.