El Asesor de la Empresa en Desarrollo
He dedicados los últimos meses a asesorar casi exclusivamente a un tipo muy especial de empresa: la empresa familiar en desarrollo. Se trata de empresas que han crecido de forma muy acelerada y que ya hace rato que no pueden calificarse de empresas pequeñas. Sin embargo, su estructura, usualmente liderada por su fundador o por un sucesor familiar, sigue siendo prácticamente la de una pyme.
Usualmente el fundador me cuenta los intentos que ha hecho por llevar a la empresa y a la familia al siguiente nivel de negocios, estructura y estrategia, muchos de los cuales empieza por la contratación de uno o varios consultores. Como se trata de fundadores acostumbrados a la excelencia, tienden a buscar consultores de gran prestigio como los que usan las empresas grandes: consultoras big-four, firmas de abogados de primera, especialistas en fiscalidad internacional, consultores familiares internacionales o asesores financieros de Nueva York. Sin embargo, casi siempre la historia que oigo es la misma: luego de gastar una gran cantidad de dinero los procesos terminaron fracasando.
Habiendo sido CEO de una empresa familiar grande se exactamente por qué ocurre esto. Las grandes familias empresarias usualmente cuentan con una Oficina de Familia dedicada compuesta por varios profesionales en los diversos campos que se encargan de negociar, coordinar, coordinar, limitar y sobre todo implementar las complejas recomendaciones de estos profesionales. Una empresa mediana frecuentemente no logra el mismo nivel de coordinación y posiblemente tampoco lo requiere porque los consejos que necesita deben ser mucho más prácticos
Asesor y no Consultor
Mi primera recomendación para estas familias empresarias es que necesitan un Asesor y no un Consultor. Diferencia semántica dirán algunos, pero realmente no lo es. El Consultor entra y sale, y se va al siguiente trabajo aprovechando que la empresa misma tiene las capacidades para implementar sus recomendaciones sin más. El Asesor, por otra parte, acompaña al empresario en el mediano plazo y se mantiene ahí constantemente para ayudar a implementar sus recomendaciones y ajustarlas a la realidad del negocio y de la familia.
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Integrador y no Especialista
Las empresas en desarrollo no pueden darse el lujo de invertir en tres o cuatro consultores caros que sólo puedan aconsejarlos en ciertas ramas específicas. En su lugar, recomiendo contratar a un asesor que tenga un conocimiento suficiente de varias de las áreas fundamentales para la profesionalización del negocio familiar tales como crecimiento de negocios, estructura y organización, gobierno de negocio, diversificación patrimonial, gobierno de familia y planificación de última instancia.
No Desanimarse
Finalmente, el consejo más importante que puedo dar al patriarca familiar o fundador, o bien a sus sucesores es que, aunque los esfuerzos del pasado no hayan sido satisfactorios, vale la pena continuar intentándolo. Sin duda el crecimiento a largo plazo, y a veces la supervivencia, tanto de la empresa como de la familia estarán en juego.