La Despedida del Héroe

Es un personaje mítico y admirado, reconocido por su infalible "toque de Midas". Sí, es el fundador de la empresa. El que con su tenacidad, esfuerzo y trabajo duro ha logrado crear riqueza para sí y para la sociedad y a cambio se ha ganado el respeto profundo de todos los que lo rodean. En una palabra...el Héroe.

Pero el Héroe también es mortal y quizás a la altura de su sexta década empieza a preguntarse cuál será su legado y en qué manos quedará la empresa que tanto ha querido y por la que tantas veces se ha sacrificado. Igualmente se lo preguntan sus socios, familiares y empleados. Es un momento crítico para la empresa.

Tipos de Héroes

No importa si usted es alguien del círculo cercano o si usted mismo es el héroe, entender cómo se desarrollará el proceso de sucesión es indispensable. En su libro "The Hero's Farewell" el profesor Jeff Sonnenfeld de la Universidad de Yale explica que existen cuatro tipos de despedida dependiendo de la personalidad el fundador: el Embajador, el Gobernador, El Monarca y el General. Los dos primeros logran sucesiones generalmente positivas mientras que los dos segundos usualmente presentan grandes retos.

El Embajador

Los Embajadores con frecuencia logran la sucesión ideal. Dejan su papel de liderazgo de forma planificada, asignando para sí solamente un rol de mentor y de referente de última instancia en temas fundacionales, éticos o familiares. En su papel de mentor, se compromete completamente con el sucesor que ha escogido, otorgando su completa confianza y respaldo y defendiéndolo ante los escépticos que, naturalmente, extrañarán al Héroe y que en el corto plazo lo pueden considerar irremplazable. Los Embajadores de caracterizan por su notable inteligencia emocional y por haber logrado separar su legado personal del de su empresa.

El Gobernador

El Gobernador planea y ejecuta su sucesión de forma muy rápida y, cuando sale de la empresa, sale para no volver. Usualmente el Gobernador ha desarrollado una vigorosa agenda de actividades de vida fuera de su emprendimiento principal y no puede esperar para dedicarse a ellas. Sea la filantropía, la docencia, la pesca, el golf o la vida del campo, estos Héroes posiblemente se han sentido incluso mas cómodos fuera de la empresa que dentro, pero su sentido de responsabilidad los ha retenido a ella. Muchas veces la sucesión del Gobernador resulta exitosa, sobre todo porque sus sucesores han convivido por años o décadas con las actividades adicionales del fundador y se han generado mecanismos apropiados para convivir con ellas, pero en algunos casos una salida intempestiva puede generar un peligroso vacío de liderazgo y una discontinuidad en la estrategia de la empresa.

El Monarca

Como su nombre lo indica, el Monarca solo se retira con su muerte. El Monarca siente un profundo sentido de responsabilidad hacia la misión de la empresa y ha dedicado su vida completa a ella, dejando de lado todo interés adicional. Además, es posible que de alguna forma haya creado las condiciones para que sólo su liderazgo pueda llevar la empresa adelante.

Frecuentemente el Monarca no tiene problema en reconocer su condición de tal pero hay ocasiones en las que el Monarca no logra ver su corona. En el primer caso no habrá un proceso de sucesión en vida, con lo que quienes rodean al fundador se dedicarán a elucubrar y a veces conspirar sobre quién sucederá al Monarca luego de su partida física. En el segundo caso, es frecuente encontrarse con un plan de sucesión perfectamente planificado pero que nunca se aplica o bien el nombramiento de lugartenientes para que compitan por una teórica sucesión que nunca llega.

En el caso del Monarca, es importante que quienes lo rodeen reconozcan y acepten la situación como más o menos inevitable, para luego discutir inteligentemente con él mecanismos que puedan prever su decline físico o partida repentina. El nombramiento de una junta directiva fuerte y verdaderamente independiente y la contratación y desarrollo de ejecutivos capaces, con bajo ego y adecuadamente compensados que estén dispuestos a acompañar al fundador hasta el final, así como la planeación explícita de la sucesión post-mortem son pasos que pueden ayudar a que la sucesión del Monarca sea menos traumática.

El General

Por mucho, la sucesión más compleja es la del General, porque los Generales sólo se reconocen realmente hasta tiempo después de efectuada la sucesión. El General inicia como su sucesión como Embajador o como Gobernador, pero tarde o temprano se empiezan a apreciar las diferencias. El Gobernador/General, habiendo descansado del peso de su liderazgo por algunos meses se percata de que sus actividades externas no lo satisfacen de la forma que liderar la empresa lo hacía y busca volver. El Embajador/General pasa de ser el mentor de su sucesor elegido a ser de repente su "tor-mentor", dudando constantemente de su capacidad y retirándole su apoyo de forma explícita o velada. Desde luego, en estos casos el sucesor no tiene ninguna oportunidad ante la estatura mítica del Héroe y tendrá que apartarse de la empresa o de su condición de líder elegido. Los Generales tienden entonces a crear disrupciones mayúsculas en su empresa que los llevan incluso a destruir parte de lo que han creado en su afán de volver al campo de batalla y cabalgar de nuevo victoriosos, aunque sea para resolver los problemas que ellos mismos han creado.

Enfrentar la Realidad

Sin entrar en el debate de si qué tanto puede cambiar el ser humano, es mi opinión que la sucesión debe ser enfrentada de modo pragmático y asumiendo que la personalidad del Héroe se mantendrá hasta el final. Si el Héroe es usted, mi recomendación es hacer de tanto en tanto una sincera introspección para entender si tenderá a ser un Embajador, un Gobernador o un Monarca. Es más factible lograr una buena sucesión abrazando lo que implica cada uno de esos escenarios y planificándolos de la mejor manera que tratando de convertir al Héroe en lo que no es. Y sí, si usted es el Héroe, procure nunca convertirse en General.