El Cambio siempre fue una constante, pero a partir de la Pandemia es cosa de todos los días, ¿cómo lo estamos enfrentando?
Siempre supimos que la gestión del cambio o también conocido como “change management” era algo importante para las empresas, nos quedaba claro que el cambio era algo constante en el entorno empresarial y se debía manejar de forma adecuada, o cuando menos muchas empresas lo sabían. Después vino la Pandemia y fue cuando supimos realmente lo que era enfrentarse a un cambio no planeado.
El famoso home office o teletrabajo, que por muchos años se estuvo cocinando, tuvo que establecerse de la noche a la mañana. Nos enfrentamos a esos sistemas de comunicación, como Zoom y Teams, que tenían mucho tiempo existiendo, pero que pocos entendían, que no servían del todo bien, que no todos aceptaban y que de pronto se convirtieron en nuestra única forma de trabajar.
Esto causó un gran impacto en la salud mental de las personas, como seres humanos no estábamos preparados para un cambio tan fuerte y las compañías tampoco estaban preparadas para manejarlo.
La pandemia pasó y creíamos que volveríamos a la normalidad, pero ¿qué es la normalidad? Durante dos años nuestra normalidad fue trabajar detrás de una pantalla en nuestras casas o presencialmente, pero con mil y una restricciones y en ambos casos con la incertidumbre de estar pensando, ¿qué va a pasar?, y la realidad es que nos acostumbramos a eso.
Ahora vemos que las cosas vuelven a cambiar, pero definitivamente no es igual a lo que conocíamos antes del 2020. Tenemos modelos de trabajo híbridos, algunas personas tuvieron que regresar tiempo completo al trabajo presencial, los planes que por dos años estuvieron detenidos tienen que salir en periodos de tiempo récord, las nuevas tecnología en las empresas están si o si siendo implementadas y en general estamos transicionando de empresas piramidales en donde estábamos acostumbrados a seguir instrucciones de los jefes a empresas flat o ecosistemas organizacionales, en donde se espera que todos los colaboradores tomemos decisiones, trabajemos en equipo (inclusive de forma internacional) y que demos resultados con la mitad del equipo.
La mayoría de los profesionales con los que tengo contacto están pasando por un periodo oscuro, en donde sienten temor, angustia, están buscando moverse de trabajo y están presentando un “burnout” como nunca antes se había visto.
Creo que en el tema de cómo asimilar el cambio hay dos actores principales, la empresa y las personas.
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La empresa:
La empresa tiene la responsabilidad de hacer que los cambios, en la medida de lo posible, sean planeados y pensados en función de cómo ayudar a sus colaboradores a que estos procesos sean lo menos dolorosos posible. Existen muchas metodologías por ejemplo: El modelo de Kurt Lewin, modelo ADKAR de Prosci, el modelo de John Kotter o muchas otras opciones. El punto es que las empresas deben generar conciencia de que cualquier cambio que hagan, impacta a su gente y es su deber protegerlos planeando como hacerlo de la mejor manera.
Las personas:
Buda dijo, “El cambio nunca es doloroso, solo la resistencia al cambio lo es”, esta frase me da mucho sentido y creo que nos otorga una responsabilidad como personas. Nosotros somos responsables de cómo asimilamos los cambios a los que nos enfrentamos, somos responsables de las decisiones que tomamos basados en las emociones que nos genera el cambio y somos responsables del bienestar de nuestra persona.
Podemos trabajar en una empresa internacional que puede tener la mejor intención de prepararnos para el cambio, pero al siguiente día podemos estar trabajando en una empresa pequeña que no tiene ni idea de cómo implementarlo.
Es nuestra responsabilidad como individuos desarrollar las habilidades para recibir el cambio de la mejor manera. Necesitamos autoconocernos, controlar nuestros pensamientos y no permitir que ellos nos controlen. Debemos, más que nunca, desarrollar la resiliencia personal, fomentar el pensamiento positivo y aprender a vivir en el ahora, algún día llegará nuestra hora de partir, pero todos los demás días no, es nuestra responsabilidad aprender a disfrutar cada momento.