EL CUENTO DE LA CULEBRA QUE SALVÓ AL AMIGO
El cuento de la culebra que salvó al amigo
(Tomada del libro El Enigma del Líder de Raúl F. López F.
Érase que se era una vez… hace muchos años, un viejo de barba blanca, de mirada fija como miran los sabios, que vestía siempre con una larga capa blanca con bordes dorados, que cubría todo su cuerpo. Era el único médico que habitaba en el lugar. Cuentan que su mejor amigo estaba agonizando como consecuencia de una penosa enfermedad.
El viejo quería evitar a toda costa la muerte de su amigo y se dedicó a estudiar, día y noche, los posibles remedios para salvar a su compañero.
Cuando estaba consagrado a su estudio apareció frente a él una enorme y temible culebra de un brillante y reluciente color dorado. Presa de pánico, el viejo tomó en sus manos su bastón, le propinó tal cantidad de golpes fuertes al animal hasta matarlo.
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El viejo continuó con su estudio, pero cuál no sería su sorpresa cuando unos minutos más tarde observó como llegaba otra enorme serpiente dorada hasta el lugar que traía dos manojos de hierva en su boca. Se arrimó cariñosamente a la muerta y comenzó a acariciarla con su cuerpo y a frotarle las extrañas hierbas.
¡Oh! Maravilla, la culebra revivió. Ambas miraron al viejo, quien percibió su mirada como un acto lleno de bondad, dejaron las hierbas y se retiraron.
El viejo se sintió iluminado, tomó en sus manos las hierbas, las llevó a donde su amigo se encontraba y las frotó en su cuerpo con la misma consagración que lo hiciera la serpiente. El moribundo revivió y en plena salud vivió durante muchos años más.
Muchas veces en la vida, aquel a quien creemos que nos hace el mal, resulta ser nuestra salvación y viceversa.
Es esta la leyenda de Esculapio y por tanto el origen del símbolo de la medicina con sus dos serpientes doradas enrolladas en el bastón.