El debate: continente y contenido

El debate: continente y contenido

Por fin llego el esperado debate político. Sinceramente, no pensaba verlo. En el último momento me pudo la curiosidad y, es más, algo que no suelo hacer, lo seguí también en las redes sociales, sobre todo en Twitter.

Aparte de mi opinión personal sobre la actuación de los candidatos, que más adelante comentaré, me ha llamado la atención la gran importancia que se ha dado al “continente”, léase lenguaje no verbal y paraverbal, frente al “contenido”, el mensaje en sí.

Es cierto que a la hora de comunicar, no solo tenemos que cuidar el mensaje, también hay que cuidar cómo transmitimos ese mensaje, como comunicamos.

Quizás sea una percepción mía, pero estamos creando y viviendo la nueva moda de la importancia del lenguaje no verbal. Por supuesto que es importante ya que forma parte intrínseca de la comunicación, pero ni es lo más importante, ni es la panacea para descubrir aquello que se dice pero no se ha dicho.

La mayoría de los comentarios en Twitter iban en este sentido, al menos en los canales que yo estaba siguiendo. Que si tal candidato acaba de cruzar las piernas, que si el otro tiene el ceño fruncido, que si ha subido el tono de voz, que si no mira donde tiene que mirar… etc.

El lenguaje no verbal, como decía, complementa el mensaje pero no es el mensaje. Y para poder hacer una interpretación correcta del mensaje y actitud del candidato en cuestión, tengo que analizarlo desde la globalidad. Curiosamente, también, las aportaciones en Twitter sobre el contenido del mensaje fueron prácticamente nulas. Pero es algo que también lo vi, en menor medida, en los comentaristas de las diferentes cadenas de televisión. Antes del debate, por ejemplo, hablando de cómo tendrían que ir vestidos, o con que actitud afrontarían su debate, o si el atril tendría importancia.

En un debate como el de ayer, que enfrenta a cuatro profesionales de la política, con amplia costumbre y hábito a la hora de hablar en público, en mi opinión, su lenguaje no verbal no es lo que más importancia tiene. La razón es que lo tienen muy controlado. Están entrenados a tenerlo controlado. Y aunque nunca se puede controlar en su totalidad, en su caso es un hecho que tienen estudiado hasta el más mínimo movimiento corporal. Por eso, en ocasiones, resultan tan artificiales. Acaban actuando y representando un papel que les limita a ser ellos mismos.

Y volviendo al debate y a su contenido, esto es lo que yo vi. Un Mariano Rajoy a la defensiva, algo normal ya que estaba siendo atacado, pero que su principal y casi único argumento reiterativo fue la creación de empleo como solución a los problemas del país y que España va bien. Vi a un Pedro Sánchez victimista que en prácticamente todas sus intervenciones repitió cómo podría haber sido presidente y lo que podría estar ahora haciendo, pero como no le dejaron. Vi a un Albert Ribera seguro de si mismo, coherente y en la línea habitual a la que nos tiene acostumbrados. Por cierto, mejoró bastante desde su último debate televisivo. Finalmente vi a un Pablo Iglesias, incoherente repitiendo una y otra vez la necesidad de colaboración con los socialistas para formar gobierno.

Este es mi resumen. Si lo desean otro día podemos analizar, vestimentas, atriles, gestos, tonos y colores, pero al final lo que al ciudadano de a pie le llega es el contenido, el mensaje.

Alfonso Pérez Azcarate, experto en mejorar las relaciones entre las personas a través de la Comunicación 1.0, a través de la Comunicación Interpersonal (www.apazcarate.com)

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