EL EGO ES MAL NEGOCIO

De un tiempo a esta parte me estoy encontrando con gente buena a la que le va bien. La verdad es que ser testigo de esto es muy agradable. Lo contrario también pasa: que a gente mala le termina yendo mal, pero eso no es tan gratificante; simplemente es lo que uno espera.

Me sorprende mucho ver cómo hay empresarios que anteponen su ego al bien de su propio negocio:

• Por un lado, rechazando propuestas de colaboración puntuales para trabajar en proyectos que no podrían acometer solos.
• Por otro, despreciando el valor generado por personas cuyo buen hacer se demuestra en la cuenta de resultados.

Ayer lo comentaba con un trabajador de banca que conoce a dos empresas que son competencia: una de ellas está fastidiando un negocio que da para años de trabajo para las dos sólo por negarse a colaborar.

Y me comentaba que, aunque los anticolaboracionistas consigan el proyecto, les augura mal futuro. No se puede ir por la vida poniendo en riesgo la continuidad de una empresa por cabezonería infantil. Hay gente que no entiende que los "negocios son los negocios"; ni que existe la posibilidad de "ganar-ganar". Mal negocio.

Lo curioso es comprobar cómo estos comportamientos, a la larga, repercuten negativamente en sus propios bolsillos. Sorprende ver cómo la soberbia del "aquí mando yo" puede provocar la huida de talento y la consecuente pérdida de competitividad.

Y es que, si el ego se antepone al interés de la empresa, sea al nivel que sea, mal negocio.

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