El empleado emprendedor

Dos contenidos marcan mi entrada de esta semana. Por una parte, leí que más de la mitad de los casi 600 Unicornios de EEUU (nuevas empresas cuya valoración supera los mil millones de dólares) son proyectos liderados por inmigrantes y, por la otra, el poco valor que en nuestras sociedades damos al emprendimiento y la empresa (encuestas revelan que la mayoría de nuestros jóvenes, apuestan a que los gobiernos resuelvan sus problemas y futuro).

Sin que necesariamente tuviese una idea o proyecto en el que después emprendería (mis primeros 10 años de carrera fui empleado), siempre he pensado de mi carrera como un servicio que estoy entregando. Me he tratado como un proveedor que ofrece su tiempo, conocimiento e ideas y esta actitud ante el trabajo, en mi caso, ha resuelto muchos malestares que he visto que a otros les ha costado mucho superar. Personalmente no veo a las empresas o empleadores como los responsables de mi progreso o realización sino como vehículos para avanzar, como clientes a los que entrego mis servicios, de los que aprendo y que me conectan con situaciones, experiencias y personas. Ojo y no es una invitación a cambiar de empleo cada seis meses.

Es probable que, por haberme criado entre comerciantes y pequeños empresarios, inconscientemente ésta sea mi orientación natural, sin embargo, por el ritmo y oportunidades de la nueva era digital, me parece más que oportuno que los trabajadores del conocimiento asuman sus carreras y capacidades como una marca personal. La recomendación va más allá de sugerirle a la gente que se haga autónoma o que emprenda en la práctica, es, primero que nada, que desarrolle esa ACTITUD de emprendedor. El extremo opuesto es vivir en fricción constante por lo que dicen las leyes del trabajo.

Es decir, una persona con actitud de emprendedor no deja su destino o su suerte en manos de otro. Lo construye y moldea a medida que avanza, pero sabiéndose el primer y casi único responsable consciente de su imagen y su desarrollo. Para ello es necesario empezar por, aunque sea una tarea escurridiza, definir el propósito personal.

Tanto sobre el propósito, como de la visión, misión, valores y el análisis de fortalezas, oportunidades, debilidades, amenazas y planificación estratégica, se pueden conseguir teras y teras de contenidos en la red. Muchos de ellos orientados a empresas, pero con un poco de esfuerzo, se pueden aplicar a uno. Esta categoría de herramientas se engloba bajo la denominación de autoconocimiento e incluso, hay muchos proveedores especializados en ayudar con esto. Pero insisto, para casi todo lo que toca definir, hay décadas de conocimiento especializado disponible que se ha desarrollado, primeramente, para las empresas y, más recientemente, para las personas.

Cuando haces el cambio y te ves a ti mismo como un emprendedor, todo lo que te pasa es una experiencia que impacta tu plan. Te haces del control y dejas de ser víctima de las circunstancias y los eventuales malvados. Escoges las áreas y contenidos en los que tienes que invertir, las áreas de oportunidad en las que debes profundizar para aprovecharlas, las cosas que quieres dejar de hacer y, en fin, tomas el real protagonismo de tu vida. Se que es más fácil escribir seis párrafos de este tema que tomar la decisión personal de comprometerse, pero también es de lo más gratificante que te puede pasar con tu carrera.

Nuestras sociedades están llenas de personas con capacidad, ideas y proyectos que lamentablemente tiene pocos espacios para contribuir con más impacto sobre la generación de riqueza y la calidad de vida de nuestros países. Mientras más nos sumemos a este movimiento, mientras más decidamos hacer cambios personales primero, más cerca estaremos de construir una mejor sociedad.