El equilibrio de la autocrítica

Hoy, una vez más, voy a empezar por el final: tenemos lo que nos merecemos. E insisto, poco nos pasa. Os preguntaréis qué le pasa hoy a este contador de historia con los buenos propósitos que nos compartió hace unos días en este mismo espacio. Os confieso que debe ser por el Blue Monday (aunque me leáis ahora esto lo estoy escribiendo en lo que se define con el día más triste del año) pero en esos propósitos que os compartí hoy me predomina el del compromiso con el sector y el de la necesidad de la autocrítica para la evolución y la mejora. Eso sí, una autocrítica en equilibrio.

En esta reflexión que os comparto (palabra que no van a ser tan serias este año y que tendremos entretenimiento y placer en este vuestro espacio que es "El sitio de mi recreo"), voy a intentar convertir mis propósitos en retos.

Normalmente siempre los propósitos, faltaría más, viajan en positivo y esa positividad nace desde la autocrítica. Si quiero cambiar o mejorar cualquier cosa, debo observarla, analizarla y proyectarla en el futuro. No hay más, el camino de la mejora pasa por la observación, el análisis y la autocrítica. Eso sí, desde el equilibrio. Nunca los extremos suelen ser los mejores indicadores.

Pues vamos a ello. Y vuelvo al principio, tenemos lo que nos merecemos. Ya han pasado unos días de la locura hostelera y hotelera de esos días navideños, ya han vuelto las quejas de lo mal que está todo, del aumento de precios y la falta de rentabilidad, de las competencias desleales, de la falta de personal, de lo poco que se le cuida, de lo poco formado que está…vamos lo de siempre. Durará unos meses hasta que la caja registradora vuelva a cantar la dulce melodía del dinero en el cajón o en el datáfono, pero seguro que no habremos puesto soluciones a nada de ello. El quejarse y el consolarse parece que siempre vayan en perfecto equilibrio y no entendamos la felicidad si no viene precedida de la tristeza. Vaya tela. No tenemos que esperar que las cosas vayan mal para solucionarlas. No debemos apagar un incendio sin poner extintores y mangueras para que NO nos vuelva a pasar. No debemos reflexionar sin tener un plan de actuación. Trabajar empieza en hacer un plan de trabajo.

En esto del comer y el beber, la improvisación siempre vence a la preparación. Sí, reconozco que nos hace a los hosteleros y a los hoteleros profesionales especiales y diferentes al resto por nuestra capacidad de nadar en aguas turbulentas, en ríos bravos, en mares en clama o en piscinas llenas de niños. Y lo mejor de todo, es que la mayoría no se ahogan, aunque muchos tengan que tirar de salvavidas propios o ajenos.

La hostelería y la hotelería no va de supervivencia, va de éxito. No cometamos este año el mismo error y esperemos a los problemas para darles solución. Sabemos que en poco tiempo necesitaremos más personal, apostemos por ir buscándolos ya con un serio plan de consolidación de plantilla. Busquemos en estos tiempos más tranquilos y tal vez con menos trabajo, una buena formación ejecutiva u operativa para nuestros equipos de sala y cocina. Pero algo serio, no caigamos en esos gurús consultores que nunca han llevado un plato en su vida o en estudios de academias que solo nos quieren sacar el dinero y que no están, los estudios, ni contrastados ni recomendados (siempre me pregunto si al viajar miramos las opiniones de los sitios para elegir, porqué al formarnos no contrastamos y nos informamos). Y no me vale eso que es que tengo que dar vacaciones, debemos preverlo antes y contar el tiempo de vacaciones de nuestro equipo y sus tiempos de vacaciones.

El bienestar laboral de nuestros colaboradores no debe ser una quimera, sino que debe partir de una actitud personal y una creencia firme en la que un equipo feliz es mucho más rentable, productivo y comprometido. Este año en nuestro presupuesto anual en el que nos fijamos un objetivo real de beneficio, vamos, dicho de otra manera, nos planteamos los euros que queremos o pretendemos ganar, pongámonos también cuál va a ser el resultado de nuestra encuesta de bienestar laboral de nuestro equipo. Este año quiero que mi equipo me valore con un 75% de felicidad laboral. No es un sueño, debe ser un objetivo.

Trabajar en la previsión es la base del éxito del futuro. Sé que es difícil en esto del comercio y el bebercio, pero no nos queda otra opción. La hostelería y la hotelería son actividades empresariales, no lo olvidemos. No es un sector diferente al resto, no nos creamos especiales y diferentes, aunque tengamos capacidades diversas. Somos parte del juego de la estrategia y la gestión como cualquier empresa. Recordarlo.

Ya veis que poco a poco, me va llegando lo positivo y que la autocrítica siempre nos hace partir de lo negativo en el viaje a lo positivo. Y ese gusto de encontrar sitios positivos a los que llegar es lo que nos hace seguir creyendo en un futuro maravilloso para todas y todos los que formamos parte del sector de la felicidad. (creo que también me ha ayudado esta semana el haber tenido el día de la croqueta por medio)

Pues lo dicho, hagamos autocrítica desde el equilibrio de lo emocional y lo profesional y seguro que todo nos irá mejor.

 Reflexionemos.