EL ESFUERZO EN EL CAMINO

Hace apenas diez días, por primera vez en mi vida, iniciaba el recorrido de unas etapas del Camino de Santiago. Era algo que me ilusionaba especialmente y que, en una primera instancia, decidí hacerlo andando y en solitario. Finalmente se incorporó a mi aventura un amigo. Pero no un amigo cualquiera, no. Un amigo de los de verdad, de los que tienes desde hace treinta años y con el que tienes toda la confianza del mundo.

Durante los días que hemos caminado, nos encontramos con todo tipo de dificultades. Tuvimos alguna etapa de casi 28 kilómetros con desnivel acumulado importante. Tuvimos rendiciones, amagos de rendiciones, dificultades y mil cosas más.

Pero al final del Camino, y analizando las conclusiones que yo he sacado al hacerlo, las comparaba con el día a día en nuestra vida cotidiana o en nuestra vida laboral. Y se parecen mucho.

·      Supone un reto nuevo. ¿Cuántas veces en tu empresa tienes retos nuevos? Estoy seguro que todos los días

·      Hay que realizar un esfuerzo para conseguirlo. Nada resulta ni gratis ni fácil

·      Tuvimos que realizar trabajo en equipo

·      También tuvimos trabajo individual

·      Apareció la generosidad, el compartir

·      Necesitamos disciplina previa. Hay que prepararse, formarse, practicar...

·      Superación de dificultades

·      Adaptación a un entorno cambiante. Aparecen imprevistos

Pero sobre todas las cosas apareció la seguridad, la confianza de saber que somos capaces de mucho más de lo que creemos. Simplemente hay que querer.