El impacto de ser buenas personas

Las personas no siguen empresas, ni cargos, ni productos, siguen a otras personas. Personas que inspiran por su forma de ser y por las acciones que tienen con otras personas y con su entorno en general. 

Decime a quién seguís y te diré quién eres o qué buscas ser

Vamos por la vida muchas veces siendo inconscientes de lo que decimos y hacemos, pero todo genera impacto en mayor o menor escala. Entonces estaría bueno preguntarse conscientemente sobre ¿qué aprenden de ti los que te rodean? En el trabajo, en la calle, en tu casa. Cuando digo, conscientemente me refiero a pensarlo, sentirlo y reflexionarlo. Dedicar tiempo para incorporar este ejercicio hará grandes diferencias para uno mismo y para nuestro entorno.

Cada uno de nosotros es una parte fundamental del mundo y del entorno donde nos movemos y es necesario identificar aquello que queremos aprender o mejorar y al mismo tiempo transmitirlo a otros. 

No hay pequeñas o grandes acciones, hay pequeñas o grandes apreciaciones

La cadena 

No se puede aprender si primero uno no se escucha, y además, escucha activamente a otros. En cualquier tipo de vínculo, las personas necesitamos sentirnos escuchadas y respetadas. Para llegar a tener un intercambio sincero es necesario primero, sentir y pensar que podemos realmente aprender con el otro, comenzar a tener confianza. Si nos focalizamos en lo laboral, encontramos muchos casos. Por ejemplo, en una empresa siempre hay acciones de mejora y quienes llevan adelante el trabajo día a día son los que saben, mejor que nadie, qué cosas están mal y cómo mejorarlas. Sin embargo, muchas veces no se da el diálogo sincero para expresar desde el colaborador lo que ve como algo a mejorar porque no existen lo fundamental, la confianza para hacerlo y el ejercicio de compartir y colaborar para lograr ser más productivos juntos.

Por un lado hay quienes piensan: ¿Por qué voy a decir como mejorar tal cosa o ahorrar plata si a mi jefe no le importa o no sabe quién soy? Te pensás que voy a decirle que si hiciera x cambio, mejoraría mucho la calidad en la atención con los clientes si cuando pasa ni buen día nos dice, no sabe nada de nosotros y además nunca viene. O nos dice que podemos opinar lo que pensemos, pero cuando decimos algo reacciona mal y hasta nos puede despedir.

Y por el otro lado, también se piensa: Ellos están ahí y no hacen nada para mejorar. Solamente se remiten a sus tareas asignadas y no hay esmero por superarse o conocer cómo funciona el resto de la empresa. 

¿Qué tiene que ver esto con la productividad?, ¿por qué hablo de esto? Porque actualmente se habla mucho de la motivación, hay que motivar a los empleados. Hay que darle motivos a la gente para que trabaje más y mejor. Para que proponga ideas innovadoras, para que quiera involucrarse más allá de su puesto. Hay que incentivarlos. Pero no hay sueldo, ni home office, ni masajes gratis que compensen lo que implica trabajar con personas egoístas, deshonestas y con actitudes que deshumanizan las relaciones.

Todo ciclo comienza en uno

El renombrado poder de predicar con el ejemplo es la herramienta más efectiva. Si quiero que me respeten, debo respetar primero, si espero que me digan la verdad, yo debo ser honesto y si quiero que me ayuden a crecer, yo tengo que dar primero. La confianza solamente se irá construyendo si sentimos y creemos en la otra persona. 

Nadie se proyectará en una empresa donde no se apuesta y se cuida a las personas.Y nunca será una empresa innovadora y exitosa a largo plazo si no se piensa en las personas primero. 

Romina Noble