El líder–maestro que trasciende
(Extracto del libro “El último partido” de John Grisham, publicado en 2003)
- ¿Saben qué me salvó?
- Dínoslo.
- Rake. Eddie Rake, nuestro entrenador del instituto. Cuando estaba debajo del barco luchando contra la muerte, no pensé en mi madre ni en mi padre, ni siquiera en mi novia; pensé en Rake. Lo oí gritándonos al final del entrenamiento mientras corríamos esprints. Recordé sus sermones en el vestuario. “No se rindan nunca, no se rindan nunca. Uno gana porque es mentalmente más fuerte que el otro, y ustedes son mentalmente más fuertes porque están mejor preparados. Si van ganando, no se rindan; si pierden, no se rindan. Si les hacen daño, no se rindan”.
- Es evidente que te salvaste – observó Paul, con ganas de saber el final.
- Tuve suerte. A los otros cinco los enviaron a casa desde Vietnam en cajas. El barco ardía sin cesar, a veces ni siquiera podía sujetarme a él porque estaba demasiado caliente. Luego estalló la batería, parecían disparos directos de mortero, y el barco empezó a hundirse. Oía reírse a los asiáticos. Y también oía a Rake en el último cuarto del partido: “Es tiempo de respirar hondo y lanzar el ataque, muchachos. Ahora es cuando se decide si ganamos o perdemos. Resistan, resistan”.
...
- De repente, los disparos cesaron. Oí ruido de helicópteros. Dos habían visto el humo y decidieron investigar. Bajaron despacio, dispersaron a los asiáticos, soltaron una cuerda y yo pude salir. Cuando me recogían, miré abajo y vi el barco ardiendo. También vi a dos de mis amigos en la cubierta, carbonizados. Estaba en estado de shock y acabé por desmayarme. Más tarde me contaron que al preguntarme cómo me llamaba respondí “Eddie Rake”.
“Liderazgo es elevar la visión de una persona, llevar su rendimiento a un mayor estándar y construir una personalidad más allá de sus limitaciones normales” - Peter Drucker.
“Un maestro trabaja para la eternidad: nadie puede decir dónde acaba su influencia” - Henry Adams.