El liderazgo a 2 ruedas
Cuando decides hacer un máster hay 3 cosas que te prometen y se cumplen ciertamente: adquieres nuevos conocimientos, amplias tu red de contactos y dejas de ver el sol durante un tiempo preparando casos.
Mi compañera de clase, y ahora amiga, me hizo una propuesta singular. "En el puente de mayo he organizado con unos amigos una ruta en bici por los pueblos blancos. Para entonces ya habremos terminado las clases, ¿te animas?"
La miré con cara de extrañeza y la pregunté si estaba segura de lo que me planteaba. Yo no tenia tanto fondo como ella para arriesgarme a aquella aventura. "Por supuesto que eres capaz, eres capaz de todo lo que te propongas", me contestó.
En esos días, además de sudar aprender 7 lecciones de vida:
Tenía tanta confianza en mi amiga que nunca la llegué a preguntar por la hoja de ruta. Así, de esa manera el primer día me encontré haciendo 80km y subiendo 2 puertos. Me habían sacado de mi #zonadeconfort. Me entró el miedo, pero como no tenía otra opción decidí vencer ese pánico a pensar que no sería capaz y rendirme, aprender que cada día iba a ser un desafío que tenía que ir superando y a disfrutar de aquella experiencia.
2. Búscate un socio que crea en ti y te ayude a ver lo que tú no ves.
Mi amiga creía en mi, pensaba que estaba preparada para hacerlo, y así me lo hacia ver cuando yo no lo tenía tan claro y mis fuerzas flaqueaban.
3. Piensa que el camino son pequeñas metas a conseguir, pero disfrútalo mientras lo luchas.
Lo mejor de aquellas jornadas era el después, disfrutar de una bien merecida cena recordando los momentos en los que pensabas que ya no podías más y salían las fuerzas para seguir pedaleando, sintiendo que cada subida era una meta nueva a alcanzar pero siempre disfrutando del paisaje.
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4. En el camino te cruzarás con gente, siempre aportan algo en tu vida.
En mi subida solitaria a la cumbre me tropecé con un ciclista ya entrado en años que subía a un ritmo envidiable. Aquel buen hombre me acompaño todo el puerto haciéndome más fácil la subida.
5. La importancia del equipo.
Aunque en los momentos de máximo esfuerzo pedaleaba sola, yo no me sentía así. Sabía que al final del camino me estaban esperando y me animaban. Cada uno a su ritmo, pero todos habíamos llegado al mismo punto.
Y mi amiga, a veces deshacía el camino para salir a mi encuentro y darme ánimos, recordándome que era capaz de conseguirlo.
6. Celebra cuando llegues a la meta, porque habrás conseguido tu reto.
Sin duda llegar a un hotel con spa después tantos km fue una bendición, pero la verdadera celebración fue la satisfacción de haberlo conseguido, de haber sido capaz de conseguir la meta y de tener a mi amiga para compartirlo.
7. Cuando llegues a la meta, piensa en trabajar tu nuevo objetivo.
Sueña, planifica y vive la experiencia de un nuevo reto. Crea adicción.
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1 añoLinda experiencia y linda reflexión sobre el impacto del deporte en el trabajo. Muchas gracias Blanca Morueco Orejón