EL LIDERAZGO QUE NECESITAMOS

Escrito por Nelson A. Mireles

Durante años he estado consciente del Liderazgo como característica indispensable de todo el que aspire a ocupar cargos en los cuales se dirija, supervise o se gerencie personal.

Cuando yo hablo de liderazgo, no hablo de los líderes carismáticos, naturales o no, que conducen revoluciones o grandes cambios en una comunidad o en una nación, o cambios religiosos o sociales que afectan a la humanidad entera.

No me refiero a los Chávez, Castro, Mussolini… Bolívar, tampoco a Mandela, Gandhi ni siquiera a Jesús.

Este tipo de líderes se inventa una idea o la toma de otro, y con sus habilidades innatas o aprendidas las impone, primero a un pequeño grupo de apoyo y luego la lleva a un ámbito mayor.

Estas ideas son en muchos casos impuestas por coacción o a la fuerza sobre personas que no las desean o necesitan. Los peruanos todavía no le perdonan a Bolívar que los “Liberara” de España, y el Cristianismo esta plagado de incidentes de conversiones forzadas sobre sociedades que ni querían, ni necesitaban otra religión.

En esta reflexión únicamente quiero referirme al líder “INSTITUCIONAL”, el líder que tiene claramente definida las necesidades, la misión y los objetivos de la empresa, organización, institución o sociedad que lo elige o contrata sus servicios para que la dirija.

Esto quiere decir que el líder institucional puede tener mayor o menor libertad para escoger los caminos, los cuales estarán limitados por las leyes, los principios, los valores y la cultura, mas no tendrá la misma libertad para escoger el destino, ese destino ya está definido está trazado, ese futuro es del colectivo no de él.

Un político que solo piensa en ganar las próximas elecciones no está concentrado en el destino de sus electores, está enfocado en la inmediatez.

A medida que han venido avanzando los estudios sobre la conducta humana, la idea de que los líderes nacen y no se hacen ha venido perdiendo vigencia.

Los líderes naturales existen, aunque no sean; necesariamente, buenos líderes; en cambio un buen líder puede ser formado en cualquier momento de su vida. Para ello debe desarrollar ciertas cualidades o, al menos, tener el ánimo de desarrollarlas.

Para ser un buen líder es preciso comprender la necesidad de poseer una vida espiritual intensa y con esto no quiero decir religiosa, se trata de entender fundamentalmente que el ser humano es más que materia. Esto nos lleva al primer rasgo importante que ese buen líder debe ser capaz de desarrollar: Este primer rasgo es la grandeza de espíritu. Por grandeza de espíritu quiero decir el deseo de ayudar al prójimo, no siendo entrega de limosna sino con el deseo de colaborar para el desarrollo armónico de otros seres humanos: en la sociedad en que vivimos y en el mundo al cual pertenecemos.

"Grandeza" en nuestro idioma, es una palabra que, como tantas otras, ha sido usada equivocadamente. "Grandeza" no significa fama ni gloria, "Grandeza" implica un compromiso serio y formal con la moralidad, con la ética, con la convicción de que una conciencia moral es la característica que define al ser humano y la que lo distingue del resto de las especies vivientes. "El hombre es moral, no por buscar recompensa o temor al castigo sino porque realiza una decisión independiente y espontánea para convertirse en ser humano" (KANT).

La libertad para tomar esa decisión es exclusivamente humana. Y es a través del apoyo que le damos a los demás, que creamos, literalmente, la moralidad y la justicia en nuestra sociedad.

“Grandeza” sería la búsqueda y el logro de la perfección, pero, además la educación para conocer el verdadero mérito y no tan sólo para triunfar. Esta grandeza nos lleva a actuar con humildad desechando la soberbia; a ser sinceros desechando la hipocresía; a ser amplios desechando el egoísmo; a entender la magnitud del éxito y asimilar el fracaso; en fin grandeza es el honrar nuestra propia vida.

Liderazgo es el privilegio de tener la responsabilidad de dirigir acciones de otros para lograr objetivos comunes a la sociedad, a diferentes niveles de autoridad y con la capacidad para obtener resultados exitosos.

En este sentido, debemos entender que un buen líder trata de mantener el equilibrio adecuado en todas aquellas instancias que implican su ámbito de acción: la familia, el trabajo, la sociedad y, por supuesto, su propia persona.

Otro rasgo esencial de un buen líder es su creatividad: su rechazo a las ataduras impuestas por encima de la razón. Su perspectiva debe ser amplia, con una visión de futuro, de búsqueda de relaciones de espacio y tiempo. Esta creatividad propia de un buen líder, debe responder a hechos, sabiendo relacionar muy claramente las ilusiones con las realidades y teniendo presente, en todo momento, los derechos y los deberes fundamentales de todo ser humano: la vida, la libertad, la responsabilidad.

Ese espíritu de creatividad envuelve y orienta la vida de un buen líder. Un buen líder está orientado al logro más que al poder; a obtener resultados de sus acciones más que a disfrutar del dominio sobre los demás. Este hecho nos hace pensar en la atención a los detalles; los detalles podrían desviar la energía valiosa de un buen líder, lo conducirían a descuidar la creación de un equipo y, obviamente, incidirían negativamente en la distribución del trabajo y en la obtención de los resultados buscados.

La formación de un equipo no es tarea fácil. La dedicación, la lealtad, la pedagogía, la comprensión, la comunicación, el afecto, la integridad y los principios son, entre otros tantos, los rasgos que deben estar presentes en todo equipo humano. Otorgar un significado a las tareas que desarrolla un equipo es quizás, la función más importante que debe realizar un buen líder.

La sensibilidad humana bien entendida no es dar limosna sino educación; es ayudar, más que consentir es colaborar. Esta apreciación me lleva a afirmar que un ser humano ético es el único que puede llegar a convertirse en un buen líder.

Un buen líder debe tener la ética como punto de partida de todas sus acciones. Un buen líder obtiene su poder actuando con iniciativa, asumiendo riesgos y sabiendo que su responsabilidad será exigida en los triunfos; pero, también, en los fracasos. Para afrontar esto se debe contar con un carácter independiente y autónomo; se requiere saber manejar bien su energía personal, y recordar que, como líder, gran cantidad de personas dependen de sus acciones y de sus ideas.

Un político que se concentra en el futuro de su país y no en la inmediatez de un proceso electoral es un ESTADISTA, eso es lo que nuestro Presidente Interino o Encargado, como él mismo se ha denominado, está demostrando ser.

Juan G. Guaidó M. el estadista que hemos esperado por años para que nos lleve a la sociedad democrática que todos estamos esperando.

#leadership #motivation #liderazgo #ethics



Pedro Valery

SENIOR SUPPLY CHAIN & LOGISTICS LEADER

5 años

NELSON A. MIRELES autor de este extraordinario artículo

Inicia sesión para ver o añadir un comentario.

Más artículos de Pedro Valery

  • Encuesta ArquiLounge

    Encuesta ArquiLounge

    A todos mis contactos les envío un par de links con unas encuestas que tratan sobre ArquiLounge, que es el…

Otros usuarios han visto

Ver temas