El lienzo de la vida
Nuestra capacidad de elegir es un acto creativo
Priorizar, elegir, planificar. Estas tres acciones, aparentemente simples, desafían nuestra capacidad para llevarlas a la práctica. ¿Podría ser que, en realidad, sean una única y compleja danza en el proceso de tomar decisiones?
En este momento de reflexión, de balance y de esbozar nuestro futuro, también nos enfrentamos al temor de perder algo, al famoso FOMO (Fear of Missing Out).
¿Qué es ese "algo" que tanto tememos perdernos?
La era digital nos sumerge en un océano de información, desde redes sociales hasta correos electrónicos, inundándonos con promociones, ofertas y oportunidades. La pregunta resuena con fuerza: ¿Qué elijo? ¿Qué merece mi prioridad y mi atención?
Al elegir algo estamos dejando de elegir otra cosa (costo de oportunidad). El tiempo es finito y si elijo darle mi atención a una cosa, estaré sacándosela a otra en su lugar.
Cada elección es un pacto con el tiempo que nos recuerda la finitud de nuestras horas. ¿A quién decidimos ver? ¿Con quiénes compartimos nuestras fiestas, nuestras conversaciones, momentos de café?
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En el tejido digital de nuestra atención, es esencial considerar en qué invertimos nuestro tiempo. Este mundo no solo se construye en el presente, sino también en la huella digital que dejamos.
El contorno del año y determinados momentos nos invitan a reflexionar sobre lo que hemos sido y a trazar el rumbo de lo que queremos llegar a ser. Algunas metas están ancladas en nuestra agenda, mientras que otras son las que nos arrancan de nuestro presente, activando nuestro mecanismo de atención.
En esta travesía de selección, cada elección no solo es una renuncia, sino un acto creativo. No se trata solo de gestionar el tiempo, sino de definir nuestros valores y metas. Es aquí donde te invito a reconocer tu papel protagónico.
La capacidad de priorizar es nuestro lienzo en blanco, donde nuestras elecciones dan forma a la imagen de nuestra vida. Cada selección es una pincelada que contribuye al cuadro que estamos pintando. En este acto, no discriminamos negativamente, sino que tomamos el timón de nuestro destino con sabiduría y determinación.
La próxima vez que estemos frente a la encrucijada de la elección, recordar que somos el director de esta obra maestra y arquitectos de nuestro destino será un gran amuleto. La decisión es tuya, y la danza de la priorización es la oportunidad de ser el protagonista de nuestra propia narrativa.
¿Qué historia deseas contar en el lienzo de tu vida?