El método Grönholm, de Jordi Galcerán
Tanto la obra teatral como el proceso de selectividad que es su centro se dividen en diversas tareas, cada una de ellas relacionada con una habilidad que se pone a prueba. Estas habilidades son, en principio, las que deben caracterizar al trabajador de empresa en la sociedad moderna. Como podemos ver, estos “candidatos” deben mostrarse fríos y no dejar que sus crisis personales o familiares afecten su productividad laboral; aunque debe señalarse que en la obra, con cierta ironía, casi se le pide al trabajador no solo dejar sus problemas a un lado, sino que se le espía en su vida personal y se desea que renuncie a ella para dedicarse por completo al trabajo, es decir, un autómata y no una persona de carne y hueso, requisito especialmente problemático para las mujeres que se decidan por la maternidad o por el cuidado de los padres. Otro rasgo del trabajador modelo es su capacidad para competir con sus colegas y delatarlos si la situación lo requiere. En tercer lugar, este empresario debe mantener frialdad en situaciones de crisis, aun en el caso extremo de tener que enfrentarse a un trauma.
En este contexto, los “derechos” de los que goza el trabajador son, desde mi punto de vista, ficticios. El trabajador “puede” enfermarse, solicitar vacaciones, acompañar a un convaleciente, asistir a un funeral, pero sabe que se expone a una expulsión pues existe siempre la posibilidad de ser reemplazado por alguien tanto o más capaz que él.
Estas exigencias tienen como última consecuencia la actitud ejemplificada por Fernando, que se construye una cara pública para poder ganar en un contexto de competitividad donde la empatía no es posible. Si uno de los pilares del éxito es la competencia, el trabajador no puede dar pasos en falso, porque sus propios colegas, no ya la empresa o el equipo de expertos conformado por psicólogos, lo tienen bajo vigilancia constante. La debilidad del otro es una oportunidad.
Esta obra plantea un juego teatral específico. La evolución del conflicto se divide en cinco tareas o desafíos. A su vez, cada uno de ellos obliga a los protagonistas a asumir nuevos roles ligados a decisiones por tomar. Como recordamos, las tareas se presentan en sobres que se recogen en una casilla. La primera de ellas revela la participación, entre los cuatro candidatos, de un psicólogo de la empresa y la misión es descubrir al impostor. El juego consiste entonces en detectar en los demás cualquier actitud sospechosa, y por tanto ponerlos a todos en contra, unos de otros. La competencia y la individualidad por encima del trabajo en equipo. Aunque más tarde conocemos los hechos, pudo haberse dado el caso de que el “impostor” no existiera, y se estuviera poniendo a prueba la capacidad de los trabajadores para sabotearse.
La segunda tarea se centra en uno de los candidatos, Enrique Font, y consiste en poner a los otros tres a decidir si debe permanecer en su puesto de trabajo aun cuando sus resultados se han visto afectados por las crisis en su matrimonio y finanzas. Para ello, Fernando, Mercedes y Carlos asumen el papel de seleccionadores y ponen en discusión las fortalezas y debilidades de este trabajador, así como la pertinencia de mantenerlo, darle una oportunidad de trabajar en el extranjero para expandir la empresa, o prescindir de él. Las actitudes varían desde la empatía y la necesidad de ayudar al otro hacia la indiferencia total, la conveniencia de eliminar al trabajador problemático, que representa Fernando.
Como tercera tarea, se pide a los participantes a colocarse sombreros, señas de identidad de nuevos roles: Enrique con su sombrero de copa alta como político, Mercedes como payaso, Carlos como torero y, finalmente, Fernando como Obispo. El experimento consiste en imaginarse en un avión a punto de explotar, donde solo puede salvarse un tripulante. Los cuatro deben decidir quién toma el paracaídas de acuerdo con los roles que están asumiendo. Esta nueva etapa pone a prueba la capacidad para defender con argumentos sólidos un punto de vista y los privilegios inherentes a cada uno, así como la respuesta rápida en momentos de crisis. Por supuesto, como sabemos más tarde, en el caso de Fernando se le está enfrentando a un trauma de la niñez, probablemente una violación en manos de un cura.
Como cuarta tarea, se “revela” que Carlos pretende realizarse una operación de cambio de sexo. Al poner al descubierto se obliga al resto a decidir si, aun conociendo esta información que afectará a la empresa en el futuro, lo mantendrían en el juego y lo considerarían un candidato serio. Esto pone en evidencia los prejuicios individuales por motivos de orientación sexual, pero sobre todo señala el rechazo de las empresas a contratar a quienes se desvían de las normas sociales y su desconfianza ante la influencia de un cambio de sexo en los resultados de trabajo, así como en la imagen que proyecta la empresa.
Por último, una vez retirado Enrique por revelarse su verdadera identidad, Carlos por sentirse rechazado en un ambiente homófobo, la competencia se reduce a Fernando y Mercedes. La quinta tarea consiste en lograr un efecto en el otro que este no puede descubrir antes. Finalmente gana Fernando pues “conmovió” a Mercedes con una historia construida sobre cómo el recuerdo de sus padres es su impulso para ser productivo.
“¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar para conseguir el trabajo de nuestros sueños? ¿Dónde están nuestros límites cuando la recompensa es lo suficientemente alta?”, son las preguntas que sostiene el autor en El método Grönholm.
Debemos recordar que esta obra se desarrolla en claves cómicas. Precisamente gracias a este recurso el autor puede emplear la ironía y el absurdo sin que resulten demasiado inverosímiles, y también por esta causa no es de extrañar que en las pruebas a las que se somete a los personajes no existan límites. Luego de complejas escenificaciones, podemos develar las verdaderas pruebas humanas a las que se somete Fernando sin saberlo: cómo reaccionar ante la competencia con los otros, la crisis en el matrimonio, la pérdida de los ahorros, una demanda por violencia doméstica. Qué efectos tiene a largo plazo en la productividad una violación en la infancia en manos de un cura o la homosexualidad de un hermano, hasta qué punto deben invocarse cuando estamos tomando una decisión empresarial. La muerte de la madre de Mercedes y su determinación de quedarse en la prueba son proyectadas sobre Fernando para ver su reacción ante un hecho semejante. El autor parece querer decirnos que quien persigue un trabajo en busca de mejoras económicas se deshumaniza y pierde el propósito que lo ha llevado tras el puesto: no se trabaja para vivir mejor, sino justamente para trabajar.
Desde el inicio de la obra, es obviamente Fernando quien se muestra más hostil a las decisiones colectivas, y también quien mantiene una mayor distancia objetiva de los hechos. Fernando prefiere despedir a un trabajador con problemas matrimoniales; su actitud es crítica y ve a los otros en términos de pérdida económica y entorpecimiento para la empresa. Es quien decide, durante la caída del avión, tomar el paracaídas por la fuerza en vez de llegar a un consenso, actitud bien valorada en contextos laborales donde debe tomarse una decisión rápida donde se sacrifica algún recurso, sobre todo humano. De alguna manera, este personaje representa al “policía malo” que detecta inconvenientes en cada prueba en lugar de buscar soluciones entre todos, y por ello considera una mala decisión conservar a Carlos como trabajador, más allá de sus prejuicios.
Fernando es el candidato ideal porque parece sortear las cinco fases, pero el final de la obra nos revela que él también miente, y que detrás de su actitud se revelan fracasos personales y laborales. Más allá del extremo absurdo al que llega el texto, pues parece que no es suficiente para los expertos, este personaje representa a quienes se transforman para sortear los desafíos en las empresas, hasta el punto de mentir o causar daños irreparables. Pone sobre la mesa, asimismo, que no se trata de iniciativas individuales, sino que el sistema nos empuja a asumir estas actitudes deshumanizadoras si deseamos ser tomados en cuenta.