El monstruoso engaño de las ideologías
"Estos profetas de una nueva época, que declararon haber descubierto por primera vez una ciencia del mundo social, no solo fracasaron en este campo que ellos declararon que era el campo propio de su actividad, sino que, sin vacilación alguna, decidieron destruir la historia de todas las ciencias que emplean el método histórico. Fascinados por la idea de que la mecánica newtoniana constituye el modelo de todas las auténticas ciencias, pretendieron que la historia empezara a levantarse al mismo nivel de una ciencia exacta mediante la construcción de leyes históricas".
¿Qué nos quiso decir el austríaco Ludwig von Mises con esta frase extraída de documentos que fueron confiscados por los soviéticos y nazis durante las dos espantosas guerras mundiales? Que a través de esa argucia, los ideólogos de la corporación política, los mercantilistas contra los que los liberales tenían una disputa antes de la Revolución Francesa y el sufragio universal, equipararon leyes históricas con principios universalmente válidos de la conducta humana, siguiendo la máxima de Immanuel Kant para obedecer a la moral: "obra sólo de forma que puedas desear que la máxima de tu acción se convierta en una ley universal".
Equiparar el nacionalismo porque se replica en cada país del mundo con las ciencias naturales, exactas y sociales teóricas fue la peor monstruosidad que nos pudieron vender los mercantilistas para conservar los monopolios y prebendas a costa del sufragio universal, que también es platónico porque se da en cada país del mundo.
Aristóteles señala que el razonamiento dialéctico parte de opiniones establecidas. No parte de enunciados verdaderos, de enunciados de cuya verdad nos consta, como hace el razonamiento científico, sino de opiniones. Igualar al Estagirita con Platón en una sola filosofía como hizo Immanuel Kant fue una osadía que le costó millones de vidas a las ideólogos de la corporación que aceptaron su sistema como indiscutible, dado que forzaron a una mayoría a que era lo mismo opiniones comunes que demostraciones científicas.
"El filósofo más culpable de tales reversiones es Kant. El sistema de Kant secularizó el misticismo de los siglos anteriores y, en consecuencia, le proporcionó una prolongación de su existencia en el mundo moderno. En la tradición religiosa, las verdades "necesarias" (universales) eran consideradas, comúnmente, consecuencia del modo de pensar de Dios. Kant sustituyó con "la estructura innata de la mente humana" a Dios, convirtiéndola en fuente y creadora de las "verdades necesarias" (independizándolas de los hechos de la realidad)", explica el filósofo objetivista Leonard Piekoff.
El nacionalismo resultaba una prolongación del vasallaje en el conocimiento moral, la base de las modernas ciencias sociales sostenidas ya en el holismo o autonomía de lo social, con los presidentes, ministros y diputados como los nuevos señores feudales, y con la llegada de la Doctrina Monroe en sustitución de la Inquisición, el neofeudalismo quedaba sellado: los señores feudales volvían a responder a los intereses neomercantilistas del Rey gringo.
"El intento de organizar a los hombres en clases, cuyos miembros reaccionar todos de las mismas maneras no ha tenido éxito, porque también los mismos hombres reaccionan de manera distinta en tiempos distintos, y no hay forma de atribuir reacciones inequívocamente específicas a diferentes épocas o a otros periodos y condiciones de la vida objetivamente distintas. Por consiguiente, no hay posibilidad alguna de adquirir el conocimiento de una regularidad en los fenómenos a través de este método", agregó von Mises.
El nacionalismo comenzó a quebrar los derechos naturales gracias al positivismo jurídico y sus leyes históricas establecidas en los deberes constitucionales, pero el ser nacionalista no era universalmente válido, lo era el ser humano. Así fueron creando las condiciones para que surgieran otras ideologías y bastaba decir que por deber a alguna de ellas, se acababan los derechos inalienables del ser humano en cualquier país del mundo. Fue en el contexto austro germánico que comenzó la masacre y jauría humana, que culminó en cerca de 100 millones de muertes por cuestiones políticas y siguen sumando.
Los liberales venía descubriendo un cuerpo teórico observando la acción humana de los hombres de negocio desde el descubrimiento de América, la Revolución Gloriosa, las leyes de Newton y la crisis global del siglo XVII, que se dio por la producción exagerada de la plata desde 1540 y evidenciada por el aumento del indicador de la inflación del Antiguo Régimen, el trigo.
El Patrón Oro Clásico que surgió para que no se repitiera aquella crisis fue la mejor evidencia histórica del trabajo de los praxeologos economistas liberales. Durante 250 años la inflación se mantuvo a raya en los países que espontáneamente lo iban adoptando, esto es, el teorema de la racionalidad eran principios inmutables a pesar del paso del tiempo.
La "aritmética británica" trataba de acercarse lo más posible a las ciencias naturales y exacta a través de la elaboración de teoremas de las ciencias sociales teóricas. Por ejemplo, usando la plata y el oro como estándar de valor y medida de riqueza en una región particular elaboraron un sistema monetario que fijaba el valor de la unidad monetaria en términos de una determinada cantidad de oro. El emisor de la divisa garantiza que pueda dar al poseedor de sus billetes la cantidad de oro consignada en ellos.
En la praxeología era lo más cerca que podía acercarse la colaboración social mediante la división del trabajo al teorema de Pitágoras o cualquier otro de las ciencias exactas o naturales, inmutables a pesar del paso del tiempo.
"En el ámbito social existe algo operativo que el poder y la fuerza no pueden alterar y a lo cual deben adecuarse si pretenden tener éxito, cabalmente del mismo modo en que deben tener en cuenta las leyes de la naturaleza. Esta toma de conciencia tuvo un enorme significado para la acción humana, pues condujo al programa y la política del liberalismo, desencadenando aquellos poderes humanos que, con el capitalismo (abolido en el siglo XIX por economías mixtas), transformaron el mundo. Pero fue precisamente la importancia práctica de las teorías de la nueva ciencia la que precipitó su ruina. Quien quería combatir la política económica liberal se veía obligado a desafiar el carácter de la economía como ciencia. Y así aparecieron sus enemigos por motivos políticos", sostiene von Mises.
En vez de educar a los pueblos occidentales que los mercantilistas lo tenían entretenidos en guerras religiosas, descuidos, ignorancia inducida culturalmente, vicios, pereza, vagancia, pobreza, sufrimientos y sacrificios inmerecidos en nombre de la Inquisición, se optó por colocarlos como el nuevo estándar de verdad, moral y justicia, y usando las nuevas doctrinas de las ideologías a su favor, abolieron tan magnífico trabajo y su reflejo cultural, la Ilustración y el romanticismo, para conducirnos deliberadamente a dos espantosas guerras mundiales, conservando sus monopolios y prebendas alrededor del estado hasta lograr la restauración mercantilista bajo el eufemismo de Estado de Bienestar, que hoy está pinchando por todas partes como consecuencia de semejante crimen de lesa humanidad, que costó 100 millones de muertes en pleno auge del descubrimiento científico del mundo natural, ciencias naturales, ciencias sociales teóricas y los derechos a la VIDA, libertad, propiedad y búsqueda de la felicidad.
La corrección que hicieron los magníficos austriacos a la economía política clásica, que “construía su teoría de valor y de la formación del precio sobre la base del valor de cambio, a partir de la acción del hombre de negocios”, según von Mises, fue el “reconocimiento de que la teoría del cambio directo, que emplea la ficción de que todos los actos de intercambio se realizan sin la intervención de ningún otro medio, debe tener prioridad lógica sobre la teoría del dinero y del crédito, es decir, sobre la teoría del cambio indirecto, que se efectúa a través del dinero”.
La teoría del cambio directo es el mismo intercambio de bienes y servicios materiales que se realizan en el ámbito familiar, que en esencia no difiere con la empleada en el intercambio inmaterial (honor, fama y conocimiento) dado que la acción humana presenta una “indisoluble homogeneidad”, así que la teoría subjetivista de valor deja atrás el mito de la separación entre lo “económico” y “no económico” tal como pretendía la economía antigua.
Y así, toda asignación de bienes, incluso los que se encuentran en proceso de producción, es un intercambio, por lo que la ley básica de la acción económica aplica también en la conducta de un agricultor aislado, pero en ese intento de los austríacos que iniciaron sus trabajos en 1870 en Viena por salvar la praxeología, ya Comte, Hegel, Marx y von Schmoller habían politizado demasiado la ciencia social teórica y los capitalistas o productores que tuvieron buscando reconocimiento moral a sus obras durante casi un siglo lo encontraron en el darwinismo social de Herbert Spencer o la ley del más fuerte, intensificando las huelgas, sindicatos y comunismo.
"El historiador jamás debe olvidar que el acontecimiento más importante en la historia de los últimos dos siglos, esto es, el ataque lanzado contra la ciencia universalmente válida de la acción humana y su rama hasta ahora mejor desarrollada, la económica, estuvo desde el principio motivado no por ideas científicas, sino por consideraciones políticas", recuerda von Mises.
En una sociedad libre, moral y justa, el agricultor puede convertirse en empresario siguiendo las leyes universalmente válidas de la acción humana, donde el estado tiene la naturaleza de proteger sus derechos a la vida, libertad, propiedad y búsqueda de la felicidad, y los bancos son custodios de su riqueza producida; de tal manera que el préstamo solicitado se invierta en ramas productivas no especulativas ni inflacionarias, para un crecimiento económico sostenido sin intervencionismo arbitrario.
El eje subjetivo, escéptico, cínico y relativista conduce a una inversión de valores, donde el agricultor se ajusta a leyes coactivas siguiendo un plan elaborado por las élites de intelectuales, el estado tiene una función despótica y los bancos asumen la doctrina de la deuda (prestan para consumo dado la limitada ramas de producción que permite el intervencionismo), postergando el desarrollo de instituciones políticas y económicas espontáneas e inclusivas para la colaboración social mediante la división del trabajo, obteniendo crecimientos con endeudamientos (crecimientos ficticios), crisis recurrentes, triunfos coyunturales de los movimientos sociales, corrupción, desigualdades sociales y violencia institucionalizada.
Ya es hora de despertar del letargo que nos han conducido las nefastas doctrinas de las ideologías antes que los matemáticos y médicos comiencen a obrar con huelgas y manifestaciones sociales en cada país del mundo aburridos que uno más uno es dos y que el cáncer es el cáncer, y quieren que sea otra cosa: uno más uno 9 y el cáncer es salud.
No dejemos que el escepticismo, cinismo y la hipocresía que nos dejaron los modernistas sigan acentuando esta destrucción conceptual, moral, política y cultural de las sociedades. Los pueblos se merecían mejor suerte. Basta ya de engaños orquestados desde el brazo educativo de la corporación política.