El Número 52 y la Guía Divina

El Número 52 y la Guía Divina

Saber quién has sido en una vida pasada no es habitual, y aún menos si has sido alguien conocido. Yo no recuerdo directamente mis vidas pasadas, pero las señales siempre han sido claras y evidentes. A continuación, comparto seis señales que me ocurrieron recientemente. Lo importante no es saber si fui tal o cual personaje (al final solo existe Un Ser y todos somos Ese Ser llamado Dios) sino saber que estamos continuamente guiados (y solo tenemos que estar abiertos y atentos a las señales). Pues la vida nos habla continuamente con señales y sincronicidades, pero solo aquellos que están despiertos pueden verlas.

Un día representaban la obra del personaje que supuestamente fui en una vida anterior. No tenía previsto ir, ya que tenía que llevar a Edgar (mi hijo) a su clase de arte marcial por la tarde. Pero, "casualidades" de la vida, María (la madre de mi hijo y exmujer) me llamó y me dijo que sería mejor que Edgar se quedara en casa y no fuera a arte marcial (señal 1). Justo en ese momento, acababa de hacer una sesión de coaching a un cliente nuevo, un chico que había venido a mí porque ChatGPT le había recomendado mi nombre cuando buscaba un coach. ¿Qué quería trabajar este chico? Cito textualmente: quería ser un "canal, comunicador, conectado con su esencia, vivir en paz con el presente, ser asertivo y tener amor propio". ¿Quién era, sino, ese supuesto personaje que fui? Un canal, comunicador (con mucha asertividad) y conocido por su devoción y amor (señal 2).

Así pues, una vez María me dijo que no era necesario llevar a Edgar, intenté reservar una entrada para ir a ver la obra. No sé por qué motivo, pero no podía hacer la reserva en línea (podía seleccionar la butaca, pero no había manera de continuar con la compra). Decidí ir y comprar la entrada allí mismo. Cuando llegué al teatro, la taquilla para comprar las entradas estaba vacía. Vi una pareja esperando al lado con sus entradas y les pregunté dónde se compraban. Me señalaron la taquilla de al lado (la que estaba vacía). Después de un minuto, apareció una chica en la taquilla y le pedí una entrada en una butaca central. Me asignó la fila 5, butaca 20. ¿En qué año murió dicho personaje? En 1952, que se reduce a 5 y 20 (señal 3).

Cuando me senté en la butaca, ¿adivina quién estaba a mi izquierda? La pareja que estaba en la entrada del teatro y me señaló la taquilla para comprar la entrada (señal 4). Pero las señales no terminaron ahí. Cuando terminó la obra, nos levantamos para aplaudir al actor y me di cuenta de que la persona delante de mí era Ferran, de la librería Arunachala, alguien a quien tenía cariño y hacía años (quizás 15 o 20) que no veía. Hace un tiempo, me pregunté qué habría sido de Ferran. Pues allí estaba, alguien que probablemente ha vendido cientos de copias del libro que escribió dicho personaje (señal 5). Nos reconocimos, nos abrazamos y me pidió el teléfono para quedar a tomar un café y ponernos al día.

Estas son cinco señales que mi Yo Superior, que vive más allá del tiempo, ha querido tejer en mi historia. Y si eso no fuera suficiente, estoy escribiendo esto a las tantas de la madrugada (y he salido de la habitación a las 3:52 para escribirlo, esa era la hora que marcaba el reloj de la cocina). Otra vez el 52 (señal 6).

Pero, sin duda, la mejor señal de todas ha sido una que fui consciente de que era una señal mientras la vivía. Mientras pagaba la entrada en la taquilla, se me acercó un hombre pobre (y sabía en ese momento que no era casualidad) y me pidió limosna. Me dijo "¿tienes 2 euros para darme?" y yo le dije que sí y se los di. Luego me dijo "¿tienes 1 euro más para un bocadillo?" y le dije que sí y se lo di. Y me dijo, "y si me das otro euro, puedo comprarme una bebida". Le di el cuarto euro. Y terminó diciendo, "y si me das otro, podré coger el metro". Le di el quinto euro. En total, empezó pidiéndome 2 y acabé dándole 5 (otra vez el 52). Estoy agradecido por poder ver estas 7 señales.

Ahora algo más curioso sobre el número 52. En la Kabbalah, el Nombre Divino YHVH (יהוה) es considerado uno de los nombres de Dios más sagrados y profundos. Cada una de las letras en este nombre corresponde a diferentes aspectos de lo divino y al proceso de creación. La forma "Ban" es una de las expansiones del Tetragrámaton utilizada en prácticas místicas y meditaciones. Específicamente, la forma Ban está relacionada con el mundo físico y el elemento de manifestación en el pensamiento cabalístico. En hebreo, la palabra "Ben" (בן), que significa "hijo", tiene un valor numérico de 52 (ב = 2, נ = 50). Esto vincula el número con temas de linaje, herencia y continuidad.

La Forma "Ban"

La forma "Ban" de YHVH implica deletrear cada letra del Tetragrámaton de una manera específica, donde las letras se expanden a sus nombres completos y luego se les asignan valores numéricos basados en la gematría hebrea. La forma "Ban" da como resultado el valor numérico de 52.

Así es como funciona:

  • Yod (י): Deletreado como יוד (Yod-Vav-Dalet) = 10 + 6 + 4 = 20
  • He (ה): Deletreado como הה (He-He) = 5 + 5 = 10
  • Vav (ו): Deletreado como וו (Vav-Vav) = 6 + 6 = 12
  • He (ה): Deletreado como הה (He-He) = 5 + 5 = 10

Sumando estos valores: 20 + 10 + 12 + 10 = 52.

Respecto al personaje que supuestamente fui, se le refería como "mi hijo" por parte de su Maestro. Así que todas estas señales me sirven para seguir confiando en la Divinidad.

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