El oficio más viejo
Dice David Bueno i Torrens, escritor catalán, la actividad de enseñar es la más antigua de todas, inclusive esta trasciende a la especie humana. Todas las demás, de una forma o de otra, cuidan y entrenan a sus descendientes para sobrevivir: las aves les muestran como volar, los felinos a cazar, y los pequeños roedores a esconderse. Y sabemos que en parte es algo instintivo, inclusive para nuestra especie.
El autor de Barcelona, e investigador en Oxford, explica que para aprender se necesitan, además de programas de estudio y aulas, modelos de aprendizaje. Porque aunque buena parte de la enseñanza se da por medio del ejemplo, entre especies como las orcas, los delfines, chimances y bonobos, organizan una especie de grupos de "infantes" para que se les enseñe de forma comunitaria.
Siendo los humanos la única especia que recuerda memorias a voluntad, y construye distintos escenarios del futuro, tenemos una forma particular de enseñar, y de aprender. No sólo nos preocupamos que nuestras "crías" aprendan a sobrevivir, también nos preocupan que sepan reaccionar frente al cambio, y de ser posible, que sean capaces de diseñarlo y crearlo. Así nos distinguimos de todas las especies por ser buscadores de lo novedoso.
De esta manera, de acuerdo a David Bueno, especialista en genética, el cerebro es el órgano que nos faculta para adaptarnos al entorno, y al mismo tiempo, nos brinda las competencias para transformarlo. Y aquí es donde la educación juega un rol predominante. Entrenarnos para el futuro, implica empezar a diseñarlo. ¿Qué tal lo estamos haciendo?