El papel del perdón en el divorcio emocional
-O UNIDOS POR EL DIVORCIO-
Fragmento del libro "Divorcio Emocional"
Gabriela Torres de Moroso Bussetti(r)
No hay estudios ni estadísticas, que nos indiquen el tiempo que se lleva una pareja, desde el inicio de su relación, hasta el comienzo de su rompimiento. Lo que sí es seguro es que para que una pareja permanezca unida en una relación viviendo juntos hacen falta al menos dos ingredientes: amor y perdón. Y para que permanezca unida, aunque ya no vivan juntos sólo hace falta uno: resentimiento.
“Ya déjalo ir”. “¡Que ya no te importe lo que haga!” “Pero si ya no es tu pareja!” y muchas expresiones de este estilo más.
Pero es más fácil decirlo que hacerlo. Para todos parece fácil soltar y descartar episodios de maltrato, malentendidos, disentires, violencias, agresiones pasivas y luego activas, sufrimientos, sentimientos de impotencia; sin embargo, todo eso y más están presentes en una pareja disfuncional. Reconocer la necesidad de terminar pues lo que nos unía ya no nos une y hemos tratado de permanecer juntos. Sin embargo, el cristal que antes era color de rosa, ahora se torna gris y hasta negro; ya que vamos descubriendo que los defectos del otro(a) son mayores que las cualidades. No hay más depósitos. Hay muchos retiros. Sobregiros.
Lo que era un elogio antes para el esposo(a) o pareja en la relación que confirmaba que había estado haciendo lo correcto, ahora el que se le pase por alto y no se le dé un reconocimiento merecido, o se le critique sin pérdida de tiempo cuando comete un error o falta y apenas se le aprecie, genera en muchas ocasiones una mezcla de dolor, resentimiento y duda acerca de sus propias aptitudes, lo cual puede conducir a un deterioro de la relación y por consiguiente de su matrimonio… Retiros.
Otro retiro: falta de respeto. El respeto en la pareja significa la capacidad de ver a una persona tal cual es, tener conciencia de su individualidad única y preocuparse para que crezca y se desarrolle tal como es. Si esto no se cumple por parte de uno o de ambos de los integrantes de la pareja, empiezan los insultos, la falta de consideración y cuidados. Los egoísmos afloran en cada uno de ellos y se hace patente el distanciamiento que conlleva a su vez a que ya no tengan los mismos intereses y por ende a la falta de respeto… y los consiguientes retiros.
Y no podemos dejar fuera de estos resentimientos la influencia de la familia de origen. Cuando una pareja decide iniciar una vida juntos, cada uno de sus integrantes se encuentra involucrado en una situación de conflicto entre su lealtad a la familia de origen, que se encargó de cuidarlo, alimentarlo, educarlo, mantenerlo, de su desarrollo personal y le dio un nombre. Esta doble lealtad los divide y conflictúa, pero también constituye -generalmente- la más temprana fuente de conflicto en la nueva pareja. Estos desacuerdos pueden extenderse a toda la vida juntos. Es aquí donde nace el sentimiento de los celos que actúan como otro retiro.
La separación y el duelo por la familia de origen es un proceso trabajoso y doloroso que deberá afrontar la nueva pareja para dar paso a su propia familia. El éxito o el fracaso de este proceso dependerá de la cercanía de cada uno de ellos a su familia de origen, de los celos que la familia del cónyuge pueda generar en el otro y de las situaciones de hostilidad surgidas antes o después de la constitución de ésta.
Recordemos:
"El concepto de salud mental se deduce de las condiciones mismas de la existencia humana, y es el mismo para el hombre de todas las épocas y todas las culturas. La salud mental se caracteriza por la capacidad de amar y de crear, por la liberación de los vínculos incestuosos con el clan y el suelo, por un sentimiento de identidad basado en el sentimiento de sí mismo como sujeto y agente de las propias capacidades, por la captación de la realidad interior y exterior a nosotros, es decir, por el desarrollo de la objetividad y la razón"[1]
www.divorcioemocional.com
[1] Erick Fromm “El arte de amar” 1956.