El Partido Popular lo tiene crudo
El Partido Popular es un partido “corrupto”. Sus rivales políticos han encontrado una vía simplificada para atacar contundentemente a los populares y desbancarles del gobierno de España. Desde hace tiempo afirmo que Rajoy no es un estadista que haya cogido el toro por los cuernos para limpiar la imagen de su Partido. Más bien todo lo contrario: “Luís, lo entiendo, sé fuerte”, el sms del ex presidente del Gobierno al ex tesorero del PP, cuando salió a la luz la caja B de los populares; corroborada por la última sentencia judicial, es fiel reflejo.
Ha sido fácil y continúa siéndolo, que sus rivales ataquen con total contundencia con la primera regla de la propaganda política clásica: la simplificación y el enemigo único. Más bien los responsables del PP se lo han servido en bandeja. Son múltiples los casos de corrupción que se les acumulan a los partidarios de Rajoy y eso no es bueno ni para el PP ni para la Democracia. El “y tú más” ya no funciona como acto reflejo defensivo porque, al contrario de lo que ocurrió en tiempos pasados, la ciudadanía cada vez está más y mejor informada; al margen de que casos como el de los ERE en Andalucía, que implica a dos ex presidentes, continúa su periplo judicial y tendrá resultados tarde o temprano. No importa que los otros tengan que bregar con sus propios casos de corrupción, la realidad es que tanto se ha orquestado, por activa y por pasiva, que la corrupción en el día de hoy sólo parece patrimonio exclusivo del PP.
Exageración y desfiguración, la segunda regla de la propaganda política clásica se ha urdido desde todos los sectores, ya fueran nacionalistas catalanes como mujeres, jubilados o cualquiera dispuesto a echarse a la calle, la culpa de Rajoy. Que ya daba igual una foto con una mujer mayor echando sangre por la nariz, presuntamente atacada por la policía el 1 de Octubre en el referéndum ilegal, puro montaje. Y la poca delicadeza con los pensionistas de subirles una mísera cantidad, risible, para poco después rectificar con un poquito más, pero soliviantando al personal. Exageración, desfiguración y un Rajoy que no ha sabido capear el temporal. Culpa también de los asesores sin criterio que no fueron de recordarle lo efímero del Poder. En la antigua Roma un esclavo sostenía sobre sus cabezas las cabezas de los Emperadores una corona de laurel y les susurraba al oído “recuerda que eres mortal”: “memento mori”. La costumbre servía para que los líderes no se creyeran dioses. Aquí no hay bemoles.
“Tanto va el cántaro a la fuente que se rompe”, un dicho muy español que viene a refrendar otra de las reglas de la propaganda: la orquestación. Decía el ministro de la Propaganda nazi, Joseph Goebbels, que una mentira mil veces repetida se convertía en verdad. De tanto repetir que Rajoy era un corrupto al igual que su Partido, desde todos los lados al final, al margen de la actuación judicial, ya están él y su Partido criminalizados, mucho les va a costar quitarse la losa.
La transfusión hace que afloren y se acomoden actitudes primitivas.Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales. Se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en dicha actitudes primitivas. De ahí que los independentistas catalanes se inventen la mayor parte de sus argumentos, cuando su propia historia a medida y un lema “España nos roba”, para que la multitud acoja las tesis con satisfacción sólo hay que repetirlo una y un millón de veces. La derecha nos roba, los ricos siempre salen beneficiados; el PP y su líder, hasta hoy mismo que ha dimitido de su cargo de Presidente popular también: “sólo se han llenado sus bolsillos y nos han robado”.
Unanimidad y contagio. Uno para todos y todos para uno. La unión hace la fuerza y quien ha sido ciego para ver lo que se le avecinaba continuará ciego para ver el futuro. Ha hecho bien en dimitir y dejar que otros liberen el PP. Su imagen ya había caído tanto que le perjudicaba a él a su Partido. Hay quien dice, muchos, que el nuevo Gobierno es ilegítimo, seguramente entienden poco de política y democracia. Guste o no, es el congreso de los Diputados quien elige Presidente no el voto de los ciudadanos, que sí pero no; tan legal es elegir un presidente en minoría como hacerle una moción de censura y elegir a otro con más minoría si cabe, aunque en un primer momento esté apoyado por la mayoría de la cámara.
Y termino con uno de los preceptos Goebbels y su Principio de la Vulgarización: “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”. Pues qué quiere que les diga, que la varita mágica les toca a ellos y los demás somos borregos que les seguimos. Como explica Noam Chomsky existe una idea alternativa de democracia, mucho más fiel a la realidad que estamos viviendo. Las élites dominantes (clases política y empresarial) no deben permitir a la gente encargarse de sus asuntos y la información suministrada por los medios de comunicación debe estar rígidamente controlada. Según este autor, la democracia hoy es un “ejercicio de poder desde la cúpula financiera y empresarial, con el trabajo conjunto de intelectuales y líderes políticos, formando una minoría ejecutiva que se contrapone a la enorme mayoría”, denominada por Walter Lippman como “el rebaño desconcertado”.
En mi opinión falta formación e información pero estos poderes nunca van a dejar que los que pertenecemos al “rebaño desconcertado” despertemos del adoctrinamiento al que nos tienen todos sometidos, los unos, los otros y los de más allá. Por el momento el PP lo tiene crudo, y nosotros más.
Por Paco Roldán, asesor político.