El Poder del sentimiento.

Sabemos que nuestras decisiones muchas veces, por no decir todas, están basadas en emociones o sentimientos para luego justificarlas racionalmente, así lo aprendí de Liliana Alvarado. Las elecciones presidenciales no son la excepción, cada 5 años los peruanos decidimos nuestro voto en la última semana previa a la fecha de sufragio sin tomar en cuenta que dicen los planes de gobierno de cada candidato.

La pregunta es ¿Cómo elegimos?. Estoy seguro que existe mucha gente que evalúa los programas de gobiernos y racionalmente elige qué es lo más conveniente para el país desde su propia visión cosmopolita del mundo. Otro grupo de gente, decide en base a lo que escucha, lee, observa y siente, es aquí que nuestro cerebro límbico empieza a funcionar.

Escuchamos lo que se dicen en la radio, en la familia, amigos, periodistas, vemos lo que sucede en la televisión, redes sociales, leemos periódicos o noticias en internet, y todo eso, nos permite en cuestión de segundos tener una idea basada en nuestro sentir. Somos seres humanos pensantes que necesitamos sentir para vivir.

Luego de este prolegómeno, podemos traer a nuestra mente algunas acciones de los candidatos en el mes de marzo, que pudieron generar simpatía o antipatía, solo era cuestión de ver los medios de comunicación y en contra reflejo podíamos apreciar las respuestas en redes sociales de un conjunto específico de la población, aquí es donde abrimos una pequeña pero significativa ventana del espectro social, donde pudimos comprobar en un estudio de redes sociales, que en un período dado de tiempo en el mes de marzo, las conversaciones marcaban un sentimiento negativo o positivo sobre algún candidato que se podía volver en una tendencia en las siguientes semanas.

¿Es recomendable tener una escucha social sobre este espectro virtual (redes sociales) que circunscribe a un conjunto específico de la población? Si bien es cierto, no todo el Perú comenta, comparte sus ideas en redes sociales, es significativo evaluar la respuesta de la acción comunicacional de un candidato, una marca o una empresa, con un análisis que codifique generando valor y retroalimente la estrategia comunicacional.

Cómo veníamos diciendo, elegimos por emociones y luego las justificamos racionalmente, por eso tener un barómetro social que mida los sentimientos de un espectro social específico, es mejor que no tener ningún insumo que nos permita medir nuestra comunicación.

"Escucha los pensamientos pero cuida más de los sentimientos".