Realineando Prioridades en la Industria Farmacéutica - El Poder en Nosotros
Algunas Memorias
Siendo gerente de marca hace más de 10 años, recuerdo el caso de un paciente que falleció después de ser operado de cadera. Yo estaba a cargo de una enoxaparina y como ustedes sabrán, ésta previene la aparición de coágulos especialmente en pacientes mayores de 65 años que se operan de rodillas o caderas. Tras conocer la noticia sentí remordimiento, y no exagero, lo digo en serio porque sé que si nuestro mensaje de marketing hubiera llegado, ese paciente podría haberse salvado.
No pretendo ser duro conmigo, los profesionales de salud saben perfectamente que no todas las vidas se salvan físicamente y debemos aceptarlo, pero esta experiencia hizo estallar algo que ya había experimentado por primera vez unos años antes, cuando estaba en neurociencia, gerenciaba ácido valproico para el tratamiento de trastorno bipolar, y escitalopram para la depresión. Y recuerdo que visitaba los pabellones psiquiátricos y constantemente conversaba con psiquiatras sobre los pacientes, y tenía un recurrente sentimiento de aflicción por su condición.
Una Nueva Visión
Después de algunos años de carrera profesional, hoy en día creo que hacemos marketing para aportar soluciones, vender y ser rentables; sin este principio no habría negocio, pero (y no pretendo ser filosófico con esto) no tiene sentido hacer marketing sin un propósito y un sentido real. No soy el único que piensa esto, ya que mientras lees estarás de acuerdo.
Sin embargo, durante años nos han enseñado que las habilidades más importantes son las que impactan al negocio hacia adentro: liderazgo, comunicación, flexibilidad, adaptabilidad, y creatividad, entre otras, pero hemos pasado por alto las que hacen la diferencia hacia afuera: empatía, compasión y amabilidad. Y si bien las primeras son importantes para construir una cultura fuerte y alcanzar objetivos, las segundas son clave para convertirnos en una solución real.
Lo crítico con la empatía, la compasión y la amabilidad es que comprenderlas y adoptarlas es angular en nuestro trabajo en esta industria (comúnmente conocida como farma). Al meditar nos planteamos la siguiente pregunta: ¿cómo podemos vender productos a alguien cuyo sufrimiento y dolor no comprendemos del todo? ¿cómo podremos tener un fuerte sentido de significado y propósito sin ser empáticos, compasivos y amables con aquellos para quienes trabajamos?
Estamos en el negocio de brindar alivio y soluciones a quienes sufren, llevar buenas noticias a quienes las necesitan y, en definitiva, nuestro negocio consiste en salvar vidas, y ese es el propósito de marketing y de las operaciones comerciales. No estamos aquí para obtener ventas ni ganancias (sigue leyendo). Estamos aquí para mostrar empatía, compasión y amabilidad, y cuando lo hacemos, cuando somos una verdadera ayuda para quienes lo necesitan, las ventas, las ganancias y el crecimiento vendrán. Es una cuestión de prioridades.
Piensa por un momento en lo poderosos que somos, que desarrollamos un material informativo que lleva a pacientes a médicos, que a su vez diagnostican y prescriben tratamientos específicos que pondrán fin a sus largas luchas. Un material informativo que permitirá a médicos elegir al paciente adecuado para el tratamiento adecuado en el momento correcto. Información que traerá alivio, responderá preguntas y traerá paz a una mente llena de incertidumbre, dudas y miedos ¿No es esto poderoso?
Sí lo es, pero si no hemos sido lo suficientemente empáticos, compasivos y amables, y por eso todavía hay un paciente aún sin el tratamiento adecuado, no estamos ejerciendo nuestro poder y tenemos trabajo por hacer.
¿En Dónde Estamos?
Estando nosotros en el negocio de brindar alivio y soluciones a los pacientes, ¿por qué carecemos de iniciativas centradas en la bondad? ¿Cuáles son las razones que nos limitan a lograrlo? Echemos un vistazo a algunas de ellas para comprenderlas y, en última instancia, iniciar el debate que podría abrir el camino para diseñar algunas soluciones:
He resaltado la importancia de volvernos empáticos, compasivos y amables en nuestras organizaciones, y quizás te preguntes por qué he incluido estas tres y no solo una. Bueno, porque estos adjetivos no son intercambiables, son parte de un progreso continuo que debemos transitar; de la misma manera en que aprendimos a correr, primero aprendimos a gatear y luego a caminar. Si bien todos queremos quick wins (necesarios para el negocio), debemos aceptar que esto es un viaje, y los pasos se tienen que dar de manera ordenada y planificada.
Empatía, Compasión y Amabilidad
Ahora, enfocándome en las definiciones, quiero usar algunos pasajes de la Escritura que nos cuentan cómo Jesús alimentó a los cinco mil, y dentro de ese escenario, Mateo 14:14 dice, “Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos.”
Lo primero que vemos aquí es que la compasión es una acción, no hay compasión sin un impulso de hacer algo al respecto. Jesús tuvo compasión e hizo algo, sanó a los enfermos. Pero, ¿por qué tuvo compasión? ¿Por qué se sintió movido a hacerlo? El mismo pasaje se describe en Marcos 6:34 “Y salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas.”. Jesús primero sintió empatía ya que esa gran multitud necesitaba dirección, información y respuestas, y su comprensión de esto lo movió a la compasión y tomó acción. El mensaje de Jesús es hoy más relevante que nunca.
La empatía y la compasión son comportamientos diarios que mostramos a través de una vida de bondad. La Escritura dice en 1 Juan 2:2 “Él sacrificó su vida para quitar nuestros pecados y no sólo los nuestros, sino los de todo el mundo.” Su mayor acto de bondad fue dar su propia vida por nosotros, de la misma manera, podemos comprometer nuestro trabajo y el ejercicio de nuestro poder (comprometernos a ser amables) para llevar alivio a quienes lo necesitan a través de nuestra vida diaria, escuchando y entendiendo (empatía) y acciones (compasión) hacia ellos.
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¿Cuáles son las consecuencias de no hacer esto? Me refiero a ser amables. En el ámbito espiritual, la paga del pecado es la muerte (la espiritual), y en nuestro mundo, en la industria farmacéutica para ser precisos, la consecuencia de no ser amables con nuestros pacientes también podría traer la muerte física junto con tantas otras cargas indeseables, veamos.
¿Es la Adherencia del Paciente un Problema Real?
Un artículo reciente publicado en nature.com afirma que una mala adherencia es la razón más común de las disparidades observadas entre los resultados obtenidos en los ensayos clínicos y resultados en el mundo real (1). Las estimaciones de falta de adherencia están alrededor del 50% en enfermedades crónicas (2,3), e incluso otros autores suavizan esta cifra dependiendo de las condiciones y la complejidad de los regímenes requeridos, pero aún así consideran que hasta el 40% de los pacientes no se adhieren a las recomendaciones de tratamiento (4,5,6) y algunas de las consecuencias de esto son:
Si entre el 40% y el 50% de los pacientes que reciben tratamiento no logran mejorar, vivir bien y, en última instancia, sobrevivir, debemos revisar nuestros esfuerzos, iniciativas e inversiones y adaptarlas a los desafíos actuales. Por ejemplo, áreas como market access y el apoyo a pacientes son vitales en una nueva realineación en la industria farmacéutica. Incluso creo que antes de conquistar transformación digital, alfabetización financiera, creatividad, innovación y muchas otras competencias, tenemos que convertirnos en campeones de la empatía, la compasión y la amabilidad.
Pero ¿por qué insisto en esto? Repasemos algunas de las razones que provocan mala adherencia en pacientes:
De lo anterior ¿qué sentimientos, percepciones y comportamientos encontramos? ansiedad, baja motivación, percepción de falta de eficacia, aversión, estigmatización, poca alfabetización en salud, y dudas ¿Alguno de ellos está asociado con una falta de empatía por nuestra parte? Sí, todos ellos. Ese es el punto.
¿Cómo podemos volvernos empáticos con las circunstancias de otra persona si nunca hemos escuchado o vivido bajo esas circunstancias? ¿Cómo podemos ser compasivos si no hemos sentido ninguna simpatía? Y ni siquiera hablemos de ser amables.
Pensemos en cómo funcionan las hermandades y el tipo de empatía, compasión y amabilidad que se encuentran allí. Ellas han dominado la habilidad de escuchar porque todos tenemos, especialmente los pacientes, una historia que contar, y no tenemos que enfrentarla solos.
Ahora bien, la pregunta aquí es, similar a las hermandades ¿cómo podemos llegar a ser organizaciones impulsadas por la bondad?
Paciente-centricidad o Amabilidad-centricidad?
Para terminar, quiero sugerir un par de ideas, y teniendo en cuenta que busco la empatía, la compasión y la bondad a través de un cambio en nuestras conductas, quiero centrarme primero en escuchar, veamos:
He llegado al final y quiero concluir que ser empático, compasivo y amable va más allá de una declaración, de iniciativas, programas y sentimientos, y es una forma de vida donde los comportamientos correctos dan forma a cómo nos conducimos y dirigimos nuestros negocios.
Salomón fue un hombre sabio, su sabiduría provenía de Dios mismo, y en Proverbios 21:21 escribió, el que sigue la justicia y la bondad hallará la vida, justicia y honor.
Referencias: