EL POST COVID19 Y TRANSFORMACIONES DEL PROYECTO EDUCATIVO JAVERIANO
[Reflexión publicada en la Revista Javeriana, número 868, tomo 156, año de publicación 87. Bogotá, D.C.:2020. ISSN 2711-4511]
Por deferente invitación del Director de la Revista Javeriana, padre Luis Fernando Álvarez Londoño, S.J., asumo esta desafiante y compleja tarea de escribir algunas líneas, en perspectiva de futuro, sobre la Pontificia Universidad Javeriana, en un año en que se conmemoran los 90 años de su restablecimiento y en momentos caracterizados por la incertidumbre en que nos ha sumido la crisis global, social y sanitaria de la pandemia del COVID19.
Quisiera empezar estas líneas señalando que algunas expresiones utilizadas con frecuencia y, confieso hoy, con algo de ingenuidad, por quienes hemos reflexionado e impulsado la planeación universitaria, han probado su plena validez este año de la pandemia del COVID19: el ‘futuro es impredecible’, la ‘única contante es el cambio’, ‘enfrentamos una época de cambio más que un cambio de época’. Aunque estas y otras ideas cuestionan directamente la efectividad de las predicciones y proyecciones estratégicas de las instituciones de educación superior, de ninguna manera nos desaniman en la consolidación de la cultura de la acción planificada.
Por estos meses de crisis, oyendo y leyendo a expertos universitólogos y a influenciadores (neo categoría de quienes tienen algo que decir, con fundamentado o no, sobre un asunto) a través de webinars, publicaciones virtuales, blogs y portales, formas rápidas y obligadas hoy de divulgación social del pensamiento y el conocimiento, que irrumpieron definitivamente en nuestra cotidianidad; oyéndolos y leyéndolos – repito - sobre el futuro inmediato de la educación superior y de la universidad; coinciden generalmente en acotar sus opiniones y pronósticos de futuro, en al menos tres momentos durante y después de la crisis: el de reacción, el de recuperación, y el de transformación. A dichos momentos les asignan unos rangos de tiempo variables, sin claras soluciones de continuidad y que se solapan dada la complejidad de los proyectos educativos universitarios.
Al momento de escribir estas líneas, la Universidad Javeriana, junto con un número importante de universidades colombianas, ha superado el momento de la reacción, que se caracterizó por decisiones rápidas y esfuerzos de muy corto plazo, de orden docente, de adecuación y expansión tecnológica, de fortalecimiento en la orientación, atención y apoyo a una sorprendida comunidad educativa, para asegurar la continuidad de la función formadora de la Universidad en contextos remotos.
Se transita ahora por el momento de la recuperación, en la que empiezan a tener una mayor cabida las formaciones, reflexiones y adecuaciones pedagógicas para una docencia virtual, remota o con momentos acotados de presencialidad; la apertura de asignaturas llamadas de modalidad combinada (cursos con presencia física del profesor y de estudiantes en el aula y, simultáneamente, de estudiantes con conexión remota, y que de acuerdo con las condiciones personales de los estudiantes podrán rotar su participación física o remota); un mayor espacio de planeación de actividades académicas, de opciones de internacionalización, de acompañamiento a estudiantes y profesores, de adaptación y cualificación de las infraestructuras físicas y tecnológicas, y la gradual reactivación de otras funciones sustantivas de la Universidad, como educación continua y consultoría.
Como reflejo de su complejidad, la Universidad Javeriana empieza también a vislumbrar y darse las primeras reflexiones sobre su transformación, que consistirá en acoger, desde las tradiciones institucionales y opciones misionales, las tendencias y los retos, así como las lecciones aprendidas en la crisis, para incorporarlas y asumirlas definitivamente a su quehacer universitario.
Llamo aquí la atención sobre la no utilización de la expresión reinvención de la universidad, palabra agotada por su generalizada utilización en estos tiempos, y que no se ajusta al devenir de la Universidad, pues ciertamente en la post crisis del COVID19, no se abandonará definitivamente la experiencia formadora, los acumulados disciplinares y científicos, la decantada visión humanística y social para dar paso a diferentes realidades. Desde unas capacidades y una tradición construida a lo largo de los años se transformará, se adecuará a los tiempos, lugares y personas un transformado proyecto educativo universitario. No resulta tampoco precisa la expresión reinvención aún con su prefijo re-, que significa repetición y que se utiliza más por moda idiomática que para significar invención repetitiva de la acción universitaria.
Subrayo la utilización de la expresión transformación de la universidad, para señalar el cambio o la modificación importante que experimentarán las universidades en el desarrollo de sus contemporáneas funciones sustantivas. Hago referencia a ellas en su reformada versión:
- la formación de ciudadanos, críticos y creativos;
- la generación de nuevo conocimiento, de innovación y de creación artística, con una especial empatía social;
- el servicio y el compromiso con la sociedad (social engagement) y con un mundo sostenible, y
- el fortalecimiento de la conciencia crítica de la propia cultura (inculturación), de la multiculturalidad o reconocimiento de la cultura de otros y de interculturalidad o enriquecimiento de la propia cultura con otras.[1]
Señalo que la transformación de la universidad, y por tanto de la Universidad Javeriana en su próximo futuro, acoge no solo los aprendizajes y las perspectivas que nos deja la crisis del COVID19, aunque significativas, cuanto otras tendencias y retos que se venían planteado recientemente a la universidad, tanto en el contexto social como en la educación superior. Cabe mencionar algunas de ellas:
- Un profunda inequidad social, económica, digital y educativa del país.
- Porcentajes altos de pobreza, niveles preocupantes de desempleo y de informalidad laboral, frágil y limitado sistema productivo.
- Profundos problemas medioambientales originados por actividades ilícitas o por la indiferencia frente al falso dilema de privilegiar las actividades económicas.
- Inadecuadas capacidades del sistema de salud y el preocupante y en ascenso problema de la salud mental.
- Una enquistada corrupción como forma de obrar en la política y en la actividad privada, acompañada de impunidad y muy bajo acceso a la justicia.
- Crisis de credibilidad en las instituciones sociales y de ellas como canalizadoras de las aspiraciones y los proyectos de los ciudadanos.
- Los recurrentes problemas de polarización, violencia y de no respeto a los derechos humanos.
En el campo de la educación superior en Colombia, encontramos también algunas tendencias y retos:
- Una cada vez más baja demanda por educación superior, originada en cambios demográficos, en el poco interés por la educación superior ante la urgencia de generar ingresos para atender las necesidades propias y familiares, y una visión negativa sobre sus beneficios de retorno.
- La irrupción de una oferta académica empresarial y foránea, de cursos cortos, virtuales y ofertas de valor (no aseguradas) de beneficios en el exterior.
- Permanentes cuestionamientos a la calidad de la educación superior y su no relevancia en términos de resultados de aprendizaje y de formación de ciudadanía.
- La pérdida del monopolio que ostentó la universidad en la generación del conocimiento, y la necesidad de vislumbrarla en ello como colaboradora (no competidora) con el Estado, la Empresa y la Sociedad. Ello se puede expresar además como la vinculación de investigadores de diferentes disciplinas, científicos del sector productivo y actores sociales no vinculados con circuitos académicos, en la generación de nuevo conocimiento.
- Las nuevas exigencias al trabajo académico orientado a una mayor sensibilidad y apertura al contexto social, pero también a un mayor compromiso del trabajo científico con la comercialización y aprovechamiento económico del conocimiento.
- La irrupción de la cuarta revolución industrial o revolución digital que, a través de la inteligencia artificial y la robótica, influye y transforma los procesos y las actividades industriales, productivas, económicas y sociales, así como la acción gubernamental y las actividades cotidianas de las personas, todo ello a partir de contextos de interrelación en red locales, regionales, nacionales y globales, soportadas en tecnologías de información y comunicación.
Aquí comparto una visión – que por cierto genera algún escepticismo - relacionada con la crisis global, social y sanitaria del COVID19, que realmente no creó nuevos retos, ni suprimió algunas de las tendencias sociales y educativas existentes, pero sí las exacerbó, generó un mayor sentido de urgencia y profundización de las mismas.
En consecuencia, considerar el inmediato futuro de la Universidad Javeriana, en otras palabras, su transformación, la llevará a plantear la respuesta rápida y definida a las tendencias y a los retos que con mayor rigor se ciernen sobre ella, y dar prioridad a algunas de ellas.
A partir de este análisis, planteo tres de las transformaciones que la Universidad Javeriana muy seguramente asumirá en el camino que empieza a recorrer; porque si se analiza con cuidado, es de la naturaleza de toda acción universitaria, de todo proyecto educativo, estar en clave de futuro.
La incorporación de la Revolución Digital (4RI) en todo el Proyecto Educativo Javeriano; esto es, en sus programas académicos, en sus opciones y propósitos de docencia, en la generación de conocimiento, ciencia y creación artística, y en las diversas formas de extensión, teniendo siempre presente una doble perspectiva: el aprovechamiento de sus beneficios y herramientas (inteligencia artificial, robótica, análisis de datos, alta conectividad), así como en la dotación de la capacidad reflexiva y ética para entenderla en su carácter instrumental y de servicio al ser humano.
La cultura digital y su reflexión ética resulta de tal importancia para la educación superior, que podría afirmarse que ninguna otra institución social, salvo la universidad, está llamada o hará este “aporte humanizador” de la Revolución Digital.
La Universidad transformará sus programas académicos conducentes y no conducentes a título universitario, así como sus experiencias docentes, por sólidos ejercicios de innovación educativa en la que se enriquece la experiencia educativa presencial de la relación profesor – alumno y se fijan las opciones para su balance o por una experiencia educativa virtual. Esto no implica que en la Javeriana se fortalecerá una dicotomía entre lo digital y lo presencial. El proyecto educativo javeriano es en su esencia presencial e integral, pero ello no se opone a que sea multimodal, según mejor se ajuste a los resultados de formación y aprendizaje esperados, con currículos estructurados en esquemas de uso colaborativo de recursos pedagógicos y altamente conectados.
Las dimensiones críticas de los ejercicios de innovación educativa estarán en el fortalecimiento de la flexibilidad curricular, tanto en las experiencias y actividades de enseñanza - aprendizaje como en los planes de estudio; en la profundización de la interdisciplinariedad, en el aprendizaje adaptativo, en currículos focalizados en resultados de aprendizaje, formación de ciudadanía y el respeto a la diversidad, con sentido de formación a lo largo de la vida.
Se espera, quizás más que nunca en este momento, un mayor compromiso social e investigación empática por parte de la Universidad. La generación de nuevo conocimiento y la aplicación y transferencia de ese nuevo conocimiento a sociedad, transitarán de una relación vertical descendente de la universidad hacia su entorno, a una horizontal de colaboración que nos aproximará al concepto de “universidad comprometida” de Ernest Boyer o del engagement, en sus diversas versiones: publico, cívico o comunitario, definido por Hiram Fitzgerald como la “colaboración entre la universidad y sus comunidades para el intercambio mutuamente beneficioso de conocimientos y recursos, en un contexto de colaboración y reciprocidad”.[2]
He hecho referencia a tres transformaciones que tendrá el proyecto educativo institucional de la Universidad Javeriana en su inmediato futuro. Obviamente, no son, ni serán las únicas, pero si son y serán estratégicas en su obrar como universidad en los próximos años. Si nos fijamos bien, no son transformaciones que apenas empiezan o que están en un horizonte para su posterior desarrollo. Son opciones de cambio que han iniciado desde el pasado, sobre las que se ha reflexionado a partir de las tendencias y las realidades del país en que se inserta, y de sus ejercicios de autoevaluación y de mejoramiento continuo, y que la crisis global, social y sanitaria originada por el COVID19 les ha dado un sentido de urgencia.
La Universidad Javeriana, a partir de su obrar riguroso, de calidad, en sintonía con su país, en estos 90 años de restablecimiento, cuenta con un saber acumulado, con una alta capacidad de aprendizaje y con las capacidades adquiridas para hacer realidad estas transformaciones que se propone.
Es la buena noticia, porque como se ha dicho desde antes y se ha insistido, en medio de las dificultades que enfrenta el país, en una situación global, social y sanitaria impredecible, con pocos signos de esperanza, la Universidad Javeriana desarrolla un proyecto educativo de excelencia, que se transforma, y que le permitirá ver con optimismo su futuro.
Aquí recojo un hecho que se ha comprobado a lo largo de los últimos siglos: en los momentos más duros, difíciles y oscuros de las sociedades, las universidades han sido las instituciones que han logrado decir una palabra de esperanza, de que es posible y existe un mejor futuro.
CODA: Este año conmemoramos también los 50 años de la presencia de la Universidad Javeriana en Cali. En 1990, con ocasión de la conmemoración de los 450 años de la Compañía de Jesús, que coincidió con la celebración de los 20 años de la Javeriana en Cali, el Director de entonces de esta misma Revista Javeriana, padre Jaime Vélez Correa, S.J., generosamente me invitó a escribir sobre este significativo hito javeriano. El texto, titulado “Pontificia Universidad Javeriana – Seccional de Cali: Presencia Javeriana en el Suroccidente Colombiano”, concluyó así: “En el futuro… [la Javeriana de Cali] reconocerá la región, sus particularidades y necesidades, la identidad y aspiraciones de la comunidad que influye. Se iluminará en los objetivos que orientan en el devenir de la Universidad Javeriana, la misión apostólica de la Compañía de Jesús y los principios que proclama el cristianismo. Un proceso de planeación estratégica iniciado en la Universidad por estos meses, sin duda abrirá las puertas y señalará el mejor camino para llegar a él.”[3]. Con cuanta alegría es posible comprobar la realización de ese futuro 30 años después.
[1] Las definiciones de inculturación, multiculturalidad e interculturalidad son tomadas de: Sosa Carrascal, S.J., Arturo: La Universidad fuente de vida reconciliada. Encuentro Mundial de Universidades encomendadas a la Compañía de Jesús. Loyola, España. 10 julio 2018.
[2] Autores citados por: Music, J y Venegas J. Vinculación con el Medio. Ampliando la Mirada. AEQUALIS, Foro de Educación Superior. Santiago de Chile. Julio 2020
Director Prosearch Europe
4 añosExcelente reflexión, Jairo, muy bien construida y muy bien expresada. Se nota tu conocimiento de la universidad y de la problemática.