El primer contacto con los asistentes virtuales no siempre es satisfactorio
Esto es lo que oigo decir a profesionales que se han enfrentado a este asistente virtual o a otros como Copilot, Gemini o Aria, basados en inteligencia artificial. Fue mi caso cuando lo descubrí a finales del año 2022: fue una decepción. Las respuestas eran muy escuetas y no aportaban nada relevante.
Creo que cometemos un error al probar estas herramientas: les hacemos las preguntas típicas destinadas a sorprender al empollón de la clase y no sabemos formular las preguntas adecuadamente. Sobre esto último, parece que esperamos que tengan la capacidad de leernos la mente, y les preguntamos de manera demasiado breve.
Estos asistentes acumulan una cantidad ingente de conocimiento que está a nuestra disposición, pero no vienen con un libro de instrucciones. Hay que aprender a usarlos a base de prueba y error, o bien alguien más avanzado nos debe guiar.
Pero analicemos esto por partes: son herramientas muy potentes que han avanzado de forma increíble en el último año y medio. Tienen limitaciones y carencias: su funcionamiento a veces es errático, parecen cobrar vida propia, inventan o simplemente se equivocan.
Aún así, son de una ayuda inestimable. Yo los utilizo profesionalmente con mucha frecuencia y es sorprendente lo que ya son capaces de hacer: revisar contratos, redactar, analizar datos, planificar, elaborar presentaciones, argumentar, revisar, traducir, etc.
Las limitaciones no deberían ser un obstáculo para su uso, porque con el tiempo se irán superando y se convertirán en herramientas indispensables en nuestro trabajo.
Por último, está la cuestión de cómo formular las preguntas. Existen varias técnicas que facilitan la obtención de la información que necesitamos. Son sencillas de aplicar, y si hay alguien interesado, puedo proporcionarle más detalles.
Os recomiendo que los probéis con paciencia; creo que los resultados os sorprenderán.