El Propósito como Eje Central de la Gestión Educativa

El Propósito como Eje Central de la Gestión Educativa

El propósito en la gestión educativa trasciende la mera definición de objetivos; se erige como el norte que orienta las acciones de toda la comunidad escolar en gran concordancia con su Proyecto Educativo.

Cuando una institución educativa define de manera clara y concisa su propósito, genera un sentido de identidad y pertenencia que trasciende las aulas. Este propósito, al estar arraigado en la cultura escolar, influye directamente en el vínculo docente-estudiante y se convierte en el motor que impulsa la implementación de sistemas de calidad.

Simon Sinek argumenta que los líderes más exitosos y las instituciones más inspiradoras utilizan un sistema de planificación que denomina el círculo dorado (Golden circle), que se componen de tres círculos concéntricos en los que aparecen las tres preguntas: ¿qué?, ¿cómo? y ¿por qué? (de afuera hacia adentro) que son aplicables para todo proyecto, innovación, generación de vínculo u otro. El ¿por qué? responde directamente al propósito y nos invita a reflexionar el porqué hacemos lo que hacemos y cómo apoya a la concreción del proyecto educativo.

La Cultura Escolar como Reflejo del Propósito La cultura escolar, entendida como el conjunto de valores, creencias y normas compartidas por una comunidad educativa (Fullan, 2001), es un fiel reflejo del propósito institucional. Un propósito claro y compartido se manifiesta en cada aspecto de esta cultura: en las interacciones diarias, en los rituales escolares, en las expectativas y en el clima de aprendizaje; siendo algo que se vive, se siente y se “respira” en toda la institución.

Cuando el propósito es auténtico y significativo, la cultura escolar se convierte en un ambiente enriquecedor que promueve el desarrollo integral de los estudiantes, tal como lo plantean diversos autores (Sergiovanni, 1994; Leithwood, 2006).

El Vínculo Docente-Estudiante como Base del Propósito El vínculo entre docentes y estudiantes es fundamental para alcanzar el propósito educativo. Cuando ambos comparten una visión común y se sienten conectados con un propósito superior, la enseñanza se vuelve más significativa y el aprendizaje más profundo.

El propósito inspira a los docentes a innovar en sus prácticas pedagógicas y a los estudiantes a asumir un papel activo en su propio aprendizaje. Según Boyd y Myers (2010), las relaciones interpersonales positivas en el aula son un factor clave para el éxito académico y personal de los estudiantes.

La pregunta central es ¿por qué establecer el vínculo?, al responder esta pregunta podremos idear la estrategia y las condiciones para consolidarlo.

Los Sistemas de Calidad al Servicio del Propósito Los sistemas de calidad en educación, aunque a menudo asociados con normas y estándares, pueden convertirse en aliados estratégicos para la consecución del propósito institucional.

Cuando estos sistemas se alinean con el propósito, adquieren un significado más profundo. En lugar de ser vistos como una serie de requisitos burocráticos, los sistemas de calidad se transforman en herramientas para mejorar continuamente la práctica educativa y asegurar que el propósito se materialice en resultados concretos (Darling-Hammond, 2010).

La pregunta central es ¿por qué hacemos lo que hacemos?, para luego preguntarnos ¿cómo hacemos lo que hacemos? (círculo dorado), para que esto esté en relación con la planificación estratégica de la institución

Coherencia Un punto central es que exista una coherencia entre el proyecto educativo, la cultura escolar, el propósito institucional y las acciones que se implementen, para que todos los esfuerzos que se realicen redunden en una mejora institucional y personal de cada integrante de la comunidad educativa.

En conclusión, El propósito es el corazón de la gestión educativa. Al definir un propósito claro, compartido y significativo, las instituciones educativas crean culturas escolares sólidas, fortalecen el vínculo docente-estudiante e implementan sistemas de calidad que realmente hacen una diferencia en la vida de los estudiantes. Un propósito bien definido no solo guía las acciones de la comunidad escolar, sino que también inspira a todos sus miembros a alcanzar su máximo potencial.

Referencias

  • Boyd, D., & Myers, J. (2010). Relationships matter: Connecting with students to improve learning. ASCD.
  • Darling-Hammond, L. (2010). The flat world and education: How America’s commitment to equity will determine our future. Teachers College Press.  
  • Fullan, M. (2001). Leading in a culture of change. Jossey-Bass.
  • Leithwood, K. (2006). How leadership influences student learning. Educational Administration Quarterly, 42(4), 440-468.
  • Sergiovanni, T. J. (1994). Building community in schools. Jossey-Bass.

 

Alfredo Alonzo Farias

Coordinador de Formación Humana en Colegio Duale Schule Guayaquil

1 mes

Hola Alberto. Comparto muchas de tus ideas. Justamente estos días estoy trabajando el tema "Vivir con propósito" junto a chicos de entre 15 a 18 años aquí en Ecuador, y cómo este propósito nace primero de reconocer mis talentos, y si vamos más allá, que mi talento sirva al mundo. Y un poco más allá ¿Por qué no vivir de mi propósito? Un trabajo arduo en este mundo donde los chicos reciben muchas llamadas ruidosas; mientras que la llamada del propósito es más silente. Felicidades por el contenido.

Gloria Santa Cruz

Talento Humano y Bienestar

1 mes

Muy útil e interesante. Gracias por compartir.

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