El proteccionismo resurge: El comercio mundial en riesgo para el 2025
La imposición de aranceles como herramienta de presión económica vuelve a ocupar el centro del escenario global con las políticas comerciales anunciadas por Estados Unidos de cara al 2025. El nuevo escenario político y económico, impulsado por la reelección de políticas proteccionistas, podría generar efectos disruptivos no solo en sus socios comerciales tradicionales, sino en la estabilidad del comercio mundial. Las advertencias ya resuenan desde organismos internacionales y analistas económicos: una posible guerra comercial podría llevar a rupturas en las cadenas de valor global, aumentos de precios y una desaceleración económica global.
La intención de Estados Unidos de elevar aranceles afecta principalmente a países con los que mantiene importantes déficits comerciales. En la mira se encuentran China, la Unión Europea, Vietnam, India y México, quienes representan actores clave en las exportaciones hacia el mercado estadounidense. Según cifras del Departamento de Comercio de Estados Unidos, en 2024 el déficit comercial alcanzó los 950 mil millones de dólares, con China como principal contribuyente con un superávit cercano a los 280 mil millones.
El objetivo aparente de esta política es proteger la industria estadounidense y generar incentivos para relocalizar cadenas de suministro en territorio nacional (reshoring). Sin embargo, el costo de estas medidas podría resultar mayor a los beneficios, y las consecuencias no se limitarían a las economías directamente involucradas. Como señala un informe reciente de la UNCTAD, cualquier modificación significativa en los aranceles aplicados por Estados Unidos tiene un efecto dominó en la economía mundial debido a su papel predominante como mercado de consumo.
El comercio internacional actual está sustentado en cadenas de valor altamente interconectadas, donde la producción de un bien final implica múltiples etapas de manufactura distribuidas entre varios países. La imposición de aranceles aumenta los costos logísticos y de producción, lo que obliga a las empresas a tomar decisiones difíciles:
El caso de la industria automotriz es un claro ejemplo. México, como principal exportador de vehículos y autopartes a Estados Unidos, podría sufrir un golpe severo si se imponen aranceles adicionales. La cadena de valor automotriz involucra componentes provenientes de diversos países, y un cambio en las reglas del juego encarecería la producción, disminuyendo la competitividad frente a otros mercados.
Por otro lado, China —la principal economía afectada por las políticas proteccionistas de Estados Unidos— ha intensificado en los últimos años su búsqueda de nuevos aliados comerciales en América Latina, África y el Sudeste Asiático. Esto podría redefinir las dinámicas globales a favor de una mayor fragmentación económica, donde las alianzas regionales ganen terreno frente al multilateralismo tradicional.
Efectos en América Latina y México
América Latina, y particularmente México, ocupa un lugar estratégico en este contexto debido a su cercanía geográfica y comercial con Estados Unidos. Sin embargo, la región enfrenta un doble desafío:
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México, por ejemplo, podría beneficiarse de un éxodo de empresas chinas que buscan evitar los aranceles estadounidenses al reubicar su manufactura en territorio mexicano. No obstante, este beneficio potencial dependerá de factores clave como la infraestructura logística, la capacidad de mano de obra especializada y políticas que aseguren un clima atractivo para la inversión extranjera.
Por otro lado, países como Brasil y Argentina también podrían ver oportunidades en sectores como la agricultura y la exportación de commodities. Sin embargo, la volatilidad en los mercados y el aumento de costos logísticos generan incertidumbre sobre la sostenibilidad de estos beneficios.
El riesgo de una guerra comercial
Uno de los escenarios más temidos por los organismos internacionales es la posibilidad de una nueva guerra comercial. La experiencia de 2018-2019, cuando Estados Unidos y China impusieron aranceles recíprocos, dejó lecciones claras sobre el impacto de estas disputas:
El Banco Mundial y la OCDE advierten que una escalada de tensiones en 2025 podría generar efectos similares o peores, debido a la fragilidad económica que aún persiste en algunas regiones tras la pandemia y las tensiones geopolíticas recientes.
La imposición de aranceles por Estados Unidos en 2025 podría marcar un punto de inflexión en la economía global. A corto plazo, estas políticas buscan proteger el mercado interno y reducir déficits comerciales. Sin embargo, a largo plazo, corren el riesgo de fragmentar aún más el comercio mundial, obligando a los países a replantear sus estrategias económicas y comerciales.
La clave para mitigar estos efectos estará en la cooperación internacional y en la capacidad de los países para adaptarse a un entorno cada vez más incierto. América Latina, y especialmente México, deben prepararse no solo para enfrentar los desafíos que traerán estas políticas, sino también para aprovechar las oportunidades que puedan surgir en un nuevo mapa del comercio global.