El reflujo, mito incurable
Tener reflujo es simplemente cuando el ácido que se produce en el estómago se devuelve hacia el esófago, siendo este tubo una estructura que no está diseñada anatómicamente para soportar el ácido, por lo tanto, si ocurre vas a padecer una sensación de ardor o quemazón en el pecho que puede llegar hasta la garganta y causar tos.
El estómago es el único órgano que fue creado para producir ácido, a través, de sus células que se encuentran en la pared y que se les conoce con el nombre de parietales, cuya función es hacer que la comida que ingresa al estómago se vuelva líquida, con el propósito que pueda atravesar al intestino delgado para continuar con el proceso de absorción de nutrientes.
El estómago es un órgano que normalmente tiene un PH ácido pero si se vuelve más ácido de lo normal nos empieza a arder y la cantidad que se produce depende del tipo de alimento que se consuma. Como por ejemplo: Al consumir una ensalada nuestro estomago produce un vaso de ácido y si consumimos un churrasco nuestro estómago produce un galón de ácido.
Cuando comemos una porción de proteína animal (pollo, res, cerdo, pescado), entre 200 y 500 gramos, el estómago tiene que producir mucho ácido para poder disolver esa comida, y el exceso de este irrita la pared del estómago en general, afectando y debilitando la unión del estómago con el esófago, haciendo que el ácido se pase hacia el esófago ocasionando reflujo.
Todo alimento que haga que el estómago produzca ácido en exceso nos va a causar reflujo, entre esos alimentos tenemos: las harinas refinadas, como pan, bollo, buñuelo, pasta, pancake, galletas, pudín, azúcares refinados, alcohol, café, cigarrillo, etc. Lo que hace que en realidad el estómago produzca ácido en exceso es la ausencia de nutrientes, como enzimas y minerales alcalinos que son los que ayudan a contrarrestar, neutralizar y disminuir la producción de ácido.
Como es el caso del jugo verde que cuando se toma tiene un poder antiácido, ya que hace que el estómago, produzca una mínima cantidad de ácido debido a su alto contenido de enzimas vivas, vitaminas, minerales, antioxidantes, fitoquímicos y fitoesteroles que le dan al jugo verde su gran poder alcalinizante.
Cuando la bilis se sobrecarga de colesterol por consumo de mucha proteína animal, esta se vuelve muy espesa a tal punto que se cristaliza y se convierte en cálculos, los cuales se estancan en el hígado, tapándolo y evitando que la bilis fluya al intestino delgado para poder realizar la digestión de las grasas, ocasionando reflujo.
El hígado graso y los cálculos biliares causan un reflujo maligno que prácticamente no cede con ningún tipo de medicamento farmacéutico y que por lo tanto se recomienda a estos pacientes una desintoxicación de colón y posteriormente, una limpieza del hígado para eliminar los cálculos ya que la ausencia de bilis en el intestino delgado al comer grasa es una de las mayores causas de reflujo.
La fibra tipo mucílago como el plantago ovata tiene la capacidad de que cuando entra en contacto con el agua o con los líquidos del estómago se convierte en una gel que protege la mucosa del estómago, diluye el ácido y atrapa las grasas ya que con su efecto de arrastre ayuda a eliminar el reflujo.
Existe el mito equivocado que las frutas ácidas producen reflujo. El limón, fruta de sabor ácido, pero que en realidad su bioquímica es alcalina por naturaleza, contiene una cantidad sorprendente de sales de potasio que cuando se unen al ácido clorhídrico, que produce el estómago, se forma un compuesto llamado bicarbonato de potasio “fórmula natural para combatir el reflujo y la acidez estomacal”.
Las frutas y los vegetales son los alimentos más alcalinos y antiácidos que tiene la naturaleza y son los que producen menos cantidad de ácido cuando son ingeridos, por lo tanto son los alimentos que superan los medicamentos farmacéuticos para combatir el reflujo.
El bicarbonato de sodio, por tener un efecto antiácido poderoso, lo convierte en una fórmula natural para ayudar a aliviar los síntomas del reflujo. Se debe disolver una cucharada tintera de bicarbonato en medio vaso de agua con un limón exprimido y repetirlo tres veces al día.
El reflujo es un síntoma y no una enfermedad. La medicina ha fallado en su batalla contra este ya que pretende que el estómago no produzca ácido cuando se come, lo cual es el mecanismo de acción de las drogas anti-reflujo, pero en realidad la única forma de evitar este problema es cambiando los hábitos de alimentación.
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