Los países más competitivos tienen menos leyes, pero buenas y bien aplicadas
Los países más competitivos, y que generan más bienestar, se caracterizan por tener buenas leyes y un buen cumplimiento de las mismas. En este artículo partimos de la situación actual y formulamos propuestas para que la regulación se convierta en un impulsor de la competitividad y el bienestar.
La situación actual: deficiencias regulatorias e institucionales
Si utilizamos el informe del Global Economic Forum que analiza la competitividad de 144 países podemos comprobar que, en los últimos años (de 1999 a 2017), España ha perdido posiciones en el ranking mundial de la competitividad, pasando del puesto 26 al 32. En el mismo periodo hay países que lo han hecho mejor (Finlandia, por ejemplo, ha pasado del puesto 11 al 10) y otros que lo han hecho mucho peor, como Venezuela (que ha pasado del puesto 50 al 130).
Evaluar la competitividad es pertinente porque ésta condiciona la productividad y el crecimiento de los países, que son determinantes para el bienestar. Entre los pilares de la competitividad, el Global Economic Forum destaca la calidad institucional, que considera aspectos como el marco legal, la eficiencia, la burocracia o la honestidad de las instituciones. En este punto España sale en la posición 55 de 138 países, detrás de países como Bután, Botsuana, Portugal, Gambia o Jordania, por citar algunos. El peor de todos es Venezuela; y los mejores evaluados son Finlandia y Nueva Zelanda.
En relación con la calidad institucional, España sale con malas evaluaciones en aspectos clave como son:
- Exceso de burocracia (113 de 138 países),
- Ineficiencia del gasto público (106),
- Favoritismo en las decisiones gubernamentales (68),
- Comportamiento ético (72 ),
- Independencia judicial (65)
- Ineficiencia judicial (65).
Estas debilidades coinciden con el diagnóstico de otras instituciones internacionales como puede ser, por ejemplo, el ranking Doing Business del Banco Mundial. Este ranking de 180 países lo lideran Nueva Zelanda y Dinamarca. España queda en el puesto 85 en cuanto a la facilidad para poder crear una empresa. Es decir, hay 84 países donde hay menos dificultades para crear empresas. Y sitúa a España en el puesto 113 en cuanto a la facilidad para obtener una licencia de obras. La conclusión es que el marco regulatorio e institucional actual tiene deficiencias importantes que condicionan negativamente la competitividad y, por tanto, afectan negativamente el bienestar de la población.
Propuestas
La regulación y la calidad institucionales son claves. Por ello, podemos aprender de las buenas prácticas de los países excelentes. Se trata de ver cómo lo hacen países como Finlandia, Dinamarca o Nueva Zelanda ya que en el mundo nórdico y anglosajón es donde tenemos las mejores referencias. A partir de estas experiencias podemos considerar propuestas como las siguientes:
- Es preciso que gobernantes, reguladores y otras administraciones públicas entiendan las consecuencias de su actuación. No se debería aprobar ninguna ley sin conocer antes el impacto económico. La regulación puede ser una palanca para aumentar la competitividad o puede ser un freno, como ocurre actualmente.
- Cuando se regula se debe partir de las mejores prácticas internacionales. Actualmente, esto se hace poco y, por ello, a menudo sufrimos de mala regulación.
- Garantizar la seguridad jurídica para que en todo momento esté claro lo que está permitido y lo que está prohibido.
- Evitar duplicidades y regulaciones obsoletas que encarecen el coste de cumplimiento, por el exceso de cargas burocráticas. Por ejemplo, según el Banco Mundial, para obtener una licencia de obras en España se necesitan 13 trámites, que tardan 205 días y que generan un coste que representa el 5% del coste total de construcción. En Dinamarca, en cambio, se necesitan 7 trámites, se necesitan 64 días y el coste que suponen son el 1,8% del coste de la obra. Por lo tanto, una mejor regulación ahorra tiempo y dinero a empresas y personas.
- Las administraciones públicas han de ser proactivas ayudando a organizaciones y personas para que la normativa se cumpla de la mejor manera posible.
- Evitar que la población y las empresas tengan temor a consultar y no recibir una respuesta aclaratoria o fehaciente.
- Mejorar los estándares éticos, tanto de las instituciones como de la población. Según Transparency International, España ha empeorado posiciones en el índice de corrupción (41 de 176 países). Es un ranking donde los mejores países son nórdicos y anglosajones y los peores Venezuela y Somalia. Hay que reconocer que este problema afecta también a diversas administraciones regionales y locales; y aplicar tolerancia cero con todo tipo de corrupción.
- Para combatir la corrupción y el fraude es muy efectivo disponer de leyes contundentes, justicia rápida y eficiente, penas disuasorias que se cumplen y sin amnistías y también hay que devolver el dinero defraudado de manera inmediata.
En definitiva, hoy tenemos un exceso de mala regulación. Trabajar por un país nuevo tiene sentido si tenemos que lograr un país mejor, un país que valga la pena y donde se genera el bienestar que la población se merece. Por ello, la buena gestión pública y la buena regulación son primordiales. Esto no es fácil ya que se necesita que muchos cambien el chip y abandonen las inercias. Como dijo Thomas More refiriéndose a la República de Platón, el país ideal, se caracteriza por tener: "Pocas leyes, bien aplicadas".
Una versió prèvia s'ha publicat a El Punt-Avui el 23-9-2017
Auditor de cuentas - Experto contable acreditado - Profesor de Finanzas Corporativas ⠀
7 añosSegur q hi ha una relació inversa entre educació , formació i legalitat. A més formació i/o educació cal menys legislació.
Es Instructor y Consultor en Gestión de Riesgos en Entidades Financieras y Finanzas Empresariales
7 añoscierto
Director of External Strategy
7 añosCompletament d acord. Menys burocràcia més flexibilitat i bona apliació lleis. Continua essent un dels nostres deures pendents. Manca voluntat política i promoure el talent per fer un canvi de paradigma.