El Statu Quo Tecnológico

El Statu Quo Tecnológico

Hace unas semanas leí una novela tecnológica en la que un desprevenido gerente de un área de TI era ascendido y resultaba involucrado, sin querer y de la manera mas estrepitosa, en la mayor transformación en la historia de su compañía. Bill nunca pensó que las decisiones que tendría que tomar en los próximos meses cambiarían radicalmente la manera como la tecnología se relacionaba con el negocio ad portas de lograr los resultados que les permitieran seguir siendo competitivos sin ser destrozados por su mayor competidor. Bill era un hombre normal, en una posición relativamente tranquila, cómoda y con altísimas capacidades técnicas y gerenciales, muchas de las cuales ni siquiera conocía. Era un empleado más que gracias a los desafíos azarosos del destino, resultó siendo fundamental en el destino de su compañía.

Bill, usted o cualquiera de nosotros. La historia de Bill se repite día tras día en nuestro entorno empresarial y personal, solemos pensar que nunca nada malo nos puede suceder, que estamos lo suficientemente preparados y cubiertos para enfrentar los desafíos. ¿Pero sabemos lo que está a la vuelta de la esquina? La triste o feliz realidad es que no lo podemos saber con certeza, pero si podemos estar mucho mejor preparados si en realidad nos lo proponemos. El statu quo (sin la ese), que representa aquel primitivo instinto de conservación que todos llevamos adentro, es la zona en la que todo funciona bien y todo se mantiene bien a no ser que algo extraordinario ocurra y se deba recurrir a profundos instintos y capacidades de improvisación e ingenio para encontrar soluciones rápidas y sagaces. Lo que es una realidad es que ese “evento extraordinario” puede ser la diferencia entre estar o no estar en el futuro cercano. Entre mantenerse vigente (caso Netflix) o ser un caso de fracaso empresarial moderno (caso Blockbuster). El statu quo tecnológico es precisamente eso, la tendencia a pensar que si tenemos un conjunto de aplicativos que funcionan, una infraestructura “robusta”, unos procesos maduros y un equipo preparado, se nos puede venir cualquier reto sin importar cual sea y podremos responder de manera rápida y sin poner en riesgo la integridad del negocio.

Entonces cuando hablamos de statu quo tecnológico volvemos al caso de Bill y recogemos su sorpresa al ser nombrado vicepresidente en momentos en que su compañía estaba a punto de ser aplastada por la competencia. Recogemos su tranquilidad haciendo de manera tradicional lo que siempre ha hecho y encontrando en su nuevo cargo una cantidad inmensa de desafíos relacionados con desarrollo de software y operación, transformación del negocio y estabilidad tecnológica. ¿En donde estuvo su éxito? ¿Qué hizo diferente para lograr los resultados que la organización tanto necesitaba?

Cambiando el Sofá. Algo que es un hecho es que el vecino ya tiene en curso el proyecto para cambiar el sofá. Nuestra competencia se está moviendo rápidamente para dar el siguiente paso: una idea innovadora, una tecnología disruptiva, una adquisición audaz. Los negocios ya no son solo negocios, son negocios mas tecnología. Es decir que la tecnología dejó de ser un aliado que se alinea con el negocio (tal y como lo hacíamos con estrategia de TI) y  pasó a ser parte del ADN del mismo. Si sabemos que el entorno del sofá cambia constantemente, debemos tener las herramientas adecuadas para adaptar ese sofá y asegurarnos que las personas que lo usan tengan las herramientas tanto mentales como técnicas para sentirse cómodos en todo momento. El cambiar el sofá no se hace por moda o una sola vez; lo que en realidad necesitamos es tener la capacidad para cambiar el sofá cuando exista necesidad, sin incomodar a aquellos que lo usan constantemente, dándoles nuevas y mejores condiciones. Esta es una de las máximas de la transformación digital, no se transforma un negocio para adquirir una nueva forma. Se transforma para adquirir las habilidades necesarias que le permitan transformarse (o adaptarse) con agilidad cada vez que el mercado y el entorno se lo exija.  

¿Qué hacer? El saber qué hacer es probablemente uno de los principales desafíos de este proceso y por lo tanto las organizaciones invierten muchísimo tiempo y dinero en proyectos internos que muchas veces requieren consultoría. Lo mas importante, sin duda, el tener claridad de a dónde se quiere llegar y cual es el papel de la tecnología en el proceso. Como dijimos anteriormente debe pasar de ser un papel tangencial, a ser un papel protagónico en el que el corazón del negocio tenga la tecnología como uno de los principales ingredientes. Por esa razón uno de los primeros puntos que se debe trabajar para lograr abandonar el statu quo tecnológico es a través de la agilidad. La agilidad es aquella característica que nos permite responder rápidamente y con resultados positivos a los diferentes obstáculos. Aquellas organizaciones consideradas agiles se dan el lujo de lograr en pocos días lo que a otras les toma meses e incluso años. Si se logra la agilidad seguramente va a ser mucho mas fácil abandonar zonas de tranquilidad porque se tiene un convencimiento de que se pueden lograr resultados con menor impacto interno u organizacional y con mayores beneficios para el negocio y nuestros clientes (ver gráfico).

Por otro lado la agilidad se puede considerar como la conjunción de:
  • Tecnologías ágiles, basadas en software de calidad e infraestructura escalable que no decepcionen la dinámica del negocio.
  • Procesos eficientes, que logren balancear entre el cumplimiento de las normas y la obtención de la calidad, sin convertirse en interminables ciclos burocráticos.
  • Personas abiertas al cambio, conscientes del papel fundamental que cumplen para alcanzar el éxito y su orientación hacia la satisfacción del cliente final.

Ahora, no queremos vernos sorprendidos como Bill o pensar en cambiar cuando nuestra competencia ya haya dado el paso ganador. Tampoco queremos reaccionar y vernos obligados a ejecutar sin haber planeado y mucho peor sin haber creado una estrategia. Es indispensable pensar en acciones inmediatas que generen actividades a corto, mediano y largo plazo. Es indispensable tener en cuenta que la agilidad es una característica fundamental en la constante transformación y el mundo, tal y como nos toca vivirlo actualmente es todo menos estático.

Nota: Bill es el protagonista del libro llamado The Phoenix Project, escrito por Kevin Behr, George Spafford, Gene Kim. Lo recomiendo. 


Amparo Cecilia Pineda Arteaga

Jefe de Soluciones SAP en Grupo <a>

8 años

Leí el artículo antes y después de una charla de transformación digital .... se vienen grandes retos en el mundo de los negocios a través de su tecnología y de su gente (muy receptiva al cambio e innovadora)...lo leí nuevamente para confirmar el título del libro.....quedamos a la expectativa de más recomendaciones al respecto

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