El sueño también se entrena
Sí, lo sé. Vivimos en una sociedad donde la máxima es la productividad, por eso algunas personas creen que las horas que dedicamos al sueño son una pérdida de tiempo. Al fin y al cabo, ¿qué hacemos durmiendo? Nada. O eso creen ellos.
Mientras dormimos, ocurren en nuestro cerebro y en nuestro cuerpo una serie de procesos indispensables para nuestra supervivencia y bienestar.
Con el sueño, nuestro sistema nervioso desecha, a través de su sistema linfático, sustancias que, en caso de acumularse, provocarían deterioro cognitivo. También producimos hormona del crecimiento en la fase REM, y disminuyen en nuestro organismo varias de las sustancias que el cuerpo genera ante el estrés o una infección. Procesos cognitivos como la atención y la memoria se refuerzan en la fase REM del sueño. Y cuando dormimos bien, bajan nuestros niveles de cortisol (la hormona del estrés), lo que nos permite estar preparados para afrontar un nuevo día. Así que, ya ves, lo de sueño reparador es algo más que una metáfora.
Según Daniel Gartenberg, investigador en la National Science Foundation y en el National Institute for Aging,
hay tres razones por las que los seres humanos necesitamos dormir: para ahorrar energía, para ayudar a las células a recuperarse y para ayudarnos a procesar y comprender cuanto nos rodea.
Porque cuando estamos despiertos, nuestras neuronas establecen una serie de conexiones entre ellas, que el sueño se encarga de limpiar, quedándose solo con las importantes. Es decir, encendemos una serie de circuitos y apagamos otros que son como una puesta a punto para nuestro cerebro.
Sin embargo, no siempre conseguimos dormir bien y eso acaba pasándonos factura. Cuando nuestro sueño es malo, estamos más cansados e irritables, algo que habrás podido comprobar tú también. Además, se inhiben hormonas que favorecen la saciedad y nuestro apetito aumenta (por eso se dice que dormir mal engorda); flojea nuestro sistema inmune; disminuye nuestra concentración y la capacidad de memoria, y, a largo plazo, aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, obesidad y diabetes. Todo mal.
Por eso es importante mantener unos buenos hábitos durante el día para llegar a la cama, al final de la jornada, preparados para dormir bien. Aquí van algunos consejos:
· Marca un horario regular para tu día a día. Intenta que ese horario sea siempre el mismo, incluso en fines de semana y vacaciones; o que no varíe en más de una o dos horas. Esos horarios regulares ponen en hora tu reloj biológico ya que indican a tu cuerpo en qué momento del día se encuentra.
· La cama, solo para dormir o tener intimidad. Y si puedes, evita las siestas. Pero si el cuerpo te pide una cabezadita, que no sea más de 30 minutos.
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· Haz ejercicio regularmente, a ser posible, por la mañana o a primera hora de la tarde. Eso te ayudará a alcanzar después un sueño profundo.
· Evita tomar bebidas estimulantes (aquellas con cafeína) a partir de las 18.00 h. Tampoco es aconsejable que hagas ejercicio físico intenso dos horas antes de ir a dormir. Para tener un buen sueño, es necesario inhibir tu sistema nervioso simpático, y los estimulantes hacen todo lo contrario: lo activan.
· Haz de tu dormitorio un espacio confortable, que invite a la relajación tanto a nivel visual como mental. En este sentido, ayuda mucho el orden, los colores suaves en las paredes, una buena ventilación y una cama y almohada cómodas.
· Crea un ambiente favorable, donde se den las mejores condiciones para dormir.
· Respeta los ciclos de luz y oscuridad naturales. Y evita las pantallas al menos dos horas antes de acostarte. La luz que emiten retrasa la secreción de melatonina, que es la hormona que provoca el sueño.
· Cena ligero. Que tu menú no contenga platos pesados y difíciles de digerir. Lo ideal son alimentos ricos en triptófano, que es el precursor de la serotonina y de la melatonina.
· No te automediques ni tomes alcohol para intentar dormir. Estas sustancias alteran el patrón normal del sueño y hacen aumentar los microdespertares, aunque no seamos conscientes de tenerlos.
· Mantén una rutina constante y relajante antes de irte a la cama.
· Respetar las horas de sueño que necesitas por la noche. Nada de “después dormiré la siesta” o “ya lo recuperaré el fin de semana”. Eso no es saludable. Por mucho que quieras dormir el sábado y el domingo, solo recuperas el 20% del sueño que has perdido el resto de la semana.
En resumen, necesitamos dormir para vivir, es cierto. Pero la idea es dormir bien para vivir mejor.
Silvia Escribano
Speaker internacional e Impulsora del Bienestar y la Felicidad
Autora de NEUROCOACHING y de EL BIENESTAR EGOÍSTA (próxima firma sde EL BIENESTAR EGOÍSTA 1 de junio en FERIA DEL LIBRO de Madrid)
SALUD 360º, Entrenador Personal y Formador de Empresarios, Directivos y Emprendedores + 40 años. Te Ayudo con Actitud Positiva | Alimentación Sana | Entrenamiento Efectivo | Hábitos Saludables | Equipo Healthy
7 mesesFantásticas recomendaciones sobre el sueño, Silvia Escribano.