El Turismo como catalizador de regeneración territorial. Plataformizando un territorio.

El turismo ha alcanzado según la OMT los 1.400 millones de visitantes internacionales, dos años antes de lo previsto, con una media de crecimiento del 4%, siendo Francia seguida de España los países más visitados.

Y la verdad, las cifras asustan.

El turismo es una de las actividades más antiguas de la humanidad, las primeras civilizaciones viajaban para satisfacer su curiosidad y comerciar.

También en el ámbito religioso, los peregrinos fueron los primeros ejemplos de viajes de personas que visitaban destinos populares como La Meca.

Pero el turismo ha tenido un aire colonialista durante años, y el turista unas connotaciones de consumo de un producto en un destino turístico que empieza a ser caduco. Una visión cortoplacista que al igual que en la economía mundial, se tiende a medir desde un punto de vista únicamente cuantitativo, opuesto a un desarrollo sostenible de las comunidades y su entorno. 

“El turismo europeo debe hacer una transición de un modelo de crecimiento cuantitativo a un modelo cualitativo, que conduzca a un desarrollo estable y sostenible” decía el Parlamento Europeo en su resolución de 2015. 

¿Cómo reescribir un territorio? Diseñando para el ecosistema

El Turismo no es una actividad aislada del resto de actividades de un territorio que se pueda diseñar de una manera aislada. Así como tampoco podemos diseñar una estrategia turística pensando únicamente en el turista, quiere decir el usuario, eso es; limitante y limitada.

El diseño centrado en el usuario diseña para ofrecer soluciones a problemas que tiene un usuario y funciona muy bien desde el punto de vista del consumidor, pero es un enfoque miope que deja fuera muchas otras variables.

Y es que los destinos se deben a su enclave, a las personas que lo habitan y al ecosistema al que pertenecen.

Los residentes son tus clientes! La comunidad lo es todo!! así de contundente es Jack Johnson, director de políticas públicas de Destinations International en la última edición de su convención anual.

El turismo del futuro estará ligado a la comunidad y será de acceso más sostenible, arraigado a un territorio próspero donde locales podrán ofrecer lo mejor de sí mismos y del lugar, nutrir el intercambio, la sensación de pertenencia y desarrollar relaciones de beneficio mutuo.

Las personas, cultura, patrimonio, tradiciones y el territorio natural en el que están, son parte determinante del éxito de un destino, si ponemos el foco en el desarrollo sostenible de una comunidad en relación directa con las personas que lo visitan, se puede desarrollar una estrategia que beneficie a todos.

Esto unido al hecho de que el turismo es una fuente de ingresos importante puede ayudar a empoderar a las comunidades, mientras regenera los ecosistemas locales.

En todo caso pasa por desplazamientos más sostenibles, control de los flujos y una gestión respetuosa con el entorno. Y además, por buscar nuevas formas de generar ingresos ligadas a las competencias y habilidades de los propios residentes.

Veamos cómo podemos unir las dos cosas.

Liberando el potencial. Plataformizando un territorio.

Si algo ha traído la economía colaborativa es la de incorporar al ciudadano en la producción de valor, si plataformas como Wordpress, Twitter, Instagram, democratizarón la generación de contenido, otras como Amazon eliminaronn intermediarios para poner en contacto directo a proveedores con el cliente final.

En el caso de las plataformas de la economía colaborativa, esto se amplifica, al poner en contacto directo a dos personas, para que obtengan lo que necesitan las unas de las otras. Y de ahí nacieron plataformas como Airbnb, Blablacar o Etsy.

Más tarde lo que en principio era p2p, se convirtió en un canal de distribución más para cualquier empresa generando externalidades positivas y algunas muy negativas, como la gentrificación.

Recuperando al ciudadano como productor de valor podemos decir que cualquier persona con lo que sabe, de lo que dispone, su experiencia, tiempo y propiedades puede generar valor e intercambiar ese valor con otras personas.

Diseñar una estrategia de ecosistema significa crear los espacios adecuados para que eso suceda, promover el intercambio y las relaciones directas bajo una narrativa común, y una propuesta de valor para cada una de las entidades del ecosistema, alineada con los objetivos generales.

Si nos alejamos del producto turístico como un consumible a corto plazo o de inmediatez y pensamos en identificar otros modelos productivos ligados a tradiciones, cultura e historia, a la esencia del lugar, para potenciarlos, podemos decir que cualquier persona puede liberar su potencial generando productos y servicios adecuados al sector de la hospitalidad, respondiendo a la vez a la creciente demanda de autenticidad.

Puede pensarse desde; ¿Cómo me apalanco en las plataformas existentes para generar desarrollo local? o ¿Cómo organizo un territorio desde una mentalidad de plataforma?.

Apalancándose en lo existente para generar valor

Una persona con una casa, apartamento o habitación puede ofrecer alojamiento basándose en modelos como Airbnb, la propia compañía firmó un acuerdo con The National Commission of Women in India para enseñar a mujeres en el ámbito rural a ejercer como anfitrionas o la opción más sostenible de Fairbnb.

Modelos a medio plazo como Spotahome pueden dar respuesta a viajeros que quieran estar una temporada, unos 6 meses, en un lugar concreto con una buena conexión wifi y en contacto con el ecosistema local, como hacen los digital nomads o Independent Locations Workers, una sector que crece y por el cual muchas ciudades están compitiendo por atraer, como Francia, que lanzó un visado para trabajadores en el mundo de las tecnologías, renovable por 4 años, sin necesidad de estar ligado a un diploma, gratuito y ampliable a la familia.

Y qué me decís de Helsinki con su recién lanzado modelo de City as a Service (CaaS) que pretende atraer a los mejores trabajadores internacionales en el sector de las nuevas tecnología. La competición empezó hace tiempo y el mundo rural sigue atrayendo por su gran potencial. 

Address, la más innovadora, es una plataforma japonesa que pone a disposición casas vacías para un mejor uso, ayudando a crear conexiones con las comunidades locales a través de un modelo de subscripción.

Un local con un fuerte conocimiento sobre el territorio puede hacer de guía turística y mostrar lo mejor del territorio a través de plataformas como Likealocal, Vayable donde encajan todo tipo de experiencias o crear planes al estilo meetup como en Plan&Go.

Un foodie o alguien al que le guste cocinar puede organizar cenas en su casa a través de Eatwith para conectar gastronomía, locales y visitantes.

Las oficinas de turismo de Francia están desarrollando toda una estrategia basada en el concepto de “Tiers Lieu” o “Third Place” un entorno social separado de los dos entornos sociales habituales que son el hogar ("primer lugar") y el lugar de trabajo ("segundo lugar"), espacios como cafeterías, librerías o parques, donde se pueden encontrar foráneos y locales para establecer conexiones interesantes, en la región de Nouvelle-Aquitaine han mapeado hasta el momento 118 coworkings, 15 talleres, 14 fablabs y 45 híbridos donde acogen a viajeros, promocionan iniciativas de economía colaborativa, dan información y coordinan todo el ecosistema local.

Artesanos locales pueden vender sus productos y obtener visibilidad a través de plataformas como Etsy que hace acuerdos con ayuntamientos locales para enseñar a los residentes que lo deseen trabajar a través de la plataforma y generar ingresos.

Blablacar ha sentado las bases para los desplazamientos interregionales, y se están desarrollando iniciativas de micromovilidad interesantes y sostenibles para los lugares de destino. 

Mucho tenemos que avanzar en el largo recorrido para encontrar modelos sostenibles, pero el tren como siempre es una buena alternativa y como en esta campaña de la compañía ferroviaria líder de Alemania Deutsche Bahn, no hace falta recorrer kilómetros ni cruzar mares para tener experiencias de viaje inolvidables.

Queda mucho recorrido para generar innovación en un sector que hasta ahora se ha focalizado únicamente en el turista y ha seguido la inercia de dinámicas de promoción de cuando todo estaba por hacer, la realidad ahora es otra y los hábitos de consumo han cambiado debido a la digitalización y la posibilidad que nos ofrecen las plataformas, tanto para utilizarlas como medio, como para diseñar estrategias de plataforma en el propio territorio.

Las estrategias de ecosistema ponen el foco en las interacciones y los servicios necesarios ofrecidos por parte del que o de los que diseñan la estrategia para el bien de todos y su evolución, con una narrativa clara basada en lo que queremos como modelo de ciudad o territorio y su desarrollo sostenible poniendo en el centro al ciudadano.