El uñero: Cuando el negocio crece hay que saber qué y cómo cortar.
Uñero. Qué fea palabra. Hasta en Wikipedia les da roche decirla, lo llaman Paroniquia que sin duda suena mas chic. Pero bueno en esta columna nos tenemos confianza y nos decimos las cosas como son así que no nos vamos a leer las manos entre gitanos, menos los pies así que lo confieso con todas sus letras ni sinónimos elegantes: He tenido uñeros. Bueno, no nos pongamos dramáticos, quién no los ha tenido y sabe perfectamente que si no es atacada esa pequeña criatura o uña a tiempo, las consecuencias pueden ser nefastas. Por eso y luego de una primera batalla campal con mi espada “el corta uñas” decidí visitar al experto en uñeros . Su apellido lo mantendremos oculto ya que usa el mismo nombre para su consultorio. Nunca olvidaré nuestro encuentro, lo conocí hace 7 años, ya era un hombre mayor de la generación de mi abuelo, de hecho él me lo había recomendado. Todo era tan limpio alrededor como él, vestido impecablemente de blanco y embadurnado con Old Spice. Le conté mi pesar y por supuesto mi preocupación: “No puedo ponerme mis tacos favoritos doctor!” Me miró canchero entre alcohol y algodones y mientras me contaba la historia de su vida, sus antiguas novias, sus hijos, la novela brasileña que le encantaba no sentí ni el más mínimo cortesito. “Se fue? Nos hemos deshecho de esa criatura confiansuda y entrometida?” Le bromeaba a mi nuevo amigo.“ Ha sido desterrada” Me respondió “pero tienes que tener cuidado, con estos y los uñeros de la vida, de aquello que creemos insignificante, un problema menor, una pequeñez que podemos resolver rápidamente, pero que como el uñero crece subrepticiamente, ganando carne y terreno hasta tal punto que es insoportable cuando te aprieta el zapato metafórica y literalmente” Mi nuevo amigo no solo era un genio del corta uñas y las tijeras sino un sabio así que ya sabia a quien acudir si un día se presentaba el enemigo. Aquel día llegó pero ya sabia qué hacer. Llamé a sacar una cita con mi mismo doctor, me costó mucho trabajo comunicarme porque la amable señorita que atendía en los años pasados había sido reemplazada por un menú de opciones mas largo que las uñas de un loco ( a propósito del tema). Cuando finalmente un ser humano contestó me respondieron que mi espadachín se había jubilado pero habían nuevos y excelentes profesionales. Nostálgica aun fui a mi cita, efectivamente todo había cambiado en estos 7 años, todo muy moderno, recepcionista, administrador que hacía la suerte de anfitrión. Me hicieron pasar a un consultorio lleno de máquinas tipo dentista y apareció una chica joven con bata blanca y su asistente. “Sácate la media” fue su cálido saludo. acto seguido observó mi uña de lejos y dio su veredicto “ Tenemos que hacer una biopsia y descartar que haya un hongo, luego de esta prueba que tarda 21 días y que te cuesta 200 soles podemos iniciar un tratamiento con láser” . Yo estaba consternada, entre la posible presencia de Papa Pitufo y su aldea en mi uña, el láser y la biopsia. “Pero cómo estás tan segura?, atine a decir “Me gustaría una segunda opinión". Se fue con mala cara y regresó con la segunda opinión : El administrador quien alejado, asumo de sus cuadros de excel, venia a observar mi uña y a sugerirme nuevamente el láser que estaba en precio promocional. A esas alturas las garras me habían crecido pero no en el sentido literal sino como las de Asrael el gato. La asistente enfermera quien había presenciado toda la escena, sugirió con buen juicio y casi susurrando llevarme a una de las pedicuristas para observar el cuerpo del delito. Entré donde la susodicha y volví a encontrarme con los algodones, el alcohol y la cara amable de una señora impecablemente vestida con su bata y gorrito celeste. Observó y manipuló mi uña con atención. “Es un uñerito” Me dijo “ Ni laser, ni hongo ni biopsias”. Me volvió el alma al cuerpo de no convertirme en la casa de los suspiritos azules. Relajada ya le pregunté por mi espadachín. “ Qué fue del doctor, lo conociste?” Le dije “Claro he trabajado 30 años con él, ya no viene, ahora lo llevan sus hijos, muchas cosas han cambiado”Me respondía nostálgica. Si pues todo había cambiado. La modernidad y la tecnología están para potenciar la esencia de la marca no para dañarla. Para crecer hay que saber que y como cortar de lo contrario aparecerá un uñero que hará imposible que las cosas caminen.
Soy un profesional apasionado por el marketing digital, las ventas y tengo experiencia en la definición de la visión del producto, la priorización de funcionalidades y la colaboración con equipos de desarrollo.
8 añosJajajaja se entiende el fondo..del uñero
Impulsando la Salud Financiera de las mujeres 💡✨ #InclusiónFinanciera #ImpactoSocial #DiseñoConPropósito
8 añosSiempre nos regalas tus aprendizajes envueltos en un papel de regalo tan sencillo pero de "edición limitada" donde parece que solo hay una cajita, pero adentro empiezan a salir más y más, así es como siento tus publicaciones, me enseñan en mi profesión y además en mi alma. Eres una capa!
Gerente Comercial | Liderazgo de Equipos | Desarrollo de Negocios y Productos | Gestión de Canales de Venta | Canales Digitales de Venta | Mi labor trasciende sobre los clientes, los equipos y la compañía 📈
8 añosMuy buena comparación. Gracias
Creative Director
8 añosImpecable como siempre.
Fotógrafo industrial / Productor audiovisual
8 añosLuciana , me pareció divertida tu historia, muy cierta la situación y la veo todos los días. Todo cambia y nada es lo mismo; y lo paradójico es que siempre será igual. Ánimo y sigue escribiendo con tanta originalidad y sinceridad mientras te sigues haciendo más sabia. Gracias por este momento de lectura.