El valor de pertenecer a algo más grande que tú.

El pasado viernes 13 de julio tuve la suerte de poder participar como Maestra de Ceremonias en el Acto de Clausura de la octava edición de los máster IFFE Business School, gracias a la amabilidad de su director Manuel Carneiro Caneda.

Hace dos años me veía yo en esos derroteros, terminando mi MBA en esta Escuela de negocios que me dejó no sólo conocimientos, también me brindó la posibilidad de conocer y trabajar con personas y profesionales con los que a día de hoy continuo manteniendo muy buena relación, cuando no estrechos lazos de amistad.

En esta ocasión, además de disfrutar compartiendo la alegría de todos los egresados que vieron culminadas sus expectativas tras un duro año de trabajo, tuve el honor de compartir atril con Don Antonio Couceiro Méndez, padrino de la promoción y actual Presidente de la Cámara de Comercio de A Coruña. Todo un lujo.

Pero al margen del acto, que fue fabuloso, mi mirada se posaba en todos los estudiantes que estaban allí para recibir sus merecidos diplomas. Y disfrutaba viéndoles comentar, reír y compartir la dicha de la recompensa de un año de esfuerzo.

Tal vez sea porque en mi desarrollo como estudiante cambié de localidad de residencia en distintas ocasiones, que otorgo especial valor a sentirte parte de algo.

Cambiar de residencia a menudo otorga grandes virtudes: mayor flexibilidad, la capacidad de adaptación al cambio, aumenta la tolerancia, enriquece tus puntos de vista, etc. Aprendí y disfruté mucho con los cambios.

Pero también añoré en su momento - y hoy valoro - aquello que te aporta el permanecer en un mismo sitio: formar parte de una comunidad que te conoce y estima por lo que eres, porque te conocen. Y yo soy afortunada, porque lo tengo. Me he sentido integrada en muchas comunidades y guardo apreciados recuerdos y amistades de los sitios por los que he pasado, incluido IFFE.

Hasta el punto que mi Escuela decide contar conmigo para colaborar en su Acto de Clausura 2017/2018, una experiencia muy bonita para mí. En parte porque mis compañeros de MBA decidieron acompañarme ese día y, acaso, celebrar nosotros también los dos años de amistad que comenzaron en esta institución.

No puedo estar más agradecida, y no sólo por este día, sino por saber que todos ellos están al otro lado del teléfono.

Así que no puedo evitar mirar a esta nueva hornada de miembros "IFFE" (espero me disculpen la osadía) y sentir alegría por dentro.

Espero que ellos sean capaces de conservar lo que se aprecia en la fotografía: la complicidad, amistad y compañerismo forjado a lo largo de este año. Que se acompañen y apoyen a lo largo de sus vidas profesionales. Porque necesitamos profesionales humanos, colaboradores y solidarios. Porque si lo consiguen, unos para otros se convertirán en un apoyo de valor incalculable.

Y será como si creciera la familia. Eso siempre es fabuloso. Ojalá logremos en nuestras empresas el mismo nivel de vinculación, compañerismo y solidaridad que el que se forja con los compañeros de un máster.

(Imágenes propiedad de IFFE Business School)