El Viaje del Empleado: Más Allá de los Beneficios Superficiales hacia una Cultura de Empoderamiento

El Viaje del Empleado: Más Allá de los Beneficios Superficiales hacia una Cultura de Empoderamiento

Por Ninoshka Fasce

 

En el mundo empresarial contemporáneo, el concepto de "Employee Journey" o viaje del empleado ha cobrado una relevancia sin precedentes. Este viaje no se trata de un simple itinerario de beneficios o de un entorno laboral estéticamente atractivo; es mucho más profundo y significativo. He observado que las organizaciones que prosperan son aquellas que entienden y mejoran la experiencia del empleado, creando un espacio donde los individuos no solo quieren venir a trabajar, sino que se sienten comprometidos, inspirados y capacitados para entregar lo mejor de sí mismos y alcanzar su máximo potencial tanto profesional como personalmente.

 

La experiencia del empleado está compuesta por la cultura, los procesos, la tecnología y el espacio físico. Cada uno de estos elementos es esencial y juntos forman una experiencia equilibrada y efectiva.


La cultura de una empresa es el alma o más concretamente la “personalidad” de la organización, reflejando su flexibilidad, valores, creencias y comportamientos con respecto a cómo se tratan entre sí, su tolerancia al error. Entre los aspectos más relevantes de la cultura organizacional he observado, y seguramente muchos lo tienen claro, que el estilo de liderazgo que la organización favorece y las dinámicas aceptadas y fomentadas en los equipos de trabajo son las más relevantes. Usualmente estos dos últimos puntos son el resultado de la posición de la organización entre el continuo de orientarse a los resultados y orientarse a las personas, teniendo, desde mi experiencia, mejor resultado si la organización se halla en un punto medio.

 

Los procesos en el ciclo de empleabilidad, como son: la Atracción, el Reclutamiento, la Contratación, la Incorporación u Onboarding, el Desarrollo, la Retención y hasta la Salida; en todo momento se comunica la cultura y se fomenta o destruye la satisfacción del colaborador y su vínculo con la empresa.

 

La tecnología, por su parte, debe ser una herramienta que facilite y mejore la productividad y colaboración de los empleados, no un obstáculo o una fuente de frustración, sí, a la tecnología como medio para facilitar el trabajo, no, a la tecnología como fin. Soy fan de la digitalización siempre que se acompañe de capacitación y una gestión del cambio adecuada.

 

El espacio físico, a menudo pasado por alto, es vital para el bienestar y la eficiencia, y debe ser diseñado pensando en las necesidades de los empleados y en favorecer la cultura. No se puede hablar de trabajo en equipo, sin tener espacios para que exista. No se puede hablar de favorecer la calidad de vida de los colaboradores sin agua en los baños. No se puede hablar de tener un organigrama plano con oficinas enormes para unos y cubículos diminutos para otros.

 

Pero ¿cómo sabemos si estamos en el camino correcto? El Feedback continuo de los colaboradores es indispensable. No se trata de realizar encuestas anuales que quedan en el olvido, sino de cultivar un diálogo abierto y constante que nos permita entender sus necesidades y expectativas cambiantes. A través de esta retroalimentación, los líderes pueden comprender cómo los empleados perciben su experiencia actual y qué es lo que realmente valoran.

 

Las organizaciones deben resistir la tentación de imitar ciegamente a las empresas famosas por su cultura corporativa. No hay un enfoque único para todos; lo que funciona para una empresa puede no ser adecuado para otra. Es vital utilizar datos internos y sistemas de retroalimentación para crear una experiencia del empleado que sea auténtica y resonante.

 

Además, es importante obtener victorias rápidas que demuestren un compromiso genuino con la mejora de la experiencia del empleado y estar dispuestos a adaptarse a las tendencias cambiantes de la industria y las demandas de los empleados. Estas acciones envían un mensaje claro: valoramos y escuchamos a nuestra gente. Levantar información constantemente y hacer algo al respecto y que además se note, que para cada empleado sea evidente que su voz se escuchó.

 

La experiencia del empleado no es solo un "nice to have", es una ventaja competitiva. Los diferentes análisis de las organizaciones muestran que aquellas con una mejor experiencia para sus empleados disfrutan de una mayor productividad, mayores ganancias y una destacada capacidad para atraer y retener talento. En un mercado laboral altamente competitivo, no invertir en la experiencia del empleado es no solamente una oportunidad perdida, sino que se corre el enorme riesgo de perder la capacidad de atraer talento.

 

Mirando hacia el futuro, la experiencia del empleado es el campo de batalla donde las organizaciones lucharán por el mejor talento. Ya no es suficiente ofrecer un salario competitivo o beneficios tradicionales; los empleados buscan experiencias que enriquezcan su vida laboral y personal. Por lo tanto, las organizaciones deben priorizar y actualizar continuamente estos pilares de la experiencia del empleado para satisfacer las necesidades cambiantes de su fuerza laboral o seguir quejándose por la falta de talento en el mercado y poco compromiso de la gente.

 

En conclusión, el viaje del empleado es un viaje de transformación continua, centrado en el empoderamiento y el compromiso. Aquellas organizaciones que lo comprendan y actúen en consecuencia no solo se convertirán en líderes en su industria, sino que también serán lugares donde las personas no solo trabajen, sino que prosperen y crezcan.

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