El voluntariado en la transformación de la educación

El voluntariado en la transformación de la educación

Estoy aprovechando esta semana navideña para volver a ver grandes películas clásicas: como 'Entre pillos anda el juego' (Trading places, 1983), 'Atrapado en el tiempo' (Groundhog Day, 1993) o Notting Hill (1999). Cintas ingeniosas, con frescura y grandes actrices y actores.

He estado leyendo el número de diciembre de Cuadernos de Pedagogía, con el título 'El voluntariado en la transformación de la educación'.

En su editorial, la directora, la gran Carmen Pellicer, se pregunta cuál es el misterio que es capaz de sacar lo mejor de los seres humanos. "El pasado 29 de octubre una Dana asoló una parte importante de mi tierra y dejó más de doscientos veinte muertos, y todavía hoy algunos sin aparecer. Sin duda, es la peor parte de la tragedia, que pudo ser evitada en gran medida si las alarmas hubieran funcionado en tiempo y forma. Después, las primeras horas fueron de frustración e impotencia y, sobre todo, de ausencias mal justificadas.

En el número de noviembre que ya prácticamente estaba en imprenta todavía pudimos incluir la invitación a participar en una iniciativa lanzada desde Cuadernos de Pedagogía, una campaña de ayudas que bautizamos #DespuesDelBarro. Esa tarde de domingo en la que acababa de volver de uno de los pueblos arrasados, con muchas imágenes grabadas en mi mente de lágrimas y desesperación y, sobre todo, de kilómetros y kilómetros de destrucción tintada del color de la tierra mojada, pensé ingenuamente que en pocos días recuperaríamos los colores del paisaje y podríamos ayudar a una vuelta a la normalidad, en nuestro caso, especialmente de las escuelas. La respuesta ha sido espectacular, más de 120 organizaciones y escuelas de todos los rincones de España se han unido a ella y también han llegado donaciones desde EE.UU., Reino Unido o la Cámara de Comercio de Tailandia… Sobre todo, hemos podido canalizar ayudas ‘en especie’ a más de 40 centros escolares de todo tipo y condición con mucho mobiliario, materiales para las aulas, ordenadores, mochilas, libros de lectura, juguetes, materiales deportivos o para los laboratorios. Desde un tráiler madrileño con 16 toneladas, que descargaron en Manises todos nuestros alumnos de Secundaria, hasta ocho camiones que trajeron el container que llegaba en barco desde Mallorca. Y siguen llegando. También una maestra desde el Escorial en su caravana o una furgoneta de una empresa murciana. Más de 300 ordenadores que hemos llevado a los centros que los necesitan. Y seguimos tendiendo puentes entre aquellos que quieren ayudar y los que necesitan ya cosas muy concretas.

Pero las semanas pasan y el barro todavía sigue ahí, en muchos lugares, rebelde y endurecido; y el cansancio y la desesperanza se mezclan en muchos rostros tristes. Antes de escribir este editorial, todavía compartíamos lágrimas con directores de escuelas que, pese a lo que digan algunos en tono triunfalista, no pueden abrir las puertas. Y los que lo hacen, mantienen bastantes espacios cerrados al paso, inseguros por si el agua ha dañado los cimientos y se produce un derrumbe como el que mató a un trabajador en la escuela de Massanassa esta misma semana. Los que reciben a los niños y niñas afrontan la incertidumbre de cómo acompañar el duelo de muchos de ellos, cuyas familias vivieron el horror, y muchos han perdido sus hogares y su medio de vida. Una maestra me contaba cómo han incorporado arteterapia con los más pequeños para que, al dibujar el drama, les resulte más fácil verbalizar lo que viven fuera de las aulas: contar el miedo que pasaron o la inquietud que les causa ver a sus mayores llorar; aquellos que han visto morir a una de sus alumnas de primaria arrastrada por el agua o los padres de otros de ellos, que tienen que afrontar la silla vacía.

Me viene a la memoria la anécdota de Miguel de Unamuno que, tras siete años de exilio, comenzó su clase en Salamanca con esa famosa frase: «como decíamos ayer…» Pero, sin embargo, los profesores de Secundaria y FP se preguntan cómo volver en las semanas que restan de trimestre al currículum normal, si hacer algo diferente. Cómo llevar a cabo una transición que les permita transitar los duelos, poco a poco, como sólo los buenos maestros saben hacer, haciendo aflorar los sentimientos. Así sonreía un instante una directora en Benetússer al compartir que uno de los alumnos de la Eso, había podido esta misma mañana verbalizar por primera vez la muerte de su hermana… y eso es esperanza para mirar hacia adelante.

Me resulta muy difícil escribir de otra cosa en estos días, porque cada uno está lleno de encuentros y de historias, unas más buenas que otras. Pero quizás una de las cosas más impactantes esté siendo un fuerte sentimiento de fraternidad.

Compramos karchers los primeros días y mangueras en mano íbamos por las calles entrando en las casas y abrazando desconocidos, rescatando recuerdos, acompañando silencios, y de repente mezclándonos como si nos conociéramos de toda la vida, con gentes que acudieron desde lugares y experiencias distintas, sin más que una pregunta: ¿Puedo ayudar? Gestión pésima aparte, las mareas humanas de solidaridad, que se mantuvieron muchos días, eran impresionantes. ¿Cuál es ese misterio que es capaz de sacar lo mejor, lo más altruista y generoso de los seres humanos?… ¿Qué nos unía en las calles compartiendo bocatas y botellas de agua, y que hacía que nos sintiéramos tan cercanos de completos desconocidos? Esa corriente de generosidad sirve de marco a este número de Cuadernos, dedicado al voluntariado que teníamos ya preparado antes de la noche del 29 de octubre.

El voluntariado forma parte del tejido de todas las sociedades. En 2018, Naciones Unidas publicó el informe «El lazo que nos une. Voluntariado y resiliencia comunitaria» (1) que recoge un análisis del alcance y las tendencias de los voluntarios de los Estamos Miembros de esta organización. Según el documento, la fuerza de trabajo voluntaria mundial equivale a la de 109 millones de trabajadores a tiempo completo. «De estos 109 millones, el 30% corresponde a servicio voluntario que se realiza formalmente a través de organizaciones, asociaciones y grupos. La mayor parte de la actividad voluntaria global (70%), que es más difícil de capturar y generalmente menos visible para los actores principales del desarrollo, se realiza directamente a través del compromiso informal entre individuos», sostiene el texto.

El voluntariado es un comportamiento social en el que entra en juego la geografía, el género, la edad y otras realidades sociales, económicas y políticas que afectan a la capacidad de las personas para ofrecerse como voluntarios. «En general, las mujeres realizan más servicio voluntario que los hombres: un 57 % frente a un 43 %. El servicio voluntario formal se distribuye de manera bastante uniforme entre hombres y mujeres, pero las mujeres representan una proporción mayor de acciones voluntarias informales (casi el 60 % en todo el mundo). Esto es significativo, entre otras cosas, porque el servicio voluntario informal tiende a tener un estatus más bajo y atrae menos apoyo práctico de los asociados externos a la comunidad», apunta el informe de Naciones Unidas.

Voluntario es, dice la Plataforma del Voluntariado de España (2009), aquel que, sensibilizado por la situación social de los colectivos desfavorecidos, excluidos o marginados, decide, de manera altruista y solidaria, participar, junto con otros, en diferentes proyectos dentro de una organización de voluntariado, dedicando parte de su tiempo en beneficio de una acción enmarcada en proyectos concretos. En esta línea, la escuela se presenta como una institución con capacidad para conectar con los intereses educativos de la sociedad civil (Villela, 2007). De esta manera, es importante que la escuela se asocie con agentes e instituciones propios de la sociedad civil para colaborar con los planes y proyectos voluntaristas que la propia sociedad civil se plantee como objetivos de su actuación (Colom, 1997). De ahí, la importancia de unir pedagogía y voluntariado, así como voluntariado y sistema educativo (Aranguren, 2006), ya que éste se puede reconvertir en una verdadera comunidad de prácticas éticas y morales con capacidad para discutir, plantear y resolver sus problemas, conformando «una escuela capaz [de configurar] un currículum donde imaginar reglas de juego para la acción colectiva, la evaluación autónoma de la experiencia y el respeto de los diferentes actores sociales, factores centrales para la constitución de una sociedad civil autónoma y plural» (Gore, 2003).

Conscientes de la importancia de que el alumnado incorpore competencias que les prepare para una mundo BANI (en español, Frágil, Ansioso, No lineal e Incomprensible), la Recomendación del Parlamento Europeo y del Consejo de 18 de diciembre de 2006 sobre las competencias clave para el aprendizaje permanente, invita a desarrollar la Competencia Social y Cívica, relacionada con la habilidad para interactuar eficazmente en el ámbito público y para manifestar solidaridad e interés por resolver los problemas que afecten al entorno escolar y a la comunidad, ya sea local o más amplia. Conlleva la reflexión crítica y creativa y la participación constructiva en las actividades de la comunidad o del ámbito mediato e inmediato, así como la toma de decisiones en los contextos local, nacional o europeo. Esa competencia debe tener cada vez más peso en los sistemas educativos de todo el mundo.

Sabedores de lo necesario que es hacer una sociedad más amigable, solidaria, tolerante y asertiva, donde sus ciudadanos sepan colocarse en la piel del otro, la escuela se presenta como el entorno idóneo para poner en práctica la acción voluntaria organizada, «que, de manera altruista y solidaria, interviene con las personas y la realidad social, frente a situaciones de vulneración, privación o falta de derechos u oportunidades para alcanzar una mejor calidad de vida, y una mayor cohesión y justicia social», un concepto recogido por la Plataforma del Voluntariado de España. Por ello, dedicamos el Tema del Mes de este número al Voluntariado en la Educación, coordinado por Martín Varela, en el que participan Armando Rotea Molero; Ángel Serrano y Tânia Neves; Francisco Javier Saborido Peña y Antonio Rodríguez Baena; Víctor González del Tánago Fusté; Roser Batlle y Mar Cruz; y Margarita Palacios M. Unas páginas cuyo sentido alberga la idea que Varela reseña en el título de su introducción: «Descubrir el propósito personal y comunitario a través del voluntariado», porque como apunta «los educadores creamos contextos en los que la experiencia, la curiosidad o la necesidad, permitan activar esta chispa interior que lleva al deseo de aprender, de conocer».

No van a ser unas navidades fáciles en tierras valencianas, ni en muchos otros lugares del mundo donde tampoco van a poder festejar en paz la llegada del año 2025. Ucrania o Gaza todavía ocupan titulares. Muchos otros dramas se quedan olvidados en la letra pequeña, como los de muchos hogares cercanos de nuestros barrios. La cercanía al rostro del dolor puede provocar rechazo, indiferencia, racismo o crueldad, pero también puede sacar lo mejor de cada uno de nosotros, la compasión, la solidaridad o la entrega generosa. En esos laboratorios de vida que son nuestros centros educativos tenemos que generar oportunidades para educar esa elección, para que se despierte, no sólo la empatía del que comprende al que sufre, sino también la determinación de empeñar la propia vida en cambiar aquello que lo produce sin esperar una recompensa a cambio."

Martín Varela escribe sabiamente sobre cómo descubrir el propósito personal y comunitario a través del voluntariado. Armando Rotea Molero, presidente de la Plataforma Andaluza del Voluntariado, conecta servir y educar. "Hacer voluntariado es quizá la expresión más significativa de la solidaridad". Ángel Serrano y Tania Neves nos ofrecen una nueva mirada abierta al mundo. Un proyecto que lleva a un viaje interior para desafiar cómo nos vemos y nos relacionamos con los demás. Francisco Javoer Saborido Peña y Antonio Rodríguez Baena (Fundación Madre Coraje) nos enseñan a acompañar para construir una ciudadanía activa. Roser Batlle y Mar Cruz nos presentan Aps: unir el aprendizaje con el compromiso social. Aprendizaje-servicio. Margarita Palacio reflexiona sobre el voluntariado como elección de vida. "El voluntariado contribuye a un mejor ejercicio de la ciudadanía".

Martín Varela entrevista al Padre Ángel (Mensajeros de la Paz): "En la escuela se enseña a vivir, a convivir, a ayudarnos unos a otros". El Padre Ángel cree que nunca en la Historia ha habido tanta solidaridad como ahora.

Interesantes artículos sobre el modelo interdisciplinar de formación para un mundo global (Esther Ruiz Simón y Almudena Santaella Vallejo), la repetición de curso y el contexto socioeducativo (Susana Nieto Isidro y Fernando Martínez Abad), La escritura a mano y la teoría del marco subjetivo neuronal (Ana Mª Alonso Fernández y José Carlos Montalbán García). , el rol docente preventivo en la IA y el plagio (Ana María Espiñeira y José Miguel Muñoz) y el sesgo de género (Carolina Martí)

Me han encantado los reportajes sobre el CEIP San Wallabonso y el Green School Bali.

Natalia Silva, Mariana Largo y Judith Oller (UB) tratan las Unidades de Trabajo Temporal. Jaime Caneda y Soraya González reflexionan sobre la gamificación interdisciplinaria para el aprendizaje en matemáticas.

Mi admirada Dolores Reig nos explica el caso de Character AI, delgada línea roja de la IA emocional. Con el potencial de paliar la soledad y el riesgo de causar serios daños emocionales.

'Docentes Doraemon: cuando el exceso apaga el aprendizaje', por Manu Velasco

Y semblanza de Pedro Cifuentes (IES Jaume I de Buriana, Castellón), Premio Nacional de Educación.

Un servidor contribuye a este número, en la sección 'Fuera de la escuela también se educa', con el artículo 'Para ser feliz, haz felices a los demás', en el que escribo sobre la compasión como empatía activa, en la que no hay superioridad moral en absoluto.

Mi gratitud a Carmen, a Martín y a todo el equipo. ¡Cuánto valor aporta cada mes 'Cuadernos de Pedagogía'! Porque la Educación es la gran esperanza.

La canción que te propongo hoy es 'SHE' de Charles Aznavour La banda sonora de 'Notting Hill'

Charles Aznavour - She (Official Music Video)

Marielena Alvarado Gonzalez

Consultor Superior en Beconsult C.A.

1 día

#Despuesdelbarro- heroico pueblo de valencia que ante la adversidad se han levantado y siguen luchando - desde mi corazón un abrazo enorme a cada uno de los valencianos que hoy trabajan juntos, unidos y con el alma.

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