El vuelo que cambió nuestra vida: una carta a mis hijos

El 4 de diciembre de 2021, con sueños, miedos y alguna que otra cosa que hoy ya no recordamos, nos subimos a un avión rumbo a Madrid. Éramos cuatro: mi esposa, yo, Clara con sus 9 años y Tomás con apenas 2. Ese vuelo no solo cruzó el océano, sino también muchas de nuestras certezas. Dejamos atrás un país, una casa y una rutina conocida para lanzarnos a un futuro que, aunque incierto, sentíamos que tenía sentido porque ustedes estaban con nosotros.

Hoy, a tres años de ese día, quiero escribirles algo que debería decirles más seguido. Porque las cosas importantes, esas que realmente importan, no deberían darse por hechas:

Clara, vos, con tu curiosidad interminable, cuestionándolo todo como si el mundo fuera un rompecabezas que necesitás entender antes de jugar. Tenés esa calma sabia, como si supieras que, al final, todo va a salir bien. Cada día nos mostrás cómo las cosas más simples pueden ser extraordinarias si uno las mira desde tu lente. A veces pienso que sos una pequeña brújula que nos guía, enseñándonos más de lo que podrías imaginar.

Tomy, vos, con esa fascinación por lo que dejamos atrás. "¿Cómo es Uruguay?", preguntás con esa mezcla de nostalgia que ni siquiera sabés que tenés y una curiosidad desbordante. Sos el puente entre los dos mundos que habitamos. Cada vez que recordás un nombre o una historia, nos recordás que las raíces no se pierden; simplemente se transforman y crecen en otros suelos.

Ese día, hace tres años, ustedes no sabían el peso de lo que estaba pasando. Pero lo llevaron con una valentía que ni los adultos podemos explicar. Se bancaron la incertidumbre de los días nuevos, la nostalgia de lo que quedó atrás y, sobre todo, nos enseñaron a encontrar la fuerza para seguir adelante.

Porque este viaje no fue solo geográfico; fue un cambio de vida. Y en todo momento, ustedes fueron el motivo y la certeza.

Quiero que sepan que está bien extrañar. Extrañar es un acto de amor hacia lo que hemos sido, hacia las personas y los lugares que nos hicieron quienes somos. Pero también quiero que sepan que lo que estamos construyendo juntos es igual de valioso.

Somos una familia que vive entre dos orillas, con un pie en el pasado y otro en el futuro, pero con el presente como ancla. Y ese presente son ustedes.

Tomy, cuando nombrás a tus primos, a tus abuelas, o querés saber más sobre Uruguay, te entiendo. Ese lugar es tan tuyo como este, y algún día lo vas a caminar con tus propios pies.

Clara, cuando soñás con lo que vendrá, quiero que sepas que no hay límites porque todo lo que hacemos, lo hacemos para que ustedes puedan llegar tan lejos como quieran.

No sé si algún día entenderán lo mucho que significan para nosotros. Pero hoy quiero dejarles esto escrito para que lo tengan siempre presente: ustedes nos hacen mejores. Ustedes son el motivo por el que enfrentamos los cambios, por el que encontramos fuerzas cuando creemos que no queda ninguna.

Gracias, Clara y Tomy, por ser quienes son. Por hacernos sentir que cualquier lugar puede ser hogar si estamos juntos. Y por recordarnos, cada día, que el verdadero viaje no está en lo que dejamos atrás ni en lo que nos espera, sino en lo que construimos aquí y ahora, con amor y con ustedes como ancla.