Emociones
¡Hola! ¿Cómo te va hoy? ¿Qué tal?
En este artículo me gustaría hablar sobre qué son las emociones, ya hablé del miedo.
Creo que es importante ampliar el panorama y discutir qué son las emociones, en nuestra cultura, al menos en las culturas modernas, tendemos a descartar la emoción, o pensamos que la emoción es secundaria al pensamiento.
Por eso, no pasamos mucho tiempo aprendiendo sobre las emociones, pero es importante familiarizarnos con cómo funcionan estas emociones dentro de nosotros y sobretodo, cómo afectan nuestras acciones.
Dan Siegel, el legendario profesor de la UCLA define la emoción como información combinada con energía.
Y lo que hace la emoción, el papel que juega la emoción en la vida humana, es ayudarnos a hacer evaluaciones, es decir, atribuirle un valor a la experiencia.
Tu emoción, te da la información, que dice cómo estás valorando esta experiencia y también te está dando la energía para actuar.
La emoción es información más energía, en este punto es importante saber que no hay emociones ni buenas ni malas, sólo emociones.
No es que existan las emociones que quieres tener y las emociones que no quieres tener. No funciona de esa manera. Y sin embargo, todos conocemos a personas que intentan alejar las emociones "negativas". Esa es una forma desequilibrada de vivir la vida.
No significa que podamos aislarnos de las emociones que no nos gustan, porque lo que generalmente sucede, es que uno se aleja de toda su vida emocional. Lo cual crea tremendos desequilibrios y, en última instancia, ineficacia.
Lo que en realidad es una opción más útil, no perfecta, pero si más útil que pensar en las emociones como una emoción positiva y una emoción negativa, es pensar en ellas en términos de emociones de crecimiento y conexión y en emociones de supervivencia y protección.
Sabemos por la investigación que las emociones operan en dos sistemas diferentes, las emociones de supervivencia y protección están siempre activas. No es necesario activar un interruptor para encenderlas. Siempre están ahí. Son como los detectores de humo. Siempre están encendidas.
Sabemos también, que las emociones de crecimiento y conexión no siempre están necesariamente activas. Requieren ser cultivadas intencionalmente de forma sistemática.
Y ¿cómo se hace eso? Se trata de buscar conscientemente, lo que es hermoso, buscar lo que te gusta, te alimenta, te nutre, esa es una forma de practicar, cultivar las emociones de crecimiento y conexión.
Si lo pensamos de esta manera, el miedo adquiere una visión más clara, el miedo, es realmente una emoción que está creando energía para ayudarte a luchar, huir, congelarte, defenderte, escapar de un atacante, o hacerte el muerto y esperar a que el depredador pase.
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Está ahí para protegerte. Ese es su papel. Protegerte. Y de nuevo, no querrías no tenerlo. Lo que queremos es tener relación equilibrada con nuestro miedo, para que nuestro miedo no distorsione la forma en la que actuamos, para no terminar haciendo cosas que no queremos hacer.
¿Qué haces normalmente cuando tienes miedo?, ¿Lo tienes identificado? ¿Te defiendes y peleas, sales corriendo o te quedas ahí, congelado? ¿O actúas diferente de acuerdo a cada situación? Lo cual sería la respuesta ideal, porque eso significaría que estás evaluando la amenaza y actuando en consecuencia.
Para mí, el miedo normalmente es paralizante, imagina que me tomó más de 20 años terminar mi tesis y obtener mi título universitario, porque tenía miedo, de todo y de nada, de cerrar el ciclo, de no querer ser ingeniera, de querer serlo, de tener la responsabilidad de serlo, de escribir algo que fuera una porquería, de enfrentarme a mi asesora de tesis y defender mi punto de vista, de presentar el examen, de sentirme ridícula después de 20 años, así, todo el tiempo, miedo de ser “juzgada, evaluada, calificada” por personas que quizá no sabían de proyectos o por personas que quizá sabían mucho más que yo e iban a pensar que mi tesis era algo muy simple.
Y no era falta de interés o falta de deseo, era miedo, así simple y llanamente. Al final y con ayuda, lo logré, escribí mi tesis, presenté mi examen y me titulé, no fue un proceso agradable o corto, pero al final, logré superarlo, imagina que hace 20 años hubiera sabido, que no era que yo no sirviera para escribir una tesis, si no que no sabía lidiar con el miedo.
Como diría mi abuelita, otro gallo hubiera cantado, porque para empezar, hubiera tenido mucho tiempo libre para hacer otras cosas… en fin, el hubiera es el pasado del “ya no”.
Lo interesante es, que nuestra cultura de alguna manera ha superado a nuestra biología y que nuestra cultura es, en cierto modo, más sofisticada que nuestro sistema de respuesta natural.
En lugar de que los tigres nos persigan, vivimos situaciones mucho más sofisticadas y tenemos este sistema nervioso de la edad de piedra o un sistema de alarma de la edad de piedra para lidiar con eso. Creo que ese es uno de los grandes problemas que enfrenta el mundo contemporáneo.
Por supuesto, últimamente esto se puso en evidencia, con el tema del coronavirus y el pensar en cómo nos ha puesto a prueba, darnos cuenta de nuestra capacidad o incapacidad para manejarnos a nosotros mismos y de manejar nuestros miedos. Porque se nos pide que vayamos exactamente en la dirección opuesta a lo que muchas de nuestras respuestas innatas quieren hacer. Queremos reunirnos con la gente. Queremos abrazarnos, tocarnos la cara.
Pero la nueva norma es, no te acerques a los demás, no te toques la cara, usa la mascarilla todo el tiempo. Nos pide que hagamos cosas que son contrarias a lo que normalmente queremos hacer.
Por eso es que tenemos que volvernos más sofisticados, este es uno de los temas que quiero seguir tocando. Es como si lo que estuviéramos haciendo, no nos ayudara a ser más sofisticados, no mejora la forma en la que implementamos nuestras respuestas a las cosas que nos suceden.
Dedica un tiempo a identificar cómo respondes a las cosas que te dan miedo, quizá te pase que de inmediato respondas, no puedo pensar en algo que me de miedo… para hacerlo más simple, considera aquello que sabes que deberías hacer y no estás haciendo… como hacer ejercicio, bajar de peso, dejar de comprar, tener esa conversación difícil, muchas veces culpamos a nuestros “malos hábitos” por cosas que en realidad tienen que ver con que tenemos miedo, de fracasar, de triunfar, de equivocarnos, de vernos ridículos, de sentirnos vulnerables.
Se trata de encontrar la forma de identificar la emoción, descifrar el mensaje y utilizar la energía para avanzar.
Y con eso, me despido, hasta el próximo artículo, no te lo pierdas y recuerda:
“El hombre llega mucho más lejos para evitar lo que teme, que para alcanzar lo que desea.” - Dan Brown.
Para más recursos visita: Liderazgo Efectivo.