Emprender = Aprender
La confusión es usual cuando se habla del emprendimiento. Hay muchas definiciones, muchos conceptos incluso encontrados. Como ejemplo, el Global Entrepreneurship Monitor define al emprendimiento como
"Cualquier intento de creación de un nuevo negocio, incluyendo al autoempleo, una nueva organización de negocios o la expansión de un negocio existente, ya sea hecho por un individuo, por un grupo de individuos o por una persona jurídica establecida".
Una definición tan ancha incluye tanto al autoempleado (p.ej. un diseñador) como a una nueva compañía formada por personas e incluso por otra compañía (spin-off). Si nos fijamos en Latinoamérica, no sólo Perú, la gran mayoría son autoempleados y también hay un gran número de MYPEs (micro y pequeñas empresas). Bajo esta definición, es más fácil entender por qué estamos tan "bien" en los rankings de emprendimiento. El otro lado de esta verdad está en que la gran mayoría de estos emprendimientos no crecen a ser medianas empresas. ¿Por qué? Porque se impone el mandato de supervivencia antes que el de aprendizaje para generar diferenciación e innovación, que es lo que hace el camino para escalar una compañía.
¿Qué hacer al respecto? La única solución que veo viable es incrementar los puntos de aprendizaje para el futuro emprendedor. Sin ánimo de inmiscuirme en políticas de Estado (que en mi opinión, tienen un alcance limitado y desintegrado), sugiero lo siguiente (con cargo a desarrollar pronto estos puntos):
- Forjar políticas de Estado para fomentar la investigación científica básica a través de las universidades y centros de instrucción técnica y premiar las aplicaciones de dicha ciencia base.
- Mejorar las capacidades de los emprendedores de hacer negocios. Ello implica simplificar las estructuras del Estado y sus reglas para la formación, crecimiento, establecimiento y cierre de negocios.
- Mejorar y centralizar los organismos del Estado que hacen estadística para poder explorar mejor las necesidades y problemas de mercado que se generan en el país y la región, de tal manera que los emprendedores puedan encontrar oportunidades de negocio que empaten con sus competencias de negocios.
- Permitir que las empresas mueran. Tenemos muchas trabas burocráticas al cierre de empresas. Sin muerte no hay ecosistema saludable ni permite que los emprendedores se reconviertan.
- Generar sistemas autogestionados de confianza, donde las buenas actitudes de negocios se vean divulgadas, tanto así como las malas. Que la reputación tenga el sitial que merece en el mundo de los negocios.
- Generar sistemas de información para los consumidores, pues eso permite la competencia.
- Incentivar una cultura de experimentación (y consecuente aceptación del fracaso como parte del camino hacia el éxito) desde los niveles escolares.
- Así como hay incentivos tributarios a la investigación científica, también debe haberlos para la innovación técnica, de procesos, de reentrenamiento de personas mayores en el trabajo, de recolocación laboral y empresarial.
El aprendizaje, mejor dicho, el buen aprendizaje es fundamental para crear un ambiente saludable para todos, donde los negocios también tengan el espacio que merecen, para todos. No dependamos sólo del Estado, lo podemos hacer nosotros, ya sea como individuos, como empresas nacientes, como empresas establecidas y como corporaciones. El cambio será importante.