Empresas mineras: ¿no lo saben o hacen la vista gorda?
En estos días, recordé mucho una frase que solía decir mi mamá: “Hay que hacer patria”. Y es que, entre todas las injusticias que uno ve o escucha a diario, últimamente me ha sorprendido la cantidad de personas decepcionadas, frustradas, desesperadas por la falta de consideración y compromiso de algunas empresas contratadas por compañías mineras.
Estas contratistas toman personal con el compromiso, por ejemplo, de trabajar 14 días y descansar siete, pero luego les exigen trabajar 15 o 16… o más, reduciendo los días de descanso a seis o cinco… o menos. Si algún operario eleva una queja, le advierten que “lo mandarán a descansar” sin paga hasta que termine el contrato. Además, exigen horas extras de trabajo que luego se niegan a pagar como corresponde por ley. ¿Acaso es correcto pagarle a un trabajador solo cuatro horas extras de 14 trabajadas en el mes? ¿Y es correcto pagar una suma antojadiza, por ejemplo, el 25%, cuando las horas extras deben pagarse el doble? ¿Es correcto hacer trabajar al personal sin indumentaria de seguridad alegando, por ejemplo, que han llevado a limpiar la ropa y el calzado y no se los han devuelto? En este último tiempo, hay personas que trabajaron más de tres meses sin chaleco de seguridad en una de las minas más importantes del país. Las contratistas hacen lo que quieren y las grandes empresas no monitorean cómo se desenvuelven mientras cumplan con el trabajo que deben entregar.
Hacer patria no es solamente vestirse de gendarme y esperar armado en la frontera que nadie invada un territorio; no es dar entrevistas alardeando de cuánto se ha contribuido al PBI del país; no es regocijarse porque en el año se ha cumplido con un cupo de responsabilidad social corporativa. Y, definitivamente, no es inflarse de orgullo y gritar que se está creando empleo, cuando en realidad están explotando a sus compatriotas en el siglo XXI.
Hacer patria no es vestirse de rojo ni de arcoíris enarbolando ideologías perversas en nombre de la igualdad; no es menospreciar a aquellos para quienes hay Dios y hay religión; no es unirse por conveniencia a quienes día a día intentan acabar con la familia; no es escribir un código de ética para cumplir con un requisito y luego olvidarlo porque, a fin de cuentas, infringir los valores éticos no tiene una pena legal, sino “solo administrativa”. Y, obviamente, no es enriquecerse ni sobrevivir pisoteando la dignidad de los demás.
Soy consciente de mi perfil bajo y de que mi red en esta plataforma es muy reducida. Sin embargo, sé que hay quienes pueden compartir este mensaje para que llegue a las personas correctas.
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Es lamentable que empresas serias y responsables a veces no se enteran de las graves deficiencias de sus contratistas, que calan en la gente, y suelen ser causa de generalizaciones negativas y reacciones —a veces violentas— contra la tercerización de labores, contra la empresa privada, y que algunos aprovechan para sembrar odio y lucha de clases.
Hay que estar atento a lo que ocurre en la empresa y de manera particular en sus contratistas. Eso sería una buena forma de hacer patria. Si lo que está sucediendo es por ignorancia, negligencia o abuso , es hora de que eso termine.
Junto a las celebraciones patrias, sería importante reflexionar sobre qué es hacer patria. No se hace patria tratando de transar y corromperse cuando se trata de bienes que no son negociables: Dios, el derecho a la vida desde la concepción, la familia, el matrimonio y el derecho a condiciones laborales justas para el trabajador.