En busca de la Felicidad eterna mediante la Esperanza
Gea, la Diosa Tierra engendró millones de años atrás a su hijo Urano, convirtiéndose éste en el dios del Cielo. Urano más tarde rodeó a su propia madre tierra uniéndose a ella como compañero en el horizonte. De dicha unión nacieron los 12 Titanes, los cuales fueron encerrados por el propio Urano en las profundidades de la Tierra.
La madre Gea, molesta por dicho comportamiento decidió poner en oposición a sus hijos contra su progenitor Urano, y es por ello por lo que Chronos el líder y más valiente de los hijos revelándose contra el padre decidió atacarle mientras dormía. De dicho ataque, nació la hermosa Afrodita (o Venus para los romanos) al caer la semilla de Urano de su miembro viril en los océanos cuando fue sorprendido. Urano maldijo a Chronos y los Titanes mientras huía para no volver nunca más.
Chronos gobernó durante años y terminó casándose con Rea diosa de la fertilidad y femineidad. Chronos temiendo que sus hijos lo destronasen como el hizo con su propio padre acababa devorándolos. Fue entonces cuando Rea ocultó a uno de ellos para salvarlos dándole a Chronos una piedra en su lugar.
Zeus el nombre de ese hijo salvo creció en Creta. Ya siendo un dios adulto, la madre y diosa Rea convenció a su esposo Chronos para que lo aceptase y el hijo que tuvo pudiera servirle. Zeus, ganándose la confianza de Chornos poco a poco, con el tiempo aprovechó la oportunidad de prepararle un brebaje con el objetivo de que vomitara a sus hermanos comidos al tomarlo. Cuando esto ocurrió y Chronos los expulsó de su cuerpo los hermanos tomaron a Zeus como a su líder pues al ser dioses no podían morir.
A la rebelión de los jóvenes dioses se les unieron titanes como Prometeo y Epimeteo. Tras varias batallas agónicas, el golpe de gracia fue cuando fingiendo Zeus y sus hermanos que huían en retirada para después emboscarles, consiguieron destronar a Chronos junto con todos sus aliados y enviarlos al Tártaro, menos al mejor guerrero y líder de los titanes bajo el mando de Chronos llamado Atlas a quien se le encomendó la ardua tarea de sostener el mundo por toda la eternidad. Más adelante quedaron otras escaramuzas como la lucha contra Tifón o contra los Gigantes. Sin embargo, Zeus ya tenía la guerra ganada.
Zeus como premio por la fidelidad a Prometeo y su hermano Epimeteo, le dio la orden de crear las especies mortales en el mundo recién creado. Prometeo viendo que su hermano se le adelanto en la creación de todos los animales de la Tierra, cayó manos al suelo y sus lágrimas bañaron la tierra formando el barro con el que moldeó al primer ser humano.
Prometeo siempre cuidó de los hombres, pues por ejemplo aconsejó a su hijo Deucalión en que creara un barco, ya que Zeus iba a poner fin a la Edad de Bronce con un gran diluvio. Pero su gran labor para con los hombres fue “robar” al Dios Zeus el conocimiento de cómo hacer el fuego y cómo utilizarlo para sacarle provecho, algo cuyo conocimiento solo sabían los Dioses.
Zeus cuando se enteró de la noticia, furioso por el discernimiento que tenían ahora los mortales castigó a Prometeo un ser inmortal a estar encadenado en el Cáucaso por toda su eternidad con el sufrimiento de que un águila le devoraría el hígado día tras día al regenerársele éste por su condición de Titán una vez fuera comido causándole arduo dolor. Solo décadas atrás sería rescatado Prometeo por Heracles (o Hércules) matando al águila y rompiendo sus cadenas. Hay reflejos de este castigo en vasijas griegas del año 600 a.c.
Pero Zeus no solo castigó a Prometeo por dicha traición, también puso el foco en los hombres con los cuales no tuvo una índole más afable.
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Para ello el propio dios creo una mujer moldeada con esmero con sus propias manos haciéndola realmente bella, decían que tenía un parecido muy similar a la diosa Afrodita hija del propio Urano a quien ya hemos nombrado. Y no solo eso, pues además de su hermosura, poseía una idiosincrasia que la hacía casi perfecta, pues su inteligencia, conocimiento, educación, afabilidad y gentileza, hacían de ella una mujer insuperable. Zeus la puso a los pies de Epimeteo para que éste la tomara como mujer. A pesar de los consejos de su hermano Prometeo conociendo a Zeus en que no aceptase nunca un regalo de los dioses, pues solo traería desgracia a los seres mortales que él mismo engendro con sus lágrimas, tierra y manos, el poder de la carne pudo con el espíritu de Epimeteo y no pudo resistirse a una mujer de tal analogía con la perfección. Prometeo decidió unirse a ella para tenerla.
En su matrimonio con Epimeteo, Zeus le regaló a Pandora una hermosa caja de oro y piedras preciosas, similar a su belleza. Pero le dijo que jamás podría abrir su contenido bajo ningún concepto. Sin embargo, sabiendo de su curiosidad, pues el mismo creó a Pandora, sabía que jamás podría resistirse a tal tentación. Y fue ahí, estando solas en su habitación conyugal tras haber yacido con su marido Epimeteo cuando abrió la caja y salieron de ella todo mal que está expandido por el mundo; la pobreza, el hambre, la envidia, la enfermedad, el sufrimiento, la locura, el vicio, la pasión, la tristeza, el crimen y la vejez. Asustada Pandora de lo acontecido por todo lo que salió de ella, cerro la caja dejando por último y sin salir dentro de la misma una hermosa llama seguramente azul al ser el más cálido de los fuegos. La Esperanza.
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Esta historia de la mitología griega sin duda alguna forma parte de la columna vertebral de nuestra cultura occidental y eso es imborrable. Recordemos que nuestra cultura europea ha estado sustentada por 3 pilares: La cultura Griega, el Derecho Romano y la Religión Católica, aunque sin duda alguna poco a poco todo ello se va diluyendo en algo más abstracto con el paso de los años.
Si analizamos el texto resumido lo mejor posible en la medida de mis conocimientos y posibilidades, la similitud con las religiones abrahámicas es muy estrecha, pues podemos asimilar Tártaro con el Infierno o el Hades, a Prometeo con el propio Dios al formar al hombre del barro, a Deucalión con el propio Noé, a Pandora con la propia Eva o la similitud la caja con la manzana o el fruto (pues no se dice nunca que fuese una manzana) dando luz verde al pecado original.
Pero en este contexto dando origen al motivo del escrito no es otro que el de La Esperanza, la cual es considerada como un bien que sirve de descanso y consuelo para la humanidad en medio de sus miserias, y es que dentro de toda la negatividad de este mundo y de los males que han ocurrido, ocurren y ocurrirán, La Esperanza es esa llama lo último que se pierde. Dicen los verdaderos eruditos, (no yo que no se nada) que Zeus la pudo dejar por dos motivos: o bien para darnos una última oportunidad pudiendo ser La Esperanza nuestra última salvación como último gesto de gratitud a Prometeo tras el castigo por lo que tanto le ayudó en su lucha contra los Titanes, o bien para vernos en un sufrimiento agónico del que quizás creamos que podamos llegar a erradicar todo mal de la Tierra pero nunca llegue a pasar y solo quiera vernos Zeus sufrir como venganza del favor que nos hizo Prometeo.
¿Y vosotros qué pensáis?, ¿es la Esperanza nuestro último baluarte que de verdad está ahí al final del túnel?, ¿o es una ilusión para continuar sufriendo en un mundo que nos muestra un rayo de luz pero tras destapar la cortina no hay nada?