EN DEFENSA DEL INTERÉS GENERAL

EN DEFENSA DEL INTERÉS GENERAL

El resultado de las elecciones generales en España del pasado 28 de abril invita a una reflexión sosegada sobre la necesidad de priorizar la defensa del interés general. El centro derecha hubiera cosechado mayoría absoluta de escaños en el Congreso de los Diputados y en el Senado si hubiera sido capaz de conformar candidaturas conjuntas bajo la fórmula de coaliciones electorales en determinadas provincias, en el caso de la Cámara Baja y en todas ellas en lo que respecta a la Cámara Alta. Desgraciadamente, han primado intereses cortoplacistas que más tienen que ver con alcanzar el pretendido liderazgo de la opción consevadora liberal que la firme defensa de la Constitución española y la mejora de nuestra economía. Por tanto, comparto la idea de que se ha producido un fenómeno de "canibalización" en el centro derecha liberal que ha provocado una holgada victoria del partido socialista, y con ello la pérdida de una gran oportunidad para corregir la deriva de inestabilidad política y económica que se acentuará en esta nueva legislatura, incrementando las tensiones territoriales y sociales en el conjunto de España. A su vez, la situación política en Cataluña y el éxodo masivo de insignes representantes políticos del partido Ciudadanos, sugiere cierta sensación de orfandad para muchos catalanes que acogieron el nacimiento y desarrollo de esta fuerza política como un partido refugio frente a las veleidades nacionalistas y al apacigüamiento de los gobiernos populares y socialistas. Es legítimo cambiar de aires pero sólo cuando la tormenta amaina. Sin embargo, la verbalización del hartazgo respecto del separatismo catalán transmite la idea de desistimiento, de abandono, de decaimiento, frente al totalitarismo exhibido por estos últimos durante el llamado "prusés", en una especie de entrega del testigo a otros probablemente menos capacitados para hacerles oposición. Aquí es donde radica a mi juicio, un segundo acontecimiento que explica la anteposición del interés individual o partidario al general, que en Cataluña consiste en estar del lado constitucionalista y de aquellos que han decidido continuar en territorio "hostil" política y socialmente hablando, debatiendo y confrontando con los responsables del fiasco económico y social en el que se ha instalado esta comunidad autónoma. Por eso, es deseable que a pesar de sendos errores, el centro derecha sea capaz de tender puentes de entendimiento para frenar en las urnas un ciclo socialista que se me antoja duradero de proseguir en la inquina personal en lugar de apostar por el interés general. Es cierto que la próxima cita electoral del 26 de mayo en la que se dirimen las elecciones locales, autonómicas (no en todas las comunidades) y europeas distorsiona la imagen que ofrecen los partidos en liza sobre futuras alianzas, pero no es menos cierto que una vez celebradas se impone recuperar el sentido común y la inteligencia necesarias para primar el futuro en democracia, libertad y bienestar en nuestro país por encima de cualquier otra consideración. No escoger ese camino nos arrojaría definitivamente por el precipicio al que todavía hoy seguimos asomados.

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