En espera...

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La semana pasada me tocó asistir a una clínica privada, el lunes a la guardia, el viernes al consultorio; y fue una experiencia por lo menos aleccionadora. El sistema de salud en Argentina ya no sangra, agoniza. Y los causantes de aquello es cada uno de los eslabones que lo componen.

Legisladores que no han trabajado en una actualización del PMO, que entró en vigencia en el 2002 y se suponía que en un primer momento duraría hasta diciembre del 2003. No fue así, sino que por medio de legislación y resoluciones se fue colocando parches para que no quedara atrás, aún así el fracaso es visible. Sin embargo sería insensible solo responsabilizarlos, ya que es un Congreso que sesiona mal, que ni siquiera tratan cuestiones dirimentes pero sí levantan la mano para el 25% de aumento de la dieta, sin importar en que costado del río se encuentran. 

Prepagas y obras sociales que tratan de contener las prácticas sin proporcionar las debidas coberturas, con la interpretación equivocada de que el PMO es el techo, cuando en realidad es el piso, las garantías mínimas que deben cubrir. La única alternativa que le queda al afiliado es acudir a una justicia con el ya archiconocido caballo de batalla, el amparo. 

Hospitales públicos carentes de insumos, clínicas privadas con turnos de acá a seis meses, empleados y telefonistas que atienden cuando recuerdan que deben hacerlo, v.gr. el mismo lunes en la sala de guardia un solo empleado atendía para que los pacientes se anunciaran, su compañero de la derecha se encontraba comiendo una colación de media mañana. Y esto no es un ataque, claro que tiene derecho a su colación, ahora bien, ¿el paciente no tiene derecho a ser atendido con celeridad si se trata de una urgencia o emergencia?

Nos acostumbramos a que no podemos tenerlo todo, a conformarnos, y eso es una mala, terrible costumbre. 

La pandemia fue un llamado que no respondimos, lo que sabíamos que sucedía, se transformaron en números y experiencias.

Médicos que emigran, o denuncian prepagas en redes sociales. 

El sistema agoniza, y hay mucho trabajo por hacer que no se está haciendo. La primera línea de batalla es renovar aquel plan, trabajando en conjunto con los avances de las ciencias médicas. 


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