En nuestra organización debe existir equipos de alto desempeño.
Como CEOs debemos preguntarnos ¿nos interesa que un colaborador “queme” su creatividad? La gerencia de antaño hablaba de “empleados” en el que cuestionaban las tendencias “requeridas” para la contratación como “tolerancia a la frustración”, “trabajo bajo presión” y “flexibilidad de horario” ¿Qué nos dicen esas frases? De forma elegante, reflejan que el trabajo es complejo, arduo y que posiblemente habrá momentos malos; la de hoy suele ser más sutil, reconociendo los triunfos de los colaboradores y siendo flexible ante las demandas de sus tiempos.
Varios estudios muestran que, en su mayoría, las personas de 18 a 29 años evalúan su vida como positiva. Si los jóvenes tienen esa felicidad, ¿Por qué quitársela con empleos en donde se les acostumbre a trabajar bajo presión y a que sean tolerantes a los malos tratos? Vamos por partes, la alta dirección considera a todos los directivos, CEOs y altos mandos de una empresa, organización pública o privada; mientras que los equipos de alto desempeño son aquellos que, sin tener puesto directivo, tienen la capacidad de tomar decisiones en beneficio de la empresa, es decir, dejan de operar como mandos medios para desarrollar soluciones a nivel directivo.
Los miembros de este tipo de equipos se caracterizan porque:
- Saben cómo llevarán a cabo las actividades, las comunican a los directivos y proponen soluciones.
- Son colaboradores con alta capacidad de ejecución, que se unen en equipos de pensadores o creadores para activar sus ideas y alcanzar los resultados proyectados.
- Conocen lo que hace la empresa, los objetivos del proyecto, la finalidad de su actividad y su remuneración o ganancia.