Entre Estar y Aportar

Por: Fernando J. Castellano Azócar

A menos que se sea modelo en alguna agencia de publicidad, a nadie lo contratan para solo estar.

Si algo se ha convertido en un reto para quienes lideran equipos de trabajo es adaptarse al esquema de trabajo remoto. En lo que podríamos llamar "la vieja normalidad", la relación interpersonal estaba basada en gran medida en la cercanía física. Quizás por herencia del esquema industrial de pago por hora trabajada, lo importante era demostrar el tiempo en el sitio por medio de las tarjetas de control de tiempo. Ese esquema evoluciona a la circunstancia de que si te pago por una cantidad de tiempo, debo garantizar que no se desperdicie ni un segundo de "mi" tiempo, es decir, eficiencia, para lo cual se implantan mecanismos de seguimiento y control, lo cual a su vez evolucionó a la medición de resultados de acuerdo a objetivos establecidos. Bajo esas circunstancias, no bastaba con simplemente estar, sino que además se necesitaba aportar valor, de manera de poder dejar claro la necesidad por la persona. Sin embargo, el estar seguía siendo una parte importante en la evaluación.

En los tiempos recientes se ha vuelto muy importante la propuesta de valor que representamos. Ya venía haciéndose cada vez mas importante el valor que agregamos a la organización, y la medida de ese aporte es lo que nos permite mantenernos y crecer. Y en estos tiempos de pandemia en los que la situación ha obligado a depender del trabajo remoto, ha desaparecido la parte correspondiente a la presencia física, por lo cual básicamente dependemos del valor que aportamos. Por ello se hace imprescindible entender muy bien cual es el objetivo de nuestro trabajo, cómo se mide el mismo, y en función de esos factores tener muy claro cual es la forma y medida en la que se espera que se concrete nuestro aporte.

Hoy en día el "estar" se ha vuelto invisible. Quizás llenamos nuestro día de reuniones para poder asegurar que estamos trabajando, ya que en los espacios intermedios sólo cada uno de nosotros sabemos lo que hacemos, pero lo que es indiscutible son los resultados que logremos con nuestra gestión. El sacrificio ya no tiene tanto impacto al ser transparente, por lo que cobra relevancia el trabajo inteligente, enfocado más en los resultados que en el tiempo invertido.