¿Eres de los que saltan a resolver un problema apenas lo tienen?

Los seres humanos estamos diseñados en nuestro cerebro más primitivo a reaccionar instintivamente a los problemas, antes era cuestión de supervivencia y el quedarse parado ante un depredador pues podía simplemente ser mortal.

¡Tener velocidad para resolver problemas es bueno! Esa velocidad hizo que prosperemos como especie. Sin embargo, los problemas que enfrentamos como sociedad moderna y en un ambiente profesional son distintos, más complejos y requieren que se puedan comprender a un nivel más profundo, sin embargo en la mayoría de veces nuestro cerebro nos gana y nos lleva a tratar de resolver!

El año pasado llevé un curso en el M.I.T. sobre innovación, en este curso se recalcaba mucho la importancia de entender un problema antes de intentar solucionarlo. Deben haber escuchado el dicho: “Si tienes definido un problema, entonces tienes el 50% resuelto”, pues, el M.I.T. soportaba con data esta teoría, pero también se hablaba sobre cómo a pesar que esto parece ser aceptado por la mayoría de profesionales, terminamos al final del día saltando a resolver un problema que aún no tenemos entendido completamente.

Definir bien un problema te ayudará a volverte más efectivo y eficiente en el uso de tus recursos. Ya sabes!!, antes de saltar a solucionar algo, piensa primero en si entiendes completamente el problema, si no es así, da un paso atrás y termina de entender! Esta práctica no solo optimizará tus esfuerzos, sino que también potenciará la calidad de las soluciones que propongas. En un mundo que valora la rapidez, la verdadera ventaja competitiva puede residir en la pausa reflexiva que precede a la acción. Así que la próxima vez que te enfrentes a un desafío, recuerda: el primer paso hacia la solución es una comprensión profunda y detallada del problema.