¿ERES JEFE O LÍDER?
Ya pasó a la historia eso de ser un jefe con mano dura y juzgar a las personas únicamente por su rendimiento, creer que la gente trabaja únicamente por el dinero; sin importar la persona, sólo su rendimiento; no hace falta agradecer, ni reconocer al trabajador por lo que hace, simplemente debe cumplir con las obligaciones, aquellas por las que se le paga. En Bolivia existen aún muchísimos jefes de este estilo, y son esos a los que sus colaboradores temen; que no es lo mismo que el respeto.
Existen unas cuantas empresas, que crecen y les va bien en el mercado, y una de las razones es precisamente el ejercicio de un liderazgo saludable. Pues no es lo mismo ser jefe que ser líder, y por cierto, tampoco existe una sola forma de liderar.
Podemos hacer una larga lista de estilos predominantes de liderazgo, que se combinan, desde el laissez-faire, hasta el liderazgo transformacional, más ligado al líder coach; y no es que uno esté bien o que otro esté mal, es simplemente cuestión de analizar el tipo de reacción más adecuada a la situación que como ejecutivos debemos enfrentar (liderazgo situacional) y responder de la mejor y más adecuada forma posible, a esto se le conoce como liderazgo de rango completo.
A continuación haremos un muy breve resumen de los principales estilos genéricos de liderazgo; con la salvedad que no son los únicos que existen y que es posible una serie de combinaciones. Trataremos de no hacer juicios de valor respecto sobre si tal o cual estilo de liderazgo es bueno o malo, simplemente describiremos sus principales características.
El liderazgo laissez-faire: Se refiere a dejar que los subalternos se ocupen de hacer las cosas (aquellas por la que se les paga), en la presunción que ellos deben saber cómo se hace y que tienen que hacerlo. Esta frase completa en francés es laisser-faire laisser passer, que literalmente se traduce como dejar hacer, dejar pasar. Dejar a los subalternos la absoluta libertad para tomar decisiones, puede ser riesgoso; sin embargo, habrán ocasiones en las que es conveniente provocar que así sea; es decir, empoderar a nuestros subalternos para que, progresivamente tomen decisiones cada vez de mayor importancia. Debemos recordar que una de las tareas más importantes de un líder es formar líderes. Otro riesgo del ejercicio de este tipo de liderazgo es la formación de robos, de autómatas que no puedan decidir los temas más insignificantes; lo más probable es que, en esos casos, el superior se convierta en un esclavo del trabajo y que se acostumbre a tomar absolutamente todas las decisiones. Puede que exista gente que así sea feliz.
Liderazgo natural: Se le llama también líder formal a aquel que cumple un rol jerárquico dentro de la organización; esta persona tiene la autoridad de dar instrucciones y reclamar el cumplimiento de las mismas, con la posibilidad de imponer sanciones por su incumplimiento; asimismo tienen, por su cargo, la autoridad, mas no necesariamente el respeto; es conveniente aclarar que el respeto no se puede imponer, el respeto se gana y, por lo general son los líderes naturales, quienes gozan de ese respeto de sus compañeros de trabajo.
Estos líderes naturales, por lo general no tienen un cargo jerárquico, pero representan ese “rol” a la perfección; tanto es así, que nadie lo cuestiona, sino que se toman sus recomendaciones y consejos como algo que hay que cumplir. Gracias a su buen desempeño en el día a día se convierten en los líderes naturales del equipo. Este tipo de liderazgo es muy apreciado por el grupo y debería ser también aprovechado por los líderes formales de toda organización para su promoción y armado de equipos de trabajo de alto desempeño.
Liderazgo autoritario: Como su propio nombre indica se basa en la autoridad del supuesto líder, y decimos supuesto porque una figura así, a la cual no se le discute ninguna de sus decisiones, simplemente por el cargo que ocupa, es más parecido a la figura del antiguo jefe autoritario que al líder moderno.
Este tipo de liderazgo está marcado por la falta de libertad para comunicarse dentro del grupo de trabajo y hasta los movimientos del mismo están sumamente restringidos. Todo recae y se centraliza en el líder (el mérito por los resultados y logros obtenidos), y también la responsabilidad de los errores (aunque en este caso suele derivarla sobre los subalternos).
Liderazgo carismático: Desde hace muchos años se liga al concepto de liderazgo el carisma de las personas. Este concepto está más relacionado con la simpatía que un individuo puede generar en el grupo de trabajo, pues esa simpatía le permite operar –consciente o inconscientemente- sobre los sentimientos, emociones y sensaciones positivas dentro del grupo.
Se le reconoce por una fuerte y hasta magnética personalidad; no es impositiva; sino más bien constructiva. El riesgo es que al basarse solamente en esa personalidad, podemos decir que todo gira en torno a este líder y esto puede traer consecuencias, al faltar la persona, porque si se va de la empresa o del grupo, las tareas o proyectos podrían tambalear a lo encontrar alguien que las lleve adelante con la misma energía.
Liderazgo democrático: Este tipo de líder se caracteriza por buscar la mayor participación posible de los miembros del equipo. La principal ventaja de este estilo de liderazgo es que con la participación de las personas, en la toma de decisiones y solución de conflictos, mientras más participan, se involucran y comprometen más con las decisiones llegadas por consenso. Genera un tipo de relación muy saludable, porque todos los miembros del grupo aportan sus puntos de vista e intervienen abiertamente en la conducción del grupo de trabajo; la responsabilidad se comparte, hasta cierto punto y el ambiente es de colaboración y todos los integrantes toman al líder como un modelo de referencia. En este modelo, el líder es un primus inter pares; que significa, primero entre sus pares. Su posición jerárquica, respecto de sus colaboradores es la de uno más del grupo, con la única diferencia 1que coordina las acciones que el grupo desarrolla. La premisa más importante es el diálogo constante, en el entendido de ir generando nuevos líderes dentro del grupo y de la organización.
Liderazgo burocrático: El fundamento y objetivo central de este tipo de líder, es cumplir a rajatabla las normas de la organización, por encima de lo que sea más conveniente para el grupo, o lo que cada uno necesite para poder llegar a los objetivos deseados. La política de la organización será siempre su guía más estricta, lo que conlleva a una rigidez absoluta en el modelo de gestión.
Es comprensible que en organizaciones grandes se deban establecer una gran cantidad de procedimientos, de manera tal que la estandarización de los mismos asegure resultados previamente establecidos y sean una guía sencilla para las personas que se integran a la organización; sin embargo, cuando las reglas deben cumplirse por las reglas mismas, en la mayoría de los casos se pierde el norte del objetivo, que puede ser: ser más eficientes, brindar un mejor servicio a los clientes internos o externos, lograr mayor rentabilidad, fidelizar clientes, etc.
Liderazgo orientado a las personas: Lo fundamental en este tipo de liderazgo son las personas, lo que se puede sacar de ellas, dónde pueden llegar y hasta dónde pueden crecer en la compañía con lo que lleguen a aportar. Este líder sabrá identificar las personalidades de los miembros de su equipo, agruparlos según sus capacidades y necesidades y hacerlos crecer exponencialmente.
Liderazgo orientado a la tarea: Este caso es el contrario al anterior ya que no priman las personas, ni hacerlas crecer, sino que lo más importante es aquello que hay que hacer, la tarea que hay que ejecutar, y hacerla de la forma más rápida, económica y eficiente posible, sea que esto lleve o no al crecimiento de las personas y del equipo en sí mismo.
Liderazgo de la felicidad: Este tipo de liderazgo se basa en la búsqueda constante de la felicidad. Si todo funciona bien, si el equipo se siente motivado, si la productividad es muy elevada y todo el entorno es satisfactorio es lo más parecido a la felicidad que podemos encontrar en el trabajo. Estos líderes basan su accionara en construir en positivo todo lo que puede afectar al grupo, al trabajo y al desarrollo de las labores. Estos líderes trabajan por el éxito del equipo y la satisfacción de los resultados. Es muy común este tipo de liderazgos en organizaciones no gubernamentales, donde los profesionales trabajan con un elevado sentido de compromiso y realización personal por la labor que realizan.
Liderazgo transformacional: Se considera a este tipo de liderazgo como uno de los más completos, pues trabajan desde la motivación personal de cada uno de sus colaboradores; hacen las veces de fuente de inspiración para sus colaboradores y sus premisas fundamentales son transformar, innovar y motivar al equipo, y de ahí, que su preocupación fundamental es la de lograr que sus colaboradores sientan un profundo sentido de realización personal por la labor realizada y con ello logran su crecimiento personal como individuos y como profesionales.
Liderazgo moral: Esta es una de las corrientes más modernas del liderazgo –desarrollado por Eloy Anello y Juanita Hernández- como respuesta a un imperativo de nuestros días; se basa en cambiar los actuales modelos mentales por marcos conceptuales (empezando por el concepto mismo de liderazgo), de manera tal que guíen el proceso de transformación personal en la dirección deseada. Considera, como base fundamental del liderazgo una orientación hacia el servicio, que potencie a aquellos a quienes se sirve, y que aquel que sirve se desprenda de la esperanza de recibir algún tipo de reconocimiento o recompensa por el servicio. La orientación del líder moral es la de convertir a la sociedad en un escenario cada vez más justo, partiendo de poner en práctica la justicia a partir de nuestras propias vidas y de nuestras acciones personales; encarar la responsabilidad de investigar y aplicar la verdad, partiendo de la convicción de la nobleza del ser humano y buscar la trascendencia del ser humano a partir del desarrollo y aplicación de las capacidades del ser humano por y para el ser humano.
Ahora que conoces un poco más sobre algunos de los estilos de liderazgo, podemos afirmar que no existen recetas universales; no existen fórmulas mágicas para lograr los resultados que más nos conviene. Quizás la pregunta que deberíamos hacernos es ¿Cuál es el estilo de liderazgo que aplico con mayor frecuencia? ¿Con qué estilo de liderazgo me identifico más? ¿Cuál me hace sentir mejor a mí a quienes me rodean? ¿Cómo puedo aplicar y adecuar algunos de estos estilos combinados, según mis características personales, las características de mi organización, de mi personal y mis metas y objetivos en el tiempo?
Consultor-Docente
6 añosQue buena clasificaciòn, gracias Josè. Hablando de Bolivia, destacarìa al liderazgo con carisma negativo, debido a que observamos como los lideres (polìticos en este caso) manipulan emocionalmente a sus seguidores y les llevan a mostrar actitudes de intolerancia y hasta violentas frente a quienes les cuestionan. Saludos!
Subgerente Nacional de Gestión del Talento Humano
6 añosExcelente articulo José. Muchas Gracias