¿Es difícil ahorrar?
Una definición sencilla del ahorro es dejar de gastar hoy para poder hacerlo en el futuro. El ahorro puede ser de corto, mediano o largo plazo y puede tener un fin específico (como comprar un bien o irse de vacaciones) o uno más general como enfrentar gastos en el retiro.
Existe una prueba muy famosa conocida como “la prueba del malvavisco de Stanford” que dirigió Walter Mischel a finales de los 60 y principios de los 70 (Para mayor referencia: Mischel, W., Ebbesen, E. B., & Raskoff Zeiss, A. (1972). Cognitive and attentional mechanisms in delay of gratification. Journal of Personality and Social Psychology, 21(2), 204–218). En resumen, en este estudio lo que hizo fue ofrecer niños que eligieran entre una recompensa inmediata (un malvavisco) o dos recompensas si esperaban 15 minutos (recibían dos malvaviscos). Este estudio ha sido polémico porque pretende explicar ciertas situaciones de autocontrol pero se le cuestionó por el entorno que tenían los niños.
¿Por qué menciono este estudio cuando hablo de finanzas personales? Porque eso es exactamente lo que sucede con el ahorro y las inversiones. Al ahorrar lo que haces es posponer una satisfacción inmediata para cubrir algo en el futuro. El ahorro más obvio es el orientado al retiro, en donde tal cual separas una parte de dinero en tu época productiva, de tal manera que cuando estés en el retiro y no tengas ingresos cuentes con recursos para cubrir tus gastos cotidianos. Una situación más común y frecuente son las emergencias o eventualidades. Piensa así, todo el tiempo hay que arreglar algo descompuesto en casa, atender una gripa no es algo que la gente tenga considerado, mucho menos algo más delicado o un accidente. Si cuentas con un ahorro para atender este tipo de gastos no tendrías un desbalance en tus finanzas personales. Al igual que en el estudio de los malvaviscos, mucha gente prefiere gastarlo ahora que guardarlo para un futuro incierto por su propia naturaleza.
Finalmente, en todos los casos el ahorro es tu dinero y tú lo terminarás gastando. Pero entonces ¿por qué nos cuesta tanto trabajo ahorrar? A continuación, les expongo algunas causas y consejos para poder ahorrar correctamente.
1. No te gusta sentirte “a dieta”.
¿Cuál es la diferencia entre comer saludable y estar a dieta? En cuestiones de semántica prácticamente es lo mismo. Cuando alguien está a dieta es porque se está privando de algo y que no puede comerlo mientras dura ésta. Se acaba la dieta y el hábito anterior regresa. Con el ahorro pasa algo similar, esa restricción de no poder gastar su dinero “en el momento que quiera” genera ansiedad a algunos. Si es tu caso, recuerda que eso recursos son tuyos y que el futuro los podrás utilizar en lo que tú quieras.
2. No saber cómo ahorrar cuando se están pagando deudas.
Este posiblemente es uno de los principales dilemas al que te podrías enfrentar. ¿Qué “conviene” más? ¿pagar deudas y luego ahorrar? ¿ahorrar y no priorizar el pago de deudas? Depende y creo que esta respuesta no es de blanco o negro, de una u otra. Evidentemente si el interés que se paga de la deuda es muy alto será importante pagar lo más que se pueda para que cueste menos. El consejo que daría en cualquier caso es hacer el ejercicio de “pagar” tu ahorro antes del pago de la deuda. Hace algunos meses tuve la oportunidad de ayudar a alguien a reducir su deuda, los intereses que dejó de pagar se convirtieron en la base de su ahorro. Ahora usa su tarjeta de crédito con mayor responsabilidad, no paga intereses y está empezando a buscar opciones de inversión.
3. No contar con un plan para contingencias/emergencias/accidentes/gastos inesperados.
En la vida diaria hay una gran cantidad de sucesos que no podemos anticiparnos pero que debemos estar preparados para afrontarlos o bien transferirlos. Un ejemplo muy sencillo es si tienes auto siempre existirá la posibilidad de chocar o que te choquen o que te roben el auto. ¿De qué manera reconoces ese riesgo y lo transfieres? Comprando un seguro de auto. De esa manera en caso de tener un accidente sabes que no tendrás que utilizar recursos que tenías para otro fin. El problema es que no hay un seguro para todas esas contingencias o emergencias. El consejo es que tengas un ahorro fijo para este tipo de situaciones. El reto es que se utilice únicamente en casos de eventualidades y no en cualquier pretexto que se te ocurra.
4. No tienes una meta en específico.
Tener algo que te motive e impulse es una buena manera para ahorrar. Entiendo la lógica de mejor gastar hoy en algo que me dé satisfacción ahora y no en el futuro que quien sabe qué pase. Si te planteas una meta será más fácil entender para qué estás separando tu dinero. Inicia con algo pequeño y ve generando el hábito. Cuando te des cuenta ya tendrás varias metas de corto y largo plazo.
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